Hari Seldon miró las imágenes y contempló los ríos de datos.
—Voltaire sufrió una tormenta de recuerdos. Y mire las implicaciones.
—Eh, ya veo —dijo Marq, mirando el torrente sin comprender.
—Ese promontorio, un nódulo de memoria acerca de un debate que tuvo con Juana hace ocho mil años.
—Alguien usó antes estos simulacros.
—Para un debate público, sí. La historia no sólo se repite, sino que a veces tartamudea.
—¿La Fe contra la Razón?
—La Fe y los mecánicos contra la Razón y la voluntad humana —dijo Seldon, como si lo leyera directamente en los complejos numéricos. Marq no podía seguir la conexión a suficiente velocidad—. Una sociedad de aquella época sufrió una división fundamental relacionada con las inteligencias artificiales y sus… manifestaciones. —Marq detectó un destello elusivo en el rostro de Seldon. ¿Ocultaba algo?
—¿Manifestaciones? ¿Como los tiktoks?
—Algo parecido —dijo rígidamente Seldon.
—Voltaire está a favor de…
—En esa época estaba a favor de la efervescencia humana. Juana estaba a favor de la Fe. Lo cual significaba… bien, tiktoks.
—No entiendo.
—Se consideraba que los tiktoks, o formas más elevadas de ellos, odian guiar a la humanidad.
Seldon parecía incómodo.
—¿Los tiktoks? —exclamó despectivamente Marq.
—O… formas más elevadas.
—¿Sobre eso debatían Voltaire y Juana hace ocho mil años? Entonces estaban fabricados para eso. ¿Quién ganó?
—Borraron el resultado. Creo que se convirtió en un tema irrelevante. No pudo fabricarse ninguna inteligencia artificial que pudiera guiar a la humanidad.
Marq asintió.
—Tiene sentido. Las máquinas nunca serán tan listas como nosotros. Para tareas cotidianas, seguro, pero…
—Sugiero borrar el complejo de memoria encastrada —dijo Seldon—. Eso eliminará la capa que interfiere.
—Si usted cree… Sin embargo, no sé si podemos desconectar todos los enlaces que llevan a esos recuerdos. Estos simulacros usan invocación holográfica, así que está alojada…
—Para obtener los resultados que desea en este inminente debate, es crucial. También podría haber otras implicaciones.
—¿Como cuáles?
—Los historiadores podrían explorar simulacros como estos en busca de datos perdidos acerca del pasado remoto. Querrían el acceso. Impídalo.
—Oh, seguro. No permitiríamos que los usara cualquiera.
Seldon miró los cambiantes dibujos.
—Son complejos, ¿verdad? Mentes realmente profundas, subyoes interactuantes. No entiendo cómo la sensación de identidad permanece estable. ¿Cómo es posible que sus mentalidades no se desmoronen?
Marq no podía seguirlo, pero respondió:
—Supongo que los antiguos conocían algunos trucos que ignoramos.
Seldon asintió.
—Así parece. Aquí hay una idea posible…
Se puso de pie y Marq se levantó.
—¿No podría quedarse? Sé que Sybyl quisiera hablar…
—Lo lamento, debo irme. Cuestiones de estado. —Ah, bien, gracias por… Seldon se fue antes que Marq pudiera cerrar la boca.