(*) En realidad este cuento le pertenece a mi hijo Horacio. Que lo haya escrito yo no es más que una casualidad, y se ruega al lector que pase por alto el detalle. <<
[1] En Introduction a la littérature fantastique, Éditions du Seuil, París, 1970. <<
[2] Quien de paso nos da una definición perfecta del relato fantástico moderno: «Es a veces necesario tener una puerta de salida para una explicación natural, pero tendría que agregar que esta puerta debe ser lo bastante estrecha como para que no pueda ser utilizada». (M. R. James, Introducción a Ghost and Marvels, selec. de W. H. Collins, Oxford University Press, Oxford, 1924). <<
[3] Véase el admirable Four Faultless Felons, de Chesterton. <<
[4] «Cada cuento suele comenzar con un diálogo que es la modesta versión local de los diálogos introductorios de las narraciones inglesas, aunque aquí el club exclusivo o la reunión alrededor del fuego estén reemplazados por un bar céntrico o una mesa de truco». Elvio E. Gandolfo, «La ciencia-ficción argentina», en Los universos vislumbrados, Andrómeda, Buenos Aires, 1978. <<
[5] Entrevista de Jorge A. Sánchez en Casta luna electrónica, Andrómeda, Buenos Aires, 1977. <<
[6] Obra citada. <<
[7] Entrevista de Noemí Ulla en el suplemento de letras del periódico Convicción, Buenos Aires, de 29 de junio de 1980. <<
[8] Entrevista de Jorge A. Sánchez en Obra citada. <<
[9] Incluido en Bajo las jubeas en flor. <<
[10] Entrevista sin firma en el fascículo 142 de Capítulo, la historia de la literatura argentina, CEAL, Buenos Aires, 1982. <<
[11] Cuento que inspiró el cómic Las puertitas del Sr. López, de Carlos Trillo y Horacio Altuna. <<