27

Aunque se presentaría solo ante la Comisión de Seguridad Pública, Hari sabía que necesitaba asesoramiento legal. Eso no le impedía aborrecer sus reuniones con su abogado, Sedjar Boon.

Boon era un experto con buena reputación. Se había formado en la municipalidad de Bale Nola, en el sector Nola, con instructores que tenían muchas décadas de experiencia en sus tratos con las tortuosas leyes de Trantor, tanto imperiales como civiles.

Trantor tenía diez constituciones formales y muchos otros conjuntos de leyes destinados a las diversas clases de ciudadanos; había literalmente millones de comentarios en decenas de miles de volúmenes acerca de cómo interactuaban los conjuntos de estatutos. Cada cinco años había en todo el planeta nuevas convenciones para enmendar y actualizar las leyes, y muchas se transmitían en vivo, como acontecimientos deportivos para deleite de los miles de millones de Grises, que disfrutaban de los procedimientos legales polvorientos y detallados mucho más que de los deportes. Se decía que esta tradición era tan antigua como el Imperio, quizá más.

Hari agradecía que algunos aspectos del derecho imperial fueran privados.

Boon extendió los resultados de su nueva búsqueda en la oficina de la biblioteca de Hari y miró la Radiante Prima enarcando las cejas. Hari esperó pacientemente a que el abogado alineara y sintonizara sus autoescribientes y lectores de librofilmes.

—Lamento que esto demore tanto, profesor —dijo Boon, sentado frente a Hari—. El caso de usted es único. Hari sonrió y asintió.

—Las leyes por las cuales usted ha comparecido ante la rama judicial de la Comisión de Seguridad Pública se han modificado cuarenta y dos mil quince veces desde que se crearon los códigos, hace doce mil cinco años —dijo Boon—. Hay trescientas versiones modificadas que aún se consideran vigentes, activas y relevantes, y a menudo se contradicen entre sí. Se supone que las leyes se aplican igualmente a todas las clases, y se basan en el derecho ciudadano… pero huelga aclarar que la aplicación es diferente. Como la Comisión de Seguridad Pública ha asumido su carta fundacional bajo el canon imperia1, puede escoger cualquiera de estos conjuntos de códigos. Sospecho que lo juzgarán bajo diversos conjuntos al mismo tiempo, como un meritócrata o un excéntrico, sin revelar los conjuntos específicos hasta que el juicio esté en marcha. He escogido los conjuntos más probables, los que brindan a la Comisión el mayor margen de maniobra. Aquí están las cifras, y he tomado fragmentos de librofilmes para su estudio…

—De acuerdo —dijo Hari sin entusiasmo.

—Aunque sé que ni siquiera se molestará en mirarlos, ¿verdad, profesor?

—Tal vez no —admitió Hari.

—A veces usted parece increíblemente renuente, si me permite decirlo.

—La comisión me juzgará como le venga en gana, y el resultado será el que le resulte más conveniente. ¿Alguna vez hubo la menor duda sobre eso?

—Nunca —contestó Boon—. Pero usted puede invocar ciertos privilegios que podrían postergar indefinidamente la ejecución de cualquier sentencia, sobre todo si uno de los conjuntos incorpora la independencia de la Universidad de Streeling, en base al Tratado de los Meritócratas y el Palacio de hace dos siglos. Y usted enfrenta cargos de sedición y traición… treinta y nueve cargos, por el momento. Linge Chen podría lograr que lo ejecutaran.

—Lo sé. Ya me las he visto con los tribunales.

—Nunca bajo el dominio del comisionado mayor. Se sabe que es un refinado y astuto conocedor de la jurisprudencia, profesor.

El informador del escritorio de Hari campanilleó, y un mensaje de texto rodó por su pequeña pantalla. Era una lista de reuniones para la semana, la más importante de las cuales se celebraría en menos de una hora, con un estudiante y matemático extranjero llamado Gaal Dornick. Boon aún hablaba, pero Hari alzó la mano. El abogado calló y se cruzó de brazos, esperando que su cliente llegara a una conclusión.

Hari cogió un ordenador de bolsillo con sus manos cubiertas con las manchas de la vejez; realizó algunos cálculos. Puso el ordenador en su nicho junto a la Radiante Prima. Los resultados proyectados llenaban la mitad de la pared trasera de la habitación y eran muy bonitos, pero no significaban nada para Boon.

