¿QUIÉN MATÓ A LAURA STARR?

Por Tish Verdure

Jamás me creí la historia sobre Dada. No obstante, no pude decir nada al respecto. Mi padre necesitaba un punto y final, no una herida abierta. La policía no me hubiera escuchado. Fingían buscar a Dada por todo el país, aunque en realidad nadie quería encontrarlo. Si regresaba, habría preguntas, y era mejor que las respuestas siguieran enterradas junto con el cadáver.

Es fácil creer en el mal. Es fácil reconocerlo. El demonio negro vino a la ciudad y se llevó a una chica para sacrificarla, y luego subió a un sucio tren de regreso a las tierras salvajes. Ése es el tipo de fábula que solían contarnos en la iglesia. A la gente de por aquí le gusta creer que el bien y el mal son tan simples como el blanco y el negro. Los buenos llevan la cruz. Los malos no. Los malos son los extraños. Es mucho más duro aceptar que el mal puede vivir entre nosotros. Tu vecino. Tu profesor. Tu amigo.

¿El acosador? Nadie quería saber nada de él. Dada no era quien se paseaba por los patios de las escuelas y deslizaba notas horribles en la taquilla de Laura. Él no le enviaba amenazas por correo. No importaba. Si Dada la mató, ¿para qué buscar a un acosador? Si Dada la mató, la ciudad estaba de nuevo a salvo. Los padres podían volver a respirar tranquilos. Los chavales podían seguir enrollándose en el parque. Eso es lo que todos queríamos.

Así que lo dejé estar, aunque sabía que era mentira. Aunque sabía que había un asesino entre nosotros. Desconocía su rostro, pero estaba segura de que lo conocía.

Esperaba que algún día la verdad saliera a la luz, pero no era algo que dependiera de mí.

Jonny se lo tomó a pecho. Sentía que me había fallado. Se echó la culpa de lo sucedido; había dejado escapar a Dada. Los médicos se ocuparon de su mandíbula, pero a partir de entonces su rostro adquirió una apariencia imperfecta, levemente deformada. A mí me gustaba. Lo hacía más humano. También le hacía parecer mayor. Más duro. Como la cicatriz en su cara causada por el anillo de Dada, recordatorio de que podías luchar y perder, pero jamás vencer si no intentabas luchar por ello. Empecé a ver al hombre con quien viviría. A quien amaría. Con quien me casaría.

Lo raro es que supe que iba a ser policía antes que él mismo. La experiencia vivida con Laura, Peter y Dada le cambió. Y también a Ray. jamás le dije que no me fiaba de Ray, que nunca lo había hecho, ni por un instante. Pero Jonny había encontrado a alguien a quien tomar como ejemplo, de la forma que una vez esperó seguir el de su padre. Siempre pensé que sería mejor policía que Ray, porque éste sólo pensaba en su propio bien. Jonny era diferente. Lo era porque ese año se llevó consigo algo de él, y ésa era una forma de recuperarlo.

No lo logró. Cuando pierdes algunas cosas, es para siempre.

La vida sigue, para bien o para mal, aunque a veces, en silencio, la mente viaja al pasado. En realidad, nunca superé ese verano. Nunca volvimos a hablar de ello, pero cargué con él todos los días de mi vida. Y sabía que él también.

Jamás volví al parque. Ni al lago. No quería recordar. Aun así, habría días, mientras conducía por la carretera que bordeaba el refugio del parque natural, en que miraría hacia abajo, hacia el corazón de los árboles, y de nuevo tendría diecisiete años. E iría descalza. Con el bate de béisbol en mis manos.

Ojalá pudiera contarle a Jonny lo que de verdad sucedió esa noche.