CAPÍTULO XL | MEDIANOCHE, EL CASTILLO |
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Arponeros y marineros
(Se alza el trinquete y aparece la guardia en pie, paseando, recostándose y tumbándose en actitudes diversas, todos cantando a coro.)
¡Adiós, adieu a vos, damas españolas!
¡Adiós, adieu a vos, damas de España!
Nuestro capitán ha ordenado…
1.° marinero de Nantucket
Oh, muchachos, no seáis sentimentales; ¡es malo para la digestión! Coged el tono, ¡seguidme!
(Canta, y todos le siguen.)
Estaba nuestro capitán en cubierta,
un catalejo en la mano,
mirando resoplar vistosas ballenas
en mar cercano y mar lejano.
Los cubos a las lanchas, mis muchachos,
en las brazas aguantad ufanos
y una de esas buenas ballenas cazaremos
¡moved esas manos, vamos!
¡Ánimo, muchachos! ¡No desfallezcáis en la faena!
¡Mientras el osado arponero le acierta a la ballena!
Voz del oficial desde la toldilla
¡Proa, ocho campanadas![54].
2.° marinero de Nantucket
¡Parad el coro! ¡Ocho campanadas ahí! ¿Habéis oído, campanero? ¡Dadle ocho a la campana, vos, Pip!, ¡vos, negro!, y dejadme llamar a la guardia. Tengo la boca adecuada para ello… boca de tonel. Vaya, vaya (mete la cabeza por la escotilla). ¡Eh, los de es-tri-boor! ¡Ocho campanadas ahí abajo! ¡Levantaos!
Marinero holandés
Magnífica cabezada esta noche, compadre; sabrosa noche, a propósito. Lo achaco al vino de nuestro viejo gran mogol; es tan entumecedor para unos como excitante para otros. Nosotros cantamos; ellos duermen… sí, allí tumbados, como barriles alineados. ¡A por ellos otra vez! Mirad, coged este sacabuche de cobre y llamadlos con él. Decidles que dejen de soñar con sus mozas. Decidles que es la resurrección: deben dar el beso de despedida, y venir al juicio. Ése es el camino… ése es; vuestra garganta no está arruinada de comer mantequilla de Ámsterdam.
Marinero francés
¡Oíd, muchachos! Marquémonos una o dos gigas antes de anclar en la bahía de las mantas. ¿Qué decís? Ahí viene la otra guardia. ¡Alerta las piernas! ¡Pip! ¡Pequeño Pip! ¡Hurra por tu pandereta!
Pip
(Adormilado y molesto.)
No sé dónde está.
Marinero francés
Daos en la tripa, entonces, y agitad las orejas. Bailad, compañeros, digo; gozo es la palabra, ¡hurra! Maldita sea, ¿no vais a bailar? ¡Formad, ya, fila india, y galopad al ritmo del taconeo! ¡Lanzaos! ¡Piernas! ¡Piernas!
Marinero islandés
No me gusta tu suelo, compadre; demasiado cimbreante para mi gusto. Yo estoy acostumbrado a los suelos de hielo. Siento echar agua fría sobre el asunto, perdonadme.
Marinero maltés
Lo mismo digo; ¿dónde tienes a las chicas? ¿Quién sino un tonto tomaría su mano izquierda con su derecha, y se diría a sí mismo «¿cómo estáis?» ¡Parejas! ¡Yo tengo que tener parejas!
Marinero siciliano
Sí; ¡chicas y un prado!… Entonces saltaría con vosotros; sí, ¡me volvería saltamontes!
Marinero de Long Island
Bueno, bueno, pusilánimes, hay muchos más entre nosotros. Planta el grano cuando puedas, digo yo. Todas las piernas van pronto a cosechar. ¡Ah! Aquí viene la música; ¡vamos a ello!
Marinero de las Azores
(Ascendiendo, y lanzando la pandereta fuera de la escotilla.)
Ahí tienes, Pip; y ahí están las bitas del molinete; ¡arriba te montas! ¡Venga, muchachos!
(La mitad de ellos baila al son de la pandereta; algunos descienden abajo; algunos duermen o se tumban entre los rollos de jarcia. Profusión de juramentos.)
Marinero de las Azores
(Bailando.)
