36

Sinter se paseaba en su pequeño estudio ante la imagen mural de la galaxia, con sus veinticinco millones de mundos habitados marcados en rojo y verde. Apenas irguió la cabeza cuando entró Vara Liso. Ella bajó la barbilla y encorvó los hombros. Lo que veía en Farad Sinter era tan temible como estimulante. Nunca lo había visto tan calmo y firme; no había el menor indicio de hosquedad e insolencia, esos falsos adornos del liderazgo que usaba con frecuencia. Parecía confiado y fríamente furioso.

—Ahora comprendo que te has equivocado totalmente con esta búsqueda —dijo—. Sólo he conseguido mentálicos humanos… casos curiosos, sin duda, pero no lo que queremos o necesitamos.

—Yo estaba…

Él alzó la mano para tranquilizarla.

—No te acuso de nada. No tenías nada con qué trabajar. Ahora tenemos algo, quizás algo ínfimo… pero más de lo que teníamos antes. He interceptado a un hombre llamado Mors Planch. Dudo que hayas oído hablar de él. Es un sujeto muy competente con muchas aptitudes, entre ellas la ingeniería. Entiendo que sobrevive arreglando cosas.

Liso enarcó las cejas, indicando dócilmente que ignoraba adónde iba todo esto.

—Le seguí el rastro al enterarme de que Linge Chen lo había contratado para buscar privadamente a Lodovik Trema. Planch está en Trantor. He hablado con él.

Liso había oído hablar de Trema. Enarcó aún más las cejas.

—Él encontró a Trema pero no se lo entregó al comisionado. Mis agentes se enteraron de ello. Toda esa cháchara acerca de la muerte de Trema, de su valerosa muerte al servicio del emperador… mejor dicho, la Comisión de Seguridad Pública… puras pamplinas. Todavía está con vida. Mejor dicho, todavía está funcionando. No puede estar con vida.

Liso bajó las cejas y frunció el ceño. Sinter disfrutaba de esta oportunidad de exponer sus planes y triunfos. Estaba radiante, y ella vio entre sus emociones una cola cometaria perlada que ascendía hacia las constelaciones de máximo poder. Esta imagen le dio escalofríos.

—Sobrevivió cuando todos los que iban en su nave perecieron en un flujo de neutrinos.

—¿Qué es eso? —preguntó Liso.

—Nada que nos concierna. Invariablemente fatal. Allá entre las estrellas, en el espacio normal. Sobrevivió. Planch lo encontró, milagrosa o muy habilidosamente. Un hombre competente. Me gustaría tener su talento a mi servicio. Es posible que eso ocurra, pero dudo que Linge Chen le permita vivir cuando descubra que lo ha traicionado. Planch tiene ciertas nociones obsesivas de justicia, y parece que otro interesado en Trema apareció en escena y le pagó más que Chen… así que Planch pudo vengarse de Chen y Trantor por haber arruinado Madder Loss. Un despreciable y revoltoso Mundo del Caos.

Vara Liso sacudió de nuevo la cabeza. No sabía nada de esas cosas, ni le interesaban. Tiritaba de sólo pensar en la muerte entre las estrellas, en ese vasto cielo abierto, lejos de todo interior reconfortante. No consideraba una hipernave como un ámbito, sino como un féretro provisional.

—Cuando Planch entregó a Trema a cierto hombre en Madder Loss, él grabó secretamente lo que sucedió. De algún modo, la grabación no fue detectada. Me pregunto por qué. —Se rascó la mejilla un instante, mirando a Liso intensamente. Liso se encogió de hombros. Ella no tenía explicación—. Planch no recuerda la entrega misma. Pero la grabación muestra una reunión… Permíteme reproducirla.

Sacó una pequeña máquina e insertó la grabación —seguramente un duplicado, pensó ella— en la ranura. Alrededor de ellos apareció una escena tridimensional, muy convincente salvo por la leve pérdida en resolución. Liso vio a los dos personajes, aparentemente dos hombres, desde la perspectiva de Planch. Reconoció a uno como Lodovik Trema; el otro era alto, esbelto, elusivamente apuesto. Desde luego, ella no podía leer claramente sus emociones, pero tenía la clara impresión de que algo no estaba del todo bien. Esa conversación le provocaba escalofríos.

Lamento decir que usted pronto olvidará lo que vio aquí, y su intervención en el rescate de mi amigo.

—¿Amigo?

Sí. Hace miles de años que nos conocemos.

La grabación terminaba en un viaje en taxi.

Sinter la miró con curiosidad.

—¿Un fraude, una broma? —preguntó ella.

—No. La grabación no es falsa. Planch encontró a Lodovik Trema con vida. Es un robot. Este otro hombre… también es un robot. Un robot muy viejo, tal vez el más viejo de todos. Quiero que estudies esta grabación. Que aprendas a conocer a estos robots humaniformes. Uno de ellos es un mentálico, o ambos. Tú tienes talento para reconocerlos. Luego te enviaremos nuevamente de cacería. Encontrarás a los Eternos. Luego tendré algo para mostrarle al emperador. Pero por ahora tengo a Planch y su cinta, y eso puede llevarnos muy lejos, Vara.

Sonrió efusivamente. Mientras caminaba, se había acercado a ella, y la estrechó espontáneamente con un brazo. Ella lo miró desconcertada, y él le puso la grabación en la mano. Ella la sostuvo con dedos tiesos.

—Estudia —ordenó Sinter—. Esperaré el momento adecuado para convencer a Klayus de que hemos dado con algo.