IV

A la mañana siguiente dejé a la mujer en manos de Dick Foley y volví a la agencia a esperar a Bob Teal, el agente que había investigado el piso de la calle Laguna. Llegó poco después de las diez.

—Ahí vive un tipo llamado Jacob Ledwich —dijo Bob—. Es un maleante, pero aún no sé a qué se dedica. Él y Wop Healey son amigos, así que ha de ser malo por fuerza. Porky Grout dice que es un antiguo estafador que ahora se dedica a las apuestas ilegales. Pero Porky te diría que un obispo se dedica a forzar cajas fuertes si le pareciera que con ello se puede ganar cinco pavos.

»Ese tal Ledwich sale casi siempre por la noche y parece ser muy próspero. Es probable que sea un currante de alta categoría. Tiene un Buick con matrícula 645221 y lo guarda en un garaje a la vuelta de la esquina de su casa. Pero no parece que lo use mucho.

—¿Qué pinta tiene?

—Es grande, metro ochenta y cinco, o más, y pesará fácilmente más de cien kilos. Tiene un careto curioso. Amplio y grueso en la zona de los mofletes y el mentón, pero con la boca pequeña, como si estuviera hecha para un tipo más canijo. No es ningún crío: mediana edad.

—Qué tal si lo sigues uno o dos días, Bob, y así vemos de qué va. Intenta conseguir una habitación o un apartamento en ese vecindario, un lugar desde el que podamos vigilar la puerta de la calle.