¡Dale, Pip! ¡Pégale, campanero! Móntala, cávala, chócala, agítala, campanero! Saca chispas; ¡rompe las sonajas!
Pip
¿Sonajas, dices?… Ahí va otra, se cayó; le doy tan fuerte…
Marinero de la China
Haced sonar vuestros dientes, entonces, y aporread; convertíos en una pagoda.
Marinero francés
¡Goce loco! Sostened vuestro aro, Pip, ¡hasta que yo salte a través! ¡Partid foques! ¡Rompeos!
Tashtego
(Fumando tranquilamente.)
Eso es un hombre blanco; a eso le llama diversión: ¡bah! Yo ahorro mi sudor.
Viejo marinero de Man
Me pregunto si esos alegres tipos se dan cuenta del lugar sobre el que están bailando. Yo bailaré sobre vuestra tumba, lo haré… Ésta es la más amarga amenaza de esas mujeres de la noche que afrontan vientos por la proa en las esquinas. ¡Oh, Cristo! ¡Pensar en las verdes flotas y en las tripulaciones de verde cráneo! Bueno, bueno; probablemente el mundo es un balón, como lo piensan los llamados estudiosos; así que bien está hacer de él un bailón. Bailad, muchachos, sois jóvenes; yo lo fui una vez.
3.er marinero de Nantucket
¡Paremos!… ¡Uf! Esto es peor que perseguir ballenas en una bonanza… dadnos una bocanada, Tash.
(Dejan de bailar, y se reúnen en grupos. Mientras tanto el cielo se oscurece… se levanta el viento.)
Marinero de Lashkar
¡Por Brahma! Pronto habrá que arriar velas. ¡El caudaloso Ganjes, nacido del cielo, se vuelve viento! ¡Mostráis vuestra negra frente, Siva!
Marinero maltés
(Reclinándose y sacudiendo su gorra.)
Son las olas… ahora es el turno de los gorritos de nieve para bailar la giga. Pronto estarán meneando sus borlas. Ah, si todas las olas fueran mujeres, entonces me ahogaría, ¡y las perseguiría para siempre! Nada hay tan dulce sobre la Tierra… ¡Puede que ni el cielo lo iguale!… como esos vivaces destellos de cálidos, salvajes pechos en la danza, cuando los arbolados brazos ocultan esas uvas maduras y reventonas.
Marinero siciliano
(Reclinándose.)
¡No me lo contéis! Escuchad vos, amigo… vivaces entrelazamientos de las extremidades… flexibles oscilaciones… recatos… ¡palpitaciones!, ¡labio!, ¡corazón!, ¡cadera!, todo rozar: ¡incesante tocar y partir! Sin saborear, atención, pues si no llega la saciedad. ¿Eh, pagano? (Dándole con el codo.)
Marinero tahitiano
(Reclinado en una estera.)
¡Salve, santa desnudez de nuestras bailarinas!… ¡Heeva-Heeva! ¡Ah, Tahití, velada abajo, palmeada arriba! Todavía descanso en vuestra estera, ¡pero la suave tierra se ha retirado! ¡Observé cómo erais tejida en el bosque, estera mía!, verde el día que de allí os traje; ahora bastante gastada y marchita. ¡Ay de mí!… ¡ni tú ni yo podemos soportar el cambio! ¿Cómo entonces, siendo así, ser trasplantado a aquel cielo? ¿Escucho los rugientes arroyos del pico de agujas de Pirohiti, cuando se precipitan de los riscos y anegan las aldeas? ¡La ventisca! ¡La ventisca! ¡A enderezar el espinazo y a combatirla! (De un salto se pone en pie.)
Marinero portugués
¡Cómo se alza la mar golpeando contra la amurada! ¡Alerta para tomar rizos, queridos! Los vientos se han puesto a cruzar espadas, en seguida atacarán desordenadamente.
Marinero danés
¡Crujid, crujid, viejo barco! ¡Mientras crujáis, resistiréis! ¡Bien hecho! El oficial os mantiene ahí firme. ¡No se asusta más que la fortaleza insular de Cattegat, allí situado para luchar contra el Báltico, con cañones azotados por la tormenta en los que el salitre se acumula!
4.º marinero de Nantucket
Él tiene sus órdenes, daos cuenta. Escuché al viejo Ajab decirle que siempre debía derrotar al temporal más o menos como hacen para abrir una espita con una pistola… ¡Dispara tu barco directo a ella!
