Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.
Job
El drama ha finalizado. ¿Por qué aquí, entonces, alguien se presenta?… Porque uno sobrevivió al naufragio.
Así dio en suceder que, tras la desaparición del parsi, yo fui aquel al que las Parcas ordenaron ocupar el lugar del remero de proa de Ajab cuando ese remero asumió el puesto vacante; el mismo que, cuando en el último día los tres hombres fueron arrojados de la bamboleante lancha, quedó abandonado a popa. Así, flotando al margen de la subsiguiente escena, y a plena vista de ella, cuando la succión medio extenuada del barco hundido me alcanzó, fui atraído, aunque lentamente, hacia el vórtice que se cerraba. Al alcanzarlo, había quedado reducido a un charco cremoso. Entonces, alrededor y alrededor, y siempre mermando hacia la negra burbuja semejante a un brote, que había sobre el eje de ese círculo que lentamente giraba, yo di vueltas como otro Ixión. Hasta que, alcanzado su centro vital, la negra burbuja reventó hacia arriba; y en ese momento, liberado por razón de su ingenioso resorte, y ascendiendo con gran fuerza a causa de su gran flotabilidad, el ataúd salvavidas surgió verticalmente del mar, se tumbó y quedó flotando a mi lado. A flote en ese ataúd durante casi un día y una noche, me mantuve sobre un mar suave y mortuorio. Inofensivos tiburones se deslizaban junto a mí como si tuvieran candados en sus bocas. Salvajes halcones marinos planeaban con picos enfundados. Al segundo día una vela se aproximó cerca, más cerca, y al final me recogió. Era el Raquel en su errante rumbo, que, desandando en la búsqueda tras sus hijos perdidos, sólo encontró otro huérfano.
FINIS