MEDRANO, TRAFALGAR: Nació en Rosario el 2 de octubre de 1936. Hijo único del doctor Juan José Medrano Salles, eminente clínico de la ciudad, que fuera Profesor Titular de Fisiología en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Litoral y Presidente del Círculo Médico de Rosario, y de su esposa doña Mercedes Lucía Herrera Stone. Recibió su educación primaria y secundaria en el Colegio de los Hermanos Maristas. Sus padres esperaban que siguiera la carrera médica, pero después de una breve incursión por los claustros universitarios, el joven Medrano decidió dedicarse al comercio, actividad para la que indudablemente poseía dotes fuera de lo común, y en la que obtuvo grandes satisfacciones, no sólo en lo que hace al aspecto financiero. Se recordará la trágica muerte del doctor Medrano Salles y doña Mercedes Herrera en un accidente automovilístico. En ese momento (1966) Trafalgar Medrano tenía treinta años, había afianzado los contactos comerciales iniciados tiempo atrás, y su posición en el mundo de los negocios podía calificarse ya de brillante. Al margen de la expansión quizá sin precedentes, de su actividad, su vida carece, según no deja de puntualizar, de acontecimientos notables. Es soltero. Vive en la amplia casa que fuera de sus padres, en un barrio residencial del norte de la ciudad de Rosario, casona a la cual, aparte de hacer pintar cada dos años, se niega a modificar, y que durante sus repetidas y a veces largas ausencias queda al cuidado de sus fieles servidores don Rogelio Bellevigne y doña Crisóstoma Ríos de Bellevigne. Sus oficinas funcionan en el edificio sito en Córdoba 1253, atendidas gentil y eficientemente desde hace veinte años, cuando se instalaron en una planta alta de Mitre al 700, por la señora Elvira Suárez de Romegiali y el contador Servidio Cicchetti. Es socio del Club Rosarino de Pelota, del Jockey Club, de El Círculo, de la Academia Porteña del Lunfardo, y adherente a M.U.A.Y.A. A la muerte de sus padres donó la biblioteca científica del doctor Medrano al Círculo Médico de Rosario, pero él mismo posee una rica y muy heterogénea biblioteca compuesta por obras de narrativa, policiales y de ciencia ficción cuyos volúmenes proceden en ciertos casos de lugares inesperados. Manifiesta gustos extremadamente sencillos: la buena cocina, sin excesos; los buenos vinos, con mayor parquedad aún; los gatos, la música, el café negro, los cigarrillos negros, la lectura (Balzac, Cervantes, Vian, Le Guin, Lafferty, Villon, Borges, Eurípides, D’Artagnan, Skorpio, Corto Maltés para no citar sino algunos autores y publicaciones), la frecuentación de los amigos entre quienes nombra con particular afecto a Ciro Vázquez Leiva, el doctor Hermenegildo Flynn, médico, Sujer y Angélica Gorodischer, el doctor Nicolás Rubino, abogado, el doctor Simeón Páez, abogado también, Miguel Ángel Sánchez, los narradores Elvio Gandolfo y Alma Maritano, y destacados poetas, Jorge Isaías, Mirta Rosenberg, Francisco Gandolfo, etc., y artistas plásticos de Rosario. De estos últimos posee algunas obras notables. Pueden admirarse en su casa cuadros de Ouvrard, Cochet, Giacaglia, Grela, Padeletti, Gambartes, García Carrera, Renzi, Musto, Schiavoni, etcétera, y una bellísima escultura de Lucio Fontana, la «Muchacha Sonriente». Frecuenta asiduamente el Burgundy, conocido establecimiento que ha visto pasar por su local de Córdoba al 1100 a tantas personalidades de la ciudad, y colecciona discos de pasta con grabaciones de tangos por sus orquestas preferidas: Pugliese y D’Arienzo.
(Quién es Quién en Rosario. Editado por la Subcomisión de Relaciones Públicas de la Asociación Amigos de la Ciudad de Rosario. Rosario, Imprenta La Familia, 1977).