He aquí la historia de cómo se perdió la conferencia perdida de Feynman y de cómo vino a recuperarse. En abril de 1992, estando yo a cargo de los archivos del Instituto Tecnológico de California (Caltech), Gerry Neugebauer, jefe del departamento de Física, me indicó que revisara los ficheros del despacho de Robert Leighton. Éste estaba enfermo y hacía años que no iba por allí. Marge Leighton, su mujer, ya se había llevado los libros y efectos personales de su marido y había dicho a Neugebauer que no tenía inconveniente en que lo vaciaran. Yo cogería lo que quisiera para los archivos, y el departamento de física se quedaría con el resto.
Además de dirigir el departamento de física entre 1970 y 1975, Leighton, junto con Matthew Sands, había supervisado la edición y publicación del curso de introducción a la física que Richard Feynman había impartido durante dos años a los alumnos de primero y segundo curso del Caltech. Las lecciones, publicadas por Addison-Wesley en tres volúmenes a principios de los años sesenta, trataban de casi todos los temas de la física con una perspectiva que aún hoy conserva su frescura y originalidad. Yo esperaba encontrar algún indicio sólido de la colaboración Leighton-Feynman.
Tardé un par de semanas en trasladar los montones de papeles que había por todas partes, pero Leighton no me defraudó. Encontré dos carpetas, una rotulada «Clases Feynman de Primero, sin terminar» y otra etiquetada «Addison-Wesley», ambas empotradas entre presupuestos y encargos de décadas anteriores y acordeones de amarillento papel continuo con listados infinitos de números, todo metido de cualquier manera en un cuarto trastero que estaba delante mismo de su despacho. La correspondencia de Leighton con la editorial contenía detalles sobre el formato, el color de la cubierta, comentarios de lectores, utilización en otras instituciones docentes y cálculos sobre cómo se venderían los volúmenes. Puse aquella carpeta en el montón de «Guardar». La otra, la que contenía las charlas inéditas de Feynman, me la llevé a los archivos.
En el prefacio que escribió en junio de 1963 para The Feynman Lectures on Physics, Feynman hablaba de algunas charlas no incluidas en el libro. Durante el primer año había dado tres clases optativas sobre resolución de problemas. Pues bien, tres de los documentos que contenía la carpeta de Leighton eran la transcripción en bruto de sus clases de repaso A. B y C, impartidas por Feynman en diciembre de 1961. Una charla sobre dirección inercial de cohetes, que Feynman dio al mes siguiente, tampoco entró en la selección (una decisión poco afortunada, según el mismo Feynman) y sólo encontré una transcripción parcial en la carpeta de Leighton. La carpeta contenía asimismo la transcripción parcial e inédita de una charla posterior, fechada el 13 de marzo de 1964, y un fajo de notas de puño y letra de Feynman. Se titulaba «El movimiento de los planetas alrededor del Sol» y era un tratamiento heterodoxo de la explicación geométrica de la ley de las elipses ofrecida por Newton en los Principia Mathematica.
En septiembre de 1993 tuve ocasión de hacer una lista de las grabaciones originales de las clases de Feynman, que también se habían entregado a los archivos. Había cinco conferencias que no se encontraban en los volúmenes de Addison-Wesley. Recordé entonces las cinco conferencias inéditas de la carpeta de Leighton; como era de esperar, las transcripciones inéditas coincidían con las cintas magnetofónicas. En los archivos había además fotos de los diagramas y ecuaciones que escribió Feynman en la pizarra durante cuatro charlas (todas mencionadas por él en su prefacio), pero no encontré ninguna correspondiente a la conferencia de marzo de 1964 sobre el movimiento de los planetas. (Mientras seleccionaba las ilustraciones del presente libro, encontré casualmente una foto de Feynman tomada durante esta conferencia en concreto. Es la que se reproduce al principio del libro.) Aunque Feynman había entregado a Leighton sus apuntes para la charla de 1964, con bosquejos para las fórmulas de la pizarra, por lo visto Leighton decidió no incluirlos en el último (1965) volumen de The Feynman Lectures on Physics, que trataba sobre todo de la mecánica cuántica. Con el tiempo, la conferencia se olvidó. A efectos prácticos, fue como si se hubiera perdido.
