ESCENA III

Entra BASANIO con SHYLOCK el judío.

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

BASANIO

SHYLOCK

Entra ANTONIO.

BASANIO

Es el signor Antonio.

SHYLOCK [aparte]

¡Vaya un aire de sumiso publicano![20]

Le odio por cristiano, pero más

porque en su humilde simpleza va prestando

dinero gratis y rebaja nuestra tasa

de ganancias[21] en Venecia.

Como pueda pillarle en desventaja,

saciaré el viejo rencor que le guardo.

Odia a nuestro pueblo sagrado, y allí

donde suelen congregarse mercaderes

murmura de mí, de mis tratos

y mis lícitas ganancias, que él llama intereses.

¡Maldita sea mi estirpe si le perdono!

BASANIO

Shylock, ¿me oís?

SHYLOCK

Estoy echando cuentas de mis fondos,

y así, de memoria, no parece

que disponga ahora mismo del total

de los tres mil ducados. ¡Qué más da!

Túbal, un hermano judío muy pudiente,

me proveerá[22]. Pero, alto, ¿cuántos meses

deseáis? [A ANTONIO] Dios os guarde, signor.

Hablábamos de vuestra merced.

ANTONIO

Shylock, aunque no presto ni tomo prestado

recibiendo o pagando las usuras,

por atender la urgencia de mi amigo

faltaré a mi costumbre. [A BASANIO] ¿Sabe ya

cuánto necesitas?

SHYLOCK

Sí, sí. Tres mil ducados.

ANTONIO

Y por tres meses.

SHYLOCK

No me acordaba… Tres meses.— Me lo habíais dicho.—

Muy bien, la garantía. A ver… Pero un momento.

Me pareció oír que no prestábais

ni tomabais prestado por ganancias.

ANTONIO

Jamás lo hago.

SHYLOCK

Cuando Jacob apacentaba las ovejas

de su tío Labán[23]… Después del santo Abrahán,

Jacob, merced a la prudencia de su madre,

fue el tercer heredero. Sí, el tercero.

ANTONIO

¿Y qué? ¿Cobraba intereses?

SHYLOCK

No, cobrar intereses, no; lo que diríais

intereses directos, no. Mirad lo que hizo Jacob:

Labán y él convinieron que todos los corderos

que naciesen rayados o con manchas

serían la paga de Jacob. A fines del otoño,

ya en celo, las ovejas buscaron a los machos,

y, cuando estos lanudos animales

realizaban el acto procreador,

el astuto pastor peló unas varas

y, en pleno apareamiento, las plantó

frente a las ardientes ovejas,

que, habiendo concebido, parieron en su día

corderos variopintos, todos para Jacob.

Así pudo ganar y ser bendecido,

y ganancia es bendición si no se roba.

ANTONIO

Eso fue un azar, y Jacob el instrumento;

algo que no estaba en su mano realizar

y que el cielo dispuso y gobernó.

¿Se menciona para justificar los intereses?

¿O son ovejas y carneros tu oro y plata?

SHYLOCK

No lo sé. Conmigo crían igual.

Pero atendedme, signor.

ANTONIO

Fíjate, Basanio:

el diablo cita la Biblia en su provecho.

El alma perversa que alega santo testimonio

es como un canalla de cara sonriente

o hermosa manzana podrida por dentro.

¡Qué buena presencia tiene la impostura!

SHYLOCK

Tres mil ducados; buena suma.

Tres meses de doce… A ver la tasa.

ANTONIO

Bueno, Shylock, ¿vamos a quedarte agradecidos?

SHYLOCK

Signor Antonio, una y otra vez

me habéis injuriado en el Rialto

por mis dineros y ganancias.

Yo siempre lo soporto encogiéndome de hombros,

que la paciencia es la señal de nuestro pueblo.

Me llamáis infiel y perro carnicero,

me escupís en mi capa de judío[24],

y todo por usar lo que es mío propio.

Pues bien, parece ser que ahora os hago falta,

y, cómo no, venís a mí diciendo:

«Shylock, queremos dineros», me decís.

Vos, que la barba me pringáis de escupitajos,

que me apartáis a puntapiés como a perro

ajeno en vuestro umbral; vos me pedís dineros.

Pues no sé qué decir. ¿No debía decir?:

«¿Tienen dinero los perros? ¿Es que un perro

puede prestar tres mil ducados?».

¿O queréis que me incline y, en tono servil,

con aliento contenido y humilde susurro,

os diga: «Gentil señor,

el miércoles pasado me escupisteis,

tal día me disteis de patadas, tal otro

me llamasteis perro y por tanta cortesía

aquí tenéis tantos dineros»?

ANTONIO

Volvería a llamarte perro,

escupirte y darte de patadas.

Si vas a prestar ese dinero, no lo prestes

como amigo, pues, ¿cuándo la amistad

sacó fruto de metal infructuoso?

Préstalo más bien como enemigo:

si se arruina tu deudor, podrás

exigir la pena sin reparos.

SHYLOCK

Pero, ¡cómo os sulfuráis! Quiero ser

amigo vuestro y gozar de la amistad,

olvidar los ultrajes que me habéis infligido,

atender vuestra necesidad sin llevarme

ni un ochavo de ganancias, y no me escucháis.

Ofrezco bondad.

BASANIO

Bondad sería.

SHYLOCK

Bondad que mostraré:

venid conmigo al escribano y me firmáis

el simple trato, y, por juego,

si no me reembolsáis en tal día y tal lugar

la suma convenida en el acuerdo,

la pena quedará estipulada

en una libra cabal de vuestra carne

que podrá cortarse y extraerse

de la parte del cuerpo que me plazca.

ANTONIO

Acepto. Firmaré el trato y diré

que el judío rebosa de bondad.

BASANIO

Por mí no firmarás un trato así.

Antes seguiré con mi penuria.

ANTONIO

Vamos, no temas, que lo cumpliré.

De aquí a dos meses, un mes antes

de que venza, espero la llegada

de tres veces tres el valor del trato.

SHYLOCK

¡Ah, padre Abrahán, lo que son estos cristianos!

Su aspereza les enseña a recelar

de intenciones ajenas. Decidme:

si él no cumple lo pactado, ¿yo qué gano

exigiendo la sanción? Una libra de carne

sacada de un cuerpo humano

no vale tanto ni produce

como la de vaca, oveja o cabra. Oídme:

por complacerle, ofrezco gentileza.

Si la toma, bien; si no, adiós.

Y os lo pido por favor: no me difaméis.

ANTONIO

Sí, Shylock, firmaré el trato.

SHYLOCK

Pues id presto a ver al escribano,

y que prepare este gracioso documento.

Yo corro a sacar los ducados y a mirar

por mi casa, que ha quedado en manos

de un inútil de criado, y en seguida

me reúno con vos.

Sale.

ANTONIO

Corre, gentil judío.— Este hebreo

se hará cristiano: está más bondadoso.

BASANIO

No me gustan las bondades de un malvado.

ANTONIO

Vamos, tú por el trato nada temas:

mis barcos volverán antes que venza.

Salen.