Entran PARRAGÓN, ANDREA y [por detrás] JAIME.
PARRAGÓN
De prisa, querida Andrea. Yo te recojo las cabras, Andrea. Bueno, Andrea, ¿soy ya tu hombre? ¿Te complace mi hechura?
ANDREA
¿Tu hechura? ¡Dios nos libre! ¿Qué hechura?
PARRAGÓN
Aquí estoy yo contigo y con tus cabras, como el más caprichoso poeta, el honrado Ovidio, estaba entre los bárbaros.
JAIME [aparte]
¡Ah, saber mal alojado! Peor que Júpiter en un chamizo.
PARRAGÓN
Cuando no se entienden tus versos ni responde a tu ingenio el niño precoz, entendimiento, te quedas más muerto que cuando te traen una cuenta abusiva en una humilde taberna. ¡Ojalá los dioses te hubieran hecho poética!
ANDREA
No sé lo que es «poética». ¿Es cosa decente de palabra y obra? ¿Es algo de verdad?
PARRAGÓN
Pues no, porque la poesía más verdadera es pura imaginación, y los enamorados son dados a la poesía e imaginan lo que juran en sus versos.
ANDREA
Entonces, ¿te gustaría que los dioses me hubieran hecho poética?
PARRAGÓN
Desde luego, pues juras que eres decente. Si fueras poeta, tendría la esperanza de que te lo habías imaginado.
ANDREA
¿No me quieres decente?
PARRAGÓN
De ningún modo, a no ser que fueses mal parecida, pues la decencia unida a la belleza es como miel sobre azúcar.
JAIME [aparte]
Un bufón con seso.
ANDREA
Pues bella no soy y por eso pido a los dioses que me hagan decente.
PARRAGÓN
Sí, y malgastar la decencia con una tía fea sería como echar un buen manjar en un plato sucio.
ANDREA
No soy una tía, y gracias a los dioses que soy fea.
PARRAGÓN
¡Alabados sean los dioses por tu fealdad! Lo de tía vendrá después. Pero, sea como fuere, me caso contigo, y a tal fin he ido a ver a don Oliver Matatextos, el cura del pueblo más próximo, que ha prometido casarnos en esta parte del bosque.
JAIME [aparte]
Me gustaría ver el encuentro.
ANDREA
En fin, que los dioses nos den felicidad.
PARRAGÓN
Amén. Cualquier hombre, por temerario que sea, puede vacilar en este empeño, pues aquí no tenemos más iglesia que el bosque y no hay más fieles que los cornúpetas. Pero, ¿qué importa? ¡Valor! Aunque los cuernos sean repelentes, son inevitables. Dicen que más de uno no sabe dónde acaba su riqueza. Exacto. Más de uno tiene buenos cuernos y no sabe dónde acaban. Bueno, es la dote de la esposa y nada que ponga él. ¿Los cuernos? Sí, señor. ¿Que solo los pobres? ¡Qué va! El ciervo más noble los tiene tan grandes como el de peor casta. ¿Es más dichoso por ello el soltero? No: así como una ciudad amurallada es más noble que una aldea, la frente del casado es más respetable que la del soltero. Y si saber defenderse es mejor que no saber, también vale más un cuerno que ninguno.
Entra DON OLIVER MATATEXTOS.
Aquí viene don Oliver.— Don Oliver Matatextos, bien hallado. ¿Despachamos la boda aquí, bajo este árbol, o vamos con vos a la capilla?
DON OLIVER
Y a la mujer, ¿quién la da en matrimonio?
PARRAGÓN
Si me la da otro hombre, yo no la tomo.
DON OLIVER
Tienen que darla en matrimonio o no será válido.
JAIME [adelantándose]
Venga, vamos. Yo la doy.
PARRAGÓN
Buenas tardes, mi buen maese Como-os-llaméis[34]. ¿Cómo estáis, señor? Sed muy bien hallado. Que Dios os premie esta visita. Me alegro de veros. Aquí estamos con una menudencia. Cubríos, os lo ruego.
JAIME
¿Queréis casaros, bufón?
PARRAGÓN
Como el buey lleva su yugo, el caballo su freno y el halcón sus cascabeles, lleva el hombre sus deseos, y si las palomas se besuquean, los casados se mordisquean.
JAIME
¿Y un hombre de vuestra crianza va a casarse bajo un arbusto igual que un mendigo? Id a la iglesia y buscad un cura que sepa lo que es casar. Este va a uniros como el que junta dos tablas; luego una de las dos encoge y, como la madera verde, se tuerce, se tuerce.
PARRAGÓN
Me inclino a pensar que más vale que me case este que no otro, pues es fácil que no me case bien y, no estando bien casado, tendré una buena excusa para después separarme[35].
JAIME
Venid conmigo y hacedme caso.
PARRAGÓN
Andrea, tú ven a mi lado,
pues hay que casarse o vivir en pecado.—
Adiós, buen maese Oliver. No:
«¡Ah, buen Oliver!
¡Ah, gran Oliver!
No quieras dejarme».
sino:
DON OLIVER
No importa. No habrá granuja chistoso que me haga renegar de mi oficio.
Salen.