EL MERCADER DE VENECIA
1
Hasta la «New Cambridge Edition» de J. D. Wilson (1926) no se había resuelto la probable duplicación Salarino/Salerio que se observa desde la primera edición de 1600. Para Wilson se trataba de un mismo personaje, y el que en las primeras ediciones aparezca el nombre de Salarino hasta III.ii y a partir de ahí el de Salerio, se debe seguramente a que Shakespeare decidió cambiar el uno por el otro, pero no llegó a hacer las correspondientes correcciones en las escenas precedentes. Las ediciones autorizadas posteriores adoptan la solución de Wilson y, en consecuencia, reducen ambos personajes al de Salerio. La excepción es la reciente edición de M. M. Mahood, que distingue entre ambos. Curiosamente, aunque Mahood sostiene que no tiene por qué haber error de duplicación, también reconoce que puede tratarse del mismo personaje. Pero, partiendo de esas premisas, se llega a la conclusión de que es más sencillo reducirlos a uno solo, como se venía haciendo desde Wilson.
Túbal y Yésica son nombres judíos que proceden, como casi todas las alusiones bíblicas de la comedia, del Génesis, así como el nombre de Cus, el judío mencionado por Yésica en III.ii.
El nombre de Shylock sigue siendo de origen incierto. Una posible fuente podría ser la History… of the Jews’Commonweal de Joseph Ben Gurion, traducida al inglés en 1595, en la que se menciona a un jefe hebreo llamado «Shiloch». Además, en la Biblia inglesa, aparece «Shiloh» (Génesis, 49, 10), que, curiosamente, significa «Mesías».
El nombre de Nerisa está basado en «nera» (negra, en italiano), seguramente para indicar el color de su pelo en contraste con el de Porcia, que es rubio. «Lanzarote» es, irónicamente, el nombre del famoso héroe artúrico. El nombre «Gobo» parece proceder del adjetivo «gobbo» (en italiano, jorobado), pero también puede tener su origen en «Il gobbo di Rialto», escultura veneciana de Pietro Grazioli da Sato, de mitad del siglo XVI.
3
En el original «ports, and peers [piers], and rodes [roads]». En su Explorations in Shakespeare’s Language (London, 1962, pág. 272), H. H. Hulme advierte que la colocación de «piers» entre los otros dos términos aconseja prescindir de su sentido moderno de «muelle» o «malecón»: Hulme demuestra que en inglés isabelino «pier» también tenía el sentido de «bahía», que concuerda semánticamente con los otros dos términos y apoya la idea general de buscar protección.
18
El Dr. Johnson sospechaba una transposición del cajista en «water theeves, and land theeves» (ladrones de agua y ladrones de tierra), que es como figura en las primeras ediciones, e invirtió el orden en su edición (1765). Los editores modernos la rechazan, pero es una enmienda aceptable y congruente con la habitual presencia de antítesis y paralelismos en la prosa de Shakespeare. En su detallado análisis de esta, Brian Vickers (The Artistry of Shakespeare’s Prose, London, 1968, pág. 82) acepta la enmienda tácitamente.
59
Como ya se adelantó en la Introducción, «anillo» funciona aquí no solo como emblema de fidelidad, sino también como símbolo cómico del órgano sexual femenino. Según una nota de R. J. Meyer («Keeping Safe Nerissa’s Ring», American Notes & Queries, 16, 1978, pág. 67), hay una historia, publicada en 1567, con la cual parece tener relación la broma de Graciano y que se resume a continuación. A un hombre que tenía celos de su mujer se le apareció el diablo en sueños y le dijo: «Mientras lleves puesto este anillo en el dedo, ningún hombre te pondrá cuernos». Al despertar a la mañana siguiente, tenía el dedo metido en la vulva de su mujer.
COMO GUSTÉIS
1
Los nombres originales de los personajes son en su mayoría franceses e ingleses. Con algunas excepciones, traduzco o adapto los nombres, según explico a continuación.