La idea de recuperar las cinco conferencias inéditas nos atraía a David y a mí, así que cuando, como de costumbre, nos fuimos en diciembre a la ciudad italiana de Frascatti, nos llevamos copias de las cintas magnetofónicas, las transcripciones, las fotos de la pizarra y los apuntes de Feynman. Durante las dos semanas siguientes escuchamos las cintas, tomamos notas, nos reímos de los chistes, nos esforzamos por entender las preguntas de los estudiantes y las respuestas de Feynman al término de cada charla, y tomamos más notas. Al final, sin embargo, llegamos a la conclusión de que la única conferencia que aún tenía la vitalidad, la originalidad y la fuerza que asociábamos con la presencia de Feynman en las aulas era la de 1964 sobre el movimiento de los planetas, la única que necesitaba complementarse con fotos de la pizarra unas fotos que no teníamos. Aunque a regañadientes, renunciamos a la idea.
Eso creíamos al menos. Pero los ecos de la conferencia obsesionaban a David, sobre todo cuando al año siguiente comenzó a dar clases sobre aquella misma materia a los alumnos de primer curso de física. David tenía la cinta, ¿pero podía reconstruir las exposiciones de la pizarra basándose en los escasos y esquemáticos bosquejos de los apuntes de Feynman y en las pocas palabras que aquél había garabateado para sí mismo más que para los estudiantes? «volvamos a intentarlo», dijo a principios de diciembre de 1994, mientras nos preparábamos para hacer un viaje por el canal de Panamá. Esta vez nos llevamos sólo la transcripción de la conferencia junto con los apuntes de Feynman y, por si acaso, sendas antologías de la Astronomía nova de Kepler y de los Principia de Newton.
El S.S. Rotterdam tardó once días en viajar de Acapulco a Fort Lauderdale. David se encerraba en el camarote durante dos o tres horas diarias y se esforzaba por descifrar la conferencia perdida de Feynman. Partió, al igual que Feynman, de las pruebas geométricas de Newton. La primera brecha se abrió cuando consiguió cuadrar el primer boceto de Feynman con un diagrama de Newton, el de la página 40 de la edición Cajori de los Principia. Llevábamos ya tres días de viaje, tal vez cuatro, el litoral de Costa Rica era plenamente visible y David me anunció de pronto que también él podía seguir el razonamiento de Newton hasta determinado punto. Cuando abandonamos las aguas pacíficas y entramos en las atlánticas, David estaba completamente absorto en las curvas, ángulos y secantes que Feynman había dibujado y descrito claramente a lápiz. Todas las mañanas y todas las noches, cada vez durante más tiempo, se quedaba en el camarote, ajeno al paisaje para concentrarse en las figuras geométricas (las de Newton, las de Feynman y las suyas). Cuando llegamos a Fort Lauderdale, el 21 de diciembre, se sabía y entendía toda la argumentación de Feynman. Mientras volvíamos en avión adquirió forma el presente libro.
Su versión definitiva debe mucho a las aportaciones de la familia y los amigos. Marcia Goodstein consiguió ingeniosamente que un sencillo programa dibujara las casi 150 figuras que hacían falta para contar el cuento geométrico de Feynman. Sara Lippincott, hábil jefa de edición y diplomática, peinó la prosa y adecentó la organización del material. Ed Barber, vicepresidente de la editorial W.W. Norton, invirtió años de amigable insistencia que fueron recompensados cuando apareció la conferencia perdida. Robbie Vogt contribuyó con la historia de su nacimiento. Jim Blinn leyó el manuscrito e hizo sugerencias útiles. Valentine Telegdi insistió en que nos fijáramos en la prueba de James Clerk Maxwell. Por último, quisiéramos dar las gracias a Carl y Michelle Feynman por su amable cooperación, y a Mike Keller, abogado de la propiedad intelectual de Caltech, por su ayuda y entusiasmo. Los beneficios económicos que se obtengan con este libro se emplearán para financiar la investigación científica y académica en Caltech.
Todas las fotografías del presente volumen proceden de los archivos de Caltech.
J.R.G.
Pasadena, mayo de 1995