Sábado, 1 de Octubre de 1977
El siguiente titular apareció en la parte inferior de la primera página de The New York Times:
LA SEÑORA DAWSON
CONTRATA A UNOS INVESTIGADORES,
INSATISFECHA CON EL TRABAJO DEL FBI
Sábado, 8 de Octubre de 1977
Dos botones les mostraron la suite de recién casados.
Sobre el escritorio de la salita había un ramo de claveles y de rosas, una gentileza de la dirección. Jenny le hizo oler su fragancia: primero, una rosa; luego, un clavel; y seguidamente, una rosa y un clavel juntos.
Más tarde hicieron el amor, sin prisas, deleitándose en lo que más le gustaba a cada uno. Paul tenía la sensación de flotar en ella y a Jenny le ocurría lo mismo; él en ella, y ella en él. Fue una experiencia completa y enriquecedora; cuando terminaron, se sintieron saciados y satisfechos.
Tumbados boca arriba, cogidos de la mano y con los ojos cerrados, permanecieron un rato en silencio.
—Esta vez ha sido diferente —dijo ella rompiendo el silencio.
—Pero no ha estado nada mal. Por lo menos, para mí.
—¡Oh, no!, en absoluto; para mí tampoco.
—¿Entonces?
—Ha sido… diferente. No lo sé. Creo que, en cierta forma, es posible que hayamos ganado en intensidad; pero también hemos perdido algo, no había inocencia esta vez.
—Nunca volveremos a ser inocentes.
—Me temo que así es.
Paul pensó que eran asesinos, hijos de los años setenta, hijos e hijas de la gran era de la máquina, supervivientes.
Se dijo, enfadado consigo, que ya estaba bien, que ya era suficiente. Eran asesinos, pero hasta los asesinos podían aferrarse a un poco de felicidad. Más importante todavía, hasta los asesinos podían dar un poco de felicidad. ¿Y no era esto lo máximo que cualquiera podía hacer en esta vida?, ¿ofrecer un poco de felicidad?
Pensó en Mark; el certificado de defunción falso, la pequeña tumba junto al ataúd de Annie…
Se volvió de nuevo hacia Jenny, la tomó en sus brazos y dejó que el mundo se encogiese hasta quedar reducido al tamaño de sus dos cuerpos.
* * *