Dos personajes distintos llevan por nombre Jaime (Jacques): el hermano de Orlando y el seguidor del duque desterrado. Puede ser que Shakespeare hubiese previsto inicialmente un solo personaje y después incorporase al «melancólico Jaime» en una hipotética revisión de la obra, sin acordarse de cambiar el nombre del primero. En cualquier caso, el primero de estos solo es nombrado una vez (al comienzo del texto): cuando entra en escena al final de la comedia lo hace como «segundo hermano». Por lo que se refiere al seguidor del duque, parece que Shakespeare quería jugar con el parecido fónico entre «Jacques» y el antiguo término «jakes» (retrete).
El nombre de Orlando procede de Orlando furioso, de Ludovico Ariosto. Obsérvese, además, el paralelo entre este nombre y el de «Ro(w)land», padre del personaje.
El nombre original de la protagonista, Rosalind, procede claramente de la historia de Lodge que sirvió de fuente a Shakespeare, si bien en el original de 1623 aparece seis veces el nombre «Rosaline». Para la traducción me he basado en esta variante: creo que conviene evitar la asociación de «Rosalind» con el español «Rosalinda» y, sobre todo, con «rosa linda», pues el nombre parece derivar del antiguo alemán «Roslindis», compuesto de «(h)ros» (caballo) y «lindi» (serpiente), según nota de la edición New Variorum, pág. 7. Además, en alemán moderno «Rosalinde» se explica etimológicamente en el Sprachbrockhaus como «la que confiere fama con la varita mágica».
«Parragón» es traducción aproximativa del original «Touchstone» («piedra de toque», es decir la que utilizaban los joyeros para reconocer el oro): el «parragón» es la «barra de plata de ley, que los ensayadores tienen prevenida para rayar en la piedra de toque y deducir por comparación la calidad de los objetos que han de contrastar» (DRAE). Aparentemente, el nombre simbolizaría la función contrastiva del personaje en la comedia, pero también parece ser una ampliación de «Tutch», el nombre de un criado en una comedia escrita por el actor cómico Robert Armin, que colaboró con la compañía de Shakespeare. A este respecto, y como observa Latham (pág. 1xvii), el nombre de Touchstone es apropiado por partida triple: Armin había escrito el papel de Tutch, lo había representado y era platero de oficio.
12
En el original, «Heere feele we not the penaltie of Adam, / The seasons difference». En su edición (1733), Theobald estimaba que el castigo de Adán era el cambio de las estaciones, pues se suponía que el paraíso era un lugar de eterna primavera. Sin embargo, como al comentar los efectos del invierno, el duque hace ver que sí sienten el cambio de las estaciones, Theobald quiso resolver la contradicción sustituyendo «not» por «but». El sentido resultante vendría a ser «Aquí apenas sentimos el castigo de Adán…».
Desde Theobald las interpretaciones se han multiplicado, unas veces siguiendo su línea, y otras, proponiendo otras enmiendas. Sin embargo, entiendo que no hay necesidad de enmendar nada si se leen las palabras del duque evitando la excesiva literalidad: si los efectos del frío son beneficiosos para el duque y sus seguidores porque les hacen sentir lo que son y no los engañan, entonces el castigo de Adán no es tal castigo, y, por tanto, ni lo sienten ni lo sufren.
21
Aunque la metáfora del mundo como teatro se hallaba muy extendida en el siglo XVI, en este caso la originalidad de Shakespeare consiste en combinarla con el tema de las siete edades del hombre. Esta idea es muy antigua, y la edición de Knowles dedica tres páginas a las explicaciones de su probable fuente.
El parlamento es apropiado a Jaime, espectador por antonomasia y descontento por naturaleza. Algunos actores lo dicen a modo de improvisación, evitando toda sensación de cinismo o desengaño. En cualquier caso, su tenor contrasta con la impresión de afecto y bondad que produce la posterior entrada en escena del viejo Adán ayudado por su amo y acogido fraternalmente por el duque y su séquito.
58
El texto original alude a las condiciones del teatro isabelino en dos aspectos: (1) «prólogo» y «epílogo» podían ser no solo los textos, sino también los personajes que los decían; (2) la interpretación de personajes femeninos a cargo de muchachos: en el original, «Rosalina» dice hacia el final «If I were a Woman» (si yo fuese mujer), lo que resulta incongruente en boca de una actriz del teatro moderno o traducido literalmente. Entre las posibles soluciones parece preferible su sustitución por «If I were among you» (si estuviera entre vosotros), que suele emplearse hoy día en el teatro.