Significaban mucho para Hari. Se agitó y se puso de pie, caminando frente a una falsa ventana que mostraba las campiñas al aire libre de su mundo natal de Helicon. Si uno hubiera sabido dónde mirar en la falsa ventana, a lo lejos habría visto al padre de Hari cuidando unas plantas manipuladas genéticamente para producir sustancias farmacéuticas. Hari había traído esa imagen desde Helicon décadas atrás, pero sólo la había enmarcado hacía un año. Miró esa figura perteneciente a un tiempo y un espacio lejanos, arrugó el entrecejo.

—¿Quién es el mejor abogado de su personal? —preguntó—. No demasiado caro… no tanto como usted… pero igualmente bueno.

Boon se echó a reír.

—¿Está pensando en cambiar de abogado, profesor?

—No. Un importante miembro de mi personal llegará pronto, un excelente y joven matemático. Lo arrestarán de inmediato, por su asociación conmigo. Sin duda necesitará un abogado.

—Puedo encargarme también de él, profesor… con poca diferencia en los honorarios, si eso le preocupa. Si los casos son paralelos…

—No. Linge Chen me cercará por todas partes, pero al final no me tocará. Necesitaré proteger a mi mejor gente para continuar una vez que los comisionados pronuncien su sentencia.

Boon frunció el ceño y extendió una mano.

—Profesor Seldon, su reputación de profeta es demasiado conocida para mi comodidad profesional. ¿Pero cómo, en nombre del cosmos, pudo saber esto sobre el comisionado mayor?

Hari lo miró con ojos desorbitados, y Boon se inclinó hacia delante, obviamente preocupado por la salud del anciano.

Hari respiró y se relajó.

—Es un momento cúspide —dijo—. Podría explicárselo, pero lo aburriría tanto como a mí me aburre esta jerigonza legal. Lo tolero y lo valoro porque sé que conoce su profesión, abogado. Por favor, toléreme en los mismos términos.

Boon apretó los labios y entornó los ojos.

—El hijo de mi socio, Lors Avakim, es un joven avispado. Ha trabajado durante años en derecho constitucional imperial, con especialidad en casos adjudicados por la Comisión de Seguridad Pública.

—Avakim… —Hari esperaba que se mencionara ese nombre. Eso simplificaba las cosas. Sabía que Boon era un buen letrado, pero sospechaba que no era tan independiente como cabía desear. Lors Avakim aspiraba a formar parte de la división legal del Proyecto Enciclopedia. Había presentado su solicitud el año pasado. Era idealista, fresco, aún no estaba corrompido. Hari dudaba que Boon conociera su contacto con el Proyecto—. ¿Tiene la habilidad suficiente para evitar que mi matemático tenga problemas con estos bufones?

—Creo que sí —dijo Boon.

—Por favor anótelo en la cuenta legal del Proyecto para el estudioso y matemático Gaal Dornick, recién llegado a Trantor. Me temo que tendré que interrumpir prematuramente nuestra reunión de hoy, doctor. Debo prepararme para reunirme con Dornick.

—¿Dónde se aloja él? —En el hotel Luxor.

—¿Y cuándo lo arrestarán? —preguntó Boon con una sonrisa irónica.

—Mañana —dijo Hari, tosiendo en el puño—. Disculpe. Debe ser el polvo de estos libracos de derechos. —Señaló los librofilmes.

—Desde luego —dijo Boon con tolerancia.

—Gracias —dijo Hari, señalando la puerta de la oficina. Boon recogió sus materiales, abrió la puerta, se volvió hacia Hari Seldon—. El juicio será dentro de tres semanas, profesor. No es mucho tiempo.

—Durante una Crisis de… —Hari se interrumpió. Casi había dicho «Crisis de Seldon»—. Durante un tiempo cúspide, abogado, pueden suceder muchísimas cosas en sólo tres semanas.

—¿Puedo hablar con franqueza, profesor?

—Desde luego —dijo Hari, aunque su tono implicaba que más le valía ser breve.

—Usted parece despreciar mi profesión, pero sostiene ser un estudioso de los flujos y reflujos culturales. El derecho es el marco, la anatomía estable pero creciente de cualquier cultura.

—Soy un hombre limitado, abogado. Tengo muchas lagunas. Cuando me equivoco, es mi ferviente deseo que otros miembros de mi personal vean lo que yo omito, y corrijan mis errores. Hasta pronto.