ESCENA II

Entra [LANZAROTE Gobo] el gracioso, solo.

LANZAROTE

Entra el viejo GOBO con una cesta.

GOBO

LANZAROTE [aparte]

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

Entra BASANIO con [LEONARDO y] uno o dos acompañantes.

BASANIO

[Sale uno de los criados.]

LANZAROTE

GOBO

BASANIO

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

GOBO

LANZAROTE

BASANIO

LANZAROTE

GOBO

BASANIO

Te conozco. Tuyo es el empleo.

De ti me ha hablado hoy tu amo Shylock

y te ha recomendado, aunque poco medrarás

si dejas el servicio de un judío rico

y te haces servidor de tan pobre caballero.

LANZAROTE

BASANIO

Dices bien.— Anciano, id con vuestro hijo.—

Despídete del que ha sido tu amo y pregunta

dónde vivo.— Dadle una librea

de más ornamento que las otras. Cuidaos de ello.

LANZAROTE

Sale [con el viejo GOBO].

BASANIO

Encárgate de esto, buen Leonardo.

Compradas y embarcadas estas cosas,

vuelve a toda prisa, que esta noche doy

un festín al mejor de mis amigos. Corre.

LEONARDO

Pondré el mayor empeño en complaceros.

Entra GRACIANO.

GRACIANO

¿Dónde está tu amo?

LEONARDO

Por ahí va, señor.

Sale.

GRACIANO

¡Signor Basanio!

BASANIO

¡Graciano!

GRACIANO

Deseo pedirte un favor.

BASANIO

Concedido.

GRACIANO

No me lo niegues. Debo ir a Bélmont contigo.

BASANIO

Está bien. Pero mira, Graciano:

eres desmedido, brusco e indiscreto,

lo cual se ajusta bien a tu carácter

y no es inconveniente a nuestros ojos.

Mas quien no te conozca, te creerá

descomedido. Te lo ruego, esfuérzate

por templar el ardor de tu espíritu

con unas gotas de moderación, no sea

que donde voy me juzguen a mí

por tus excesos y arruine mi esperanza.

GRACIANO

Óyeme, Basanio:

si no me revisto de porte formal,

hablo con respeto y apenas maldigo;

si no llevo encima el devocionario

y no estoy modoso; y si, al bendecir la mesa,

no me tapo los ojos así con el sombrero,

doy un suspiro y digo «amén»; si no cumplo

las reglas de cortesanía como aquel

que sabe estar serio para gusto de su abuela,

no te fíes más de mí.

BASANIO

Ya veremos cómo te comportas.

GRACIANO

Pero esta noche, no. No me juzgues

por lo que hagamos esta noche.

BASANIO

No, sería una lástima.

Prefiero rogarte que te pongas

tus galas de alegría inmoderada,

pues hay amigos que quieren regocijo.

Y ahora, adiós. Tengo que hacer.

GRACIANO

Y yo voy con Lorenzo y los demás;

te veremos a la hora de la cena.

Salen.