ESPACIOS DE SIMULACIÓN —… podían presentarse problemas de personalidad. Todo simulacro que conociera sus orígenes recordaba que no era el original, sino una nube de dígitos. Lo único que le brindaba sentido de la identidad era la continuidad, la constancia de un patrón. En las personas reales, el «algoritmo real» se ejecuta mediante la activación de sinapsis, la vibración de los nervios, la continuidad en la danza de causas y efectos.

Esto planteaba un problema crítico en la representación de mentes reales, un tema sometido a un profundo aunque desgastado tabú a fines del Imperio. Los simulacros realizaron gran parte del trabajo relacionado con este problema profundo, con mucho dolor simulado. Para ser «ellos mismos» tenían que experimentar una vida que los guiara, de modo que se vieran a sí mismos como el punto móvil del final de una larga y compleja línea trazada por su yo total, en una evolución prospectiva.

Tenían que recordarse a sí mismos, con sus dramas internos y externos, para elaborar una narración profunda que les diera identidad. Esto sólo resultó posible en aquellos simulacros derivados de personalidades que poseían una firme formación filosófica.

Enciclopedia Galáctica