ESCENA V

Entran [LANZAROTE el] gracioso y YÉSICA.

LANZAROTE

YÉSICA

LANZAROTE

YÉSICA

LANZAROTE

YÉSICA

LANZAROTE

Entra LORENZO.

YÉSICA

LORENZO

YÉSICA

LORENZO

LANZAROTE

LORENZO

LANZAROTE

LORENZO

LANZAROTE

LORENZO

LANZAROTE

LORENZO

LANZAROTE

Sale.

LORENZO

¡Oh, sutileza, qué modo de ajustar palabras!

Este bobo ha cargado en la memoria

un arsenal de palabras. Sé de muchos

como él, que, en mejor posición,

con todo ese bagaje, por una ocurrencia

se quedan sin tema. Animo, Yésica.

Y ahora, vida mía, dime tu opinión.

¿Qué te parece la esposa de Basanio?

YÉSICA

No sabría expresarlo. Hará bien Basanio

en llevar una vida ejemplar,

pues con esa bendición de esposa

tendrá la dicha del cielo en la tierra,

y, si en la tierra no la mereciese,

en justicia no podría ganar el cielo.

Si dos dioses hicieran una apuesta

y se jugaran dos mujeres terrenales,

una de ellas Porcia, con la otra habría

en juego algo más, pues este pobre mundo

no ha dado su igual.

LORENZO

Tu marido es para ti

lo que ella es como esposa.

YÉSICA

Pues pide también mi opinión.

LORENZO

Después. Primero hay que comer.

YÉSICA

Deja que te alabe con ganas.

LORENZO

No, te lo suplico. Déjalo para la mesa.

Digas lo que digas, lo digeriré

con todo lo demás.

YÉSICA

Serás bien servido.

Salen.