Suenan las trompas. Entra [el PRÍNCIPE DE] MARRUECOS, un moro cobrizo vestido de blanco, y tres o cuatro acompañantes como él, con PORCIA, NERISA y séquito.
PRÍNCIPE DE MARRUECOS
No me rechacéis por mi color,
oscuro uniforme del sol esplendente,
de quien soy vecino y allegado.
Traedme al ser más hermoso del Norte,
donde el fuego de Febo no ablanda carámbanos,
y cortemos nuestra piel por vuestro amor
para ver el que tiene la sangre más roja.
Yo os digo, señora, que mi rostro
espantó al valeroso y juro por mi amor
que las vírgenes más nobles de mi tierra
lo han amado. Solo cambiaría este color
por robaros el sentido, reina mía.
PORCIA
En mi elección no me guían solamente
unos ojos de doncella delicada.
Además, el azar de mi destino
me veda el derecho de elegir.
Si mi padre, en su prudencia, no me hubiera
restringido para darme por esposa
a quien me gane del modo que os he dicho,
vos, insigne príncipe, seríais tan claro
a mis sentidos como todos los que he visto.
PRÍNCIPE DE MARRUECOS
Os doy las gracias, y por ello
tened a bien conducirme a los cofres,
que pruebe mi fortuna. Por esta cimitarra,
que mató al Sofí[25] y al príncipe persa
que venció en tres batallas al gran Solimán,
rendiré la mirada más severa,
ganaré en valentía al pecho más bravo,
arrancaré los cachorros de las mamas de la osa
y me reiré del león que ruge hambriento
para conquistaros, señora. Pero, ¡ay de mí!
Si Hércules y Licas[26] se juegan a los dados
quién es el mejor, la suerte podría
dar más puntos al hombre más débil;
y si Hércules pierde con su paje,
también yo, sujeto a la ciega Fortuna,
podría perder lo que ganara el inferior
y morir de tristeza.
PORCIA
Debéis correr el riesgo, y si no
renunciáis a elegir, debéis jurar
antes de elegir que, si falláis,
jamás pediréis en matrimonio
a otra mujer. Conque, pensadlo.
PRÍNCIPE DE MARRUECOS
Así sea. Llevadme a mi suerte.
PORCIA
Primero al juramento. Después de la cena
probaréis fortuna.
PRÍNCIPE DE MARRUECOS
Pues entonces diga el hado
si soy el más feliz o desgraciado.
Trompas. Salen.