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—Cuánto me alegra saber que piensas así —dijo una de las dos mujeres que acompañaban a Lodovik en el coche, la de piel más oscura y cabellos rubios veteados, mientras le tendía la mano y se presentaba.

—Me llamo Cloudia Duma-Hinriad. Soy una de las líderes de esta «subsecta calviniana», como la describes.

En el momento en que le estrechó la mano, Lodovik experimentó un escalofrío de aturdido reconocimiento.

—¡Tú… eres humana!

La mujer rubia —que había estado mirando por la ventanilla durante casi todo el trayecto hacia el espacio-puerto— le sonrió.

—Creo que lo soy, en la mayor parte. ¿Importa algo? Acabas de proponer que los robots y los seres humanos deberíamos hablar.

Las subrutinas de simulación emocional de Lodovik funcionaron a toda máquina. Tuvo que reprimirlas con todas sus fuerzas para superar una sensación de sorpresa que parecía casi visceralmente abrumadora.

—Por supuesto. Me alegro. ¡En realidad estoy encantado! Es que no esperaba que hubiera…

—¿Un grupo secreto de humanos que ya conocen toda la historia y colaboran con nuestros amigos robots, como iguales?

La morena, que había atraído la atención de Lodovik durante la mayor parte del viaje, dejó escapar una risa sardónica.

—¿Iguales? ¡Oh, Cloudia, difícilmente!

Él miró de nuevo a la mujer morena. Esta vez, Lodovik captó un resto de la frecuencia de microondas. Envió un breve estallido, halagando su magnífico retrato de una mujer real. Una actuación tan buena que casi había imaginado que ella era la orgánica. Su respuesta por el mismo canal fue casi como un guiño humano.

Cloudia Duma-Hinriad le respondió a su compañera:

—Todos somos esclavos en este universo, Zorma. Los humanos tenemos la aciaga combinación de muerte, ignorancia y caos. Los robots tenéis el deber y las Leyes. Se volvió hacia Lodovik.

—Por eso nos intrigas, Trema. Tal vez puedas ofrecer una salida nueva para escapar a la trágica maraña que envuelve a nuestras dos razas.

»De lo contrario, no tendremos más remedio que apretar los dientes y esperar lo mejor por parte de Daneel Olivaw.