Marinero inglés
¡Por mi sangre! ¡Ese anciano sí que es un prójimo grandioso! ¡Nosotros somos los tipos para cazarle su ballena!
Todos
¡Sí! ¡Sí!
Viejo marinero de Man
¡Cómo se menean los tres pinos! Los pinos son los árboles más duros para aguantar si se transplantan a cualquier otra tierra, y aquí no hay tierra ninguna salvo el barro condenado de la tripulación. ¡Firme, timonel, firme! Ésta es la clase de tiempo en que en tierra se rompen los corazones osados, y en el mar se parten los cascos con quilla. Nuestro capitán tiene su marca de nacimiento; mirad allá lejos, muchachos, hay otra en el cielo… lívida, la veis; todo lo demás, negro como la brea.
Daggoo
¿Qué tiene de especial? ¡El que se asusta de lo negro se asusta de mí! ¡Yo estoy tallado en ello!
Marinero español
(Aparte.) ¡Ah, quiere acoquinar!… el viejo ruin me pone picajoso. (Avanzando.) Sí, arponero, vuestra raza es el innegable lado oscuro de la humanidad… diabólicamente oscuro, ya puestos. Sin ofensa.
Daggoo
(Con crudeza.)
No la hay.
Marinero de Santiago
Ese español está loco o está borracho. Aunque eso no puede ser, o quizá en su caso particular los aguardientes del viejo gran mogol son de efecto algo retardado.
5.º marinero de Nantucket
¿Qué es eso que veo? ¿Relámpagos? Sí.
Marinero español
No. Es Daggoo enseñando los dientes.
Daggoo
(Incorporándose de un salto.)
¡Tragaos los vuestros, monigote! ¡Piel blanca, blanca entraña!
Marinero español
(Enfrentándosele.)
¡Os rajo encantado!, ¡esqueleto grande, espíritu pequeño!
Todos
¡Una pelea! ¡Una pelea!
Tashtego
(Soltando una bocanada.)
Una pelea abajo, y una pelea arriba. Dioses y hombres, ¡ambos pendencieros! ¡Hmm!
Marinero de Belfast
¡Una pelea! ¡Hurra, una pelea! ¡Bendita sea la virgen, una pelea! ¡Ahí voy con vosotros!
Marinero inglés
¡Juego limpio! ¡Quitadle la navaja al español! ¡Un círculo, un círculo!
Viejo marinero de Man
Ya está formado. ¡Allí! El horizonte entero. En ese círculo Caín golpeó a Abel. ¡Dulce tarea, franca tarea! ¿No? ¿Entonces, Dios, por qué hicisteis el círculo?
Voz del oficial desde el alcázar
¡Tripulantes, a las drizas! ¡Velas de juanete! ¡Preparados para tomar rizos en las gavias!
Todos
¡La galerna! ¡La galerna! ¡Arriba, juerguistas! (Se dispersan.)
Pip
(Cobijándose bajo el molinete.)
¿Juerguistas? ¡Que Dios ayude a tales juerguistas! ¡Cris, cras! ¡Ahí va el tirante del foque! ¡Bang-gang! ¡Dios! ¡Agáchate más, Pip, aquí viene la verga de sobrejuanete! Es peor que estar en los bosques invernales el día de fin de año. ¿Quién iría ahora a trepar por castañas? Pero allí van todos, todos jurando, y yo no. Buenas perspectivas para ellos; están camino del Cielo. ¡Agarraos fuerte! ¡Caramba, qué galerna! Aunque esos tipos aún son peores… Ésos son galernas blancas. ¿Galernas blancas? Ballena blanca, ¡brrr!, ¡brrr! Aquí acabo de escuchar toda su conversación, ¡y de la ballena blanca… ¡brrr!, ¡brrr!… sólo se ha hablado una vez!, y apenas esta tarde… me hace vibrar de arriba abajo como mi pandereta… ¡esa anaconda de anciano les juramentó a cazarla! Oh, vos, gran Dios blanco allá arriba, en alguna parte de aquella oscuridad, tened piedad de este pequeño muchacho negro aquí abajo; ¡amparadle de todos los hombres que no tienen entrañas para sentir miedo!