—… obsoletas —dice el profesor Urba, en el otro extremo de la sala.
—¡Obsoletas un cazzo! —dice el padre Cherubini—. La creazione está enteramente enllenada de temporalitat. Proprio come si la burbuja o Sphairos Redondo de Parménides la habería inflado Heráclito. Cum tempore finxit Deus mundus: lo ha chamuyado San Agustín e il mesmo Platón ya lo había medio descubrido en el Tímaios. Et te alvierto que se pronuncia Tímalos, non timeo. Ego ti meo si te salpico cum lo pistolone. ¿Conversábame de qué?
—De la irrealidad del tiempo —dice el profesor Urba.
—Irrealidat minga —dice el padre Cherubini—. Si Dios fizzo il mondo no in tempore sino cum tempore, come doxó Agustín, queste crioyo non vede que haiga más grrand realidat que il tempo. Zeit por cui, Zeit per la, e un camino largo que baja y se pierde.
—No, Custodio —dice serenamente el profesor Urba—. No se trata de ese tiempo. Ese es el cotidiano y tranquilizador tiempo de los amaneceres que preceden a los atardeceres, de los solsticios y de las estaciones de siembra y de cosecha, el tiempo antiguo y venerable en que el canto de los pájaros anunciaba, acá abajo, el pequeño y conmovedor ciclo del día del hombre, y el Sol y la Luna, allá arriba, gobernaban las espigas, las mareas, la sangre generadora de las mujeres; y Dios, más arriba y más tranquilizadoramente todavía, trazaba la órbita de las esferas y su música.
—A la puta —dice el padre Cherubini—. Te volviste poeta, Urbanito. Ma si sabes de qué fablo pa qué te me pones en Unzuberechnendes. Emplié bien? Mesmamente en esa pintada descrizione anida, como corazón de pajardito, el latido del tempo. Hay una aetas de oro a la que otros maulas llaman el tempo escuro, que es la que Vico nominó il tempo de los dioses, que tamién corrisponde a las espigas y al sembrau, viene en seguida el tempo heroico o de los herues, et finalmente il tempo del povero homnecito umano. Acá epifana, como tú fenómeno dijistes, el Sol que calienta, la sigilosa árnica Luna que rige la menstruazione i los almacigos et rige il ponto mesmo en toda su procelosa gigantud. Aparece la Historia, si te gusta. Et vos decís que se puso obsoleto. ¿O dijiste absoluto?
—Obsoleto, Custodio.
—Pásame la damajuana y rispondeme. ¿Tas peliando o querés perorarme algo trascendente?
—Quiero decir que tu noción del tiempo ya no le sirve. En parte porque está medio loco. En parte porque su mundo ya no puede pensar mañana.
—Te oyó con la boca abierta. ¿Vos te referís a lo Armagedón?
—Más o menos.
—Decribímelo, Satán.