Se encuentran un muchacho y una muchacha. Ambos aguardan a cierta persona reconocible por una seña particular. Observan y esperan largo rato con la esperanza de que llegue esa persona. Al fin alguna circunstancia imprevista les hace ver que uno es para el otro esa persona esperada. Moraleja: lo necesario para nuestra felicidad se halla a menudo al alcance de la mano, si es que sabemos actuar.
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El diario íntimo dé un corazón humano, describiendo una jornada de las más comunes. Las luces y sombras que lo atraviesan; sus hondas vicisitudes.
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La desconfianza ilustrada por el siguiente caso: a un muchacho le ofrecen, en calidad de regalo, toda clase de cosas buenas y codiciables (un amigo, una esposa, la prosperidad) pero él rechaza una tras otra las ofertas, por temor a algún engaño. Los obsequios, sin embargo, eran reales. Y es demasiado tarde cuando se da cuenta.
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Un hombre intenta ser feliz en el amor pero no puede entregar su corazón, entonces todo le parece un vago sueño. Lo mismo ocurre con su vida personal: en cuestiones políticas, es patriota únicamente en apariencia. Todo en él parece una ilusión teatral.
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Un anciano, un día de verano, toma asiento en la cima de una colina, o en un observatorio que tiene en su casa, y contempla cómo el sol recorre diversos objetos ligados a su pasado: la escuela, el sitio en donde vivía su mujer cuando soltera. Los últimos rayos van a posarse en el cementerio.
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Los placeres, pensamientos y tareas de un holgazán durante un día transcurrido a orillas del mar: por ejemplo, sentarse en lo más alto de un acantilado y arrojarle piedras a su sombra, allá abajo.
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Un ciego sale a pasear por senderos que desconoce y confía en el primer caminante que acepta guiarlo; los distintos personajes con que se topa: unos malvados, otros bienintencionados pero inútiles, y hasta podría haber otro ciego que intenta guiarlo. Podría imaginarse, para terminar, que rechaza toda ayuda y sigue su camino a solas, titubeando.
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Concebir a un matrimonio muy unido. Todos creen que uno vive para el otro. Entonces se descubre que en verdad estaban divorciados o que, de haber podido, se habrían separado. ¿Qué reacción suscita esto?
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Cuanto más de cerca se observa la obra más refinada que produjo el hombre, más se notan todas sus imperfecciones, como un microscopio que captase la rugosidad de un metal pulido. Por el contrario, todo cuanto parece rudo o grosero en la obra de la naturaleza, observado de cerca muestra una total e infinita perfección.
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La naturaleza exhibe más minucia que el hombre en sus labores, porque ella procede a partir del germen más profundo, mientras que el hombre trabaja la superficie de las cosas.
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Un individuo consciente de estar al borde de la muerte: su estado de ánimo al hacerle una última visita a todas las personas y cosas que le son queridas.
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Descripción de diferentes categorías de hoteles y de tabernas, como también de los personajes más importantes que hay allí. Hará falta una trama para unir todo: por ejemplo, alguien llega a un gran hotel y, a medida que sus medios financieros van decayendo, se ve más y más en aprietos, hasta ir a parar a un sótano, en el subsuelo.
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Un hombre posee el objeto más perfecto que un mortal podría desear; al tratar de mejorarlo, lo estropea. Por ejemplo, una magnífica mansión que él intenta embellecer pero que conduce al derrumbe.
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Un individuo dilapida su existencia y su espléndido talento con el objeto de lograr algo que le es imposible: por ejemplo, dominar la naturaleza.
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Un cuento de hadas donde Eco es perseguido hasta su guarida. Eco es la voz de un reflejo en un espejo.
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Unos gnomos u otras pequeñas criaturas se introducen en las cavidades de un diente. Podría tratarse de un cuento infantil. Podría ser una de las tantas formas de tortura menor. Debería oponerse al caso de las hadas buenas que brindan placer a quienes hacen el bien.
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Un hombre se somete a penosos esfuerzos con tal de concretar ciertos proyectos en un futuro lejano (riqueza o gloria, por ejemplo), pero nada hace por alcanzar un objetivo que sí tiene acaso a mano, como las delicias del Paraíso.
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Un grupo de hombres. Ninguno espera ya nada bueno de esta Tierra; y, sin embargo, tampoco esperan nada del más allá.
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Personificar el dolor y mostrar sus efectos en una familia; indicar cómo cada cual reacciona ante este nuevo compañero de frente adusta y todo vestido de negro.
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Un relato que demuestre que somos al mismo tiempo víctimas y victimarios, vengándonos unos de otros. Por ejemplo: un hombre a quien rechaza una muchacha rica, a su vez rechaza a una muchacha pobre.
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Representar a los vientos como si fuesen diferentes personajes.
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Un hombre lleva una vida muy inmoral en cierto ámbito y, al mismo tiempo, una existencia intachable y religiosa en otro lugar.
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Un adorno usado por una dama: una joya con forma de corazón, por ejemplo. Tras muchos años se rompe o se quiebra y suelta un olor nauseabundo.
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Un frasco de veneno que se guarda desde hace un buen rato y que se suponía era un remedio potente, o viceversa.
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Varias personas beben cierto brebaje medicinal que resulta ser un veneno para unos y lo contrario para otros, según la personalidad de cada cual.
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Escena en la oficina del señor Roberts. El juez del Tribunal de Policía, Mack, le pide al pastor Upham que case a una pareja que aguarda en su oficina. El hombre sedujo a la joven e inmediatamente después la abandonó; en su ausencia, ella tuvo un hijo varón. No bien el hombre regresó, lo condujeron a la policía y allí sostuvo que aceptaba casarse con la joven; pero se consideró peligroso dejarlo en libertad mientras se publicaban los edictos. La opción era, por lo tanto, la siguiente: el casamiento o la prisión. El pastor Upham no osaba violar la legislación matrimonial, aun cuando estaba de acuerdo en ayudar para que se hiciese justicia con la mujer y con su hijo, el cual sería de esta forma legitimado. Más aún, el pastor parecía creer que, de no ayudar, se volvía en parte responsable de este vínculo ilegítimo que muy probablemente no se interrumpiría. Siguieron múltiples reuniones tendientes a revisar la legislación en vigencia. El juez Mack se negaba a celebrar la boda porque ya había obligado a casarse a una pareja cuya unión había terminado tan mal que él resolvió no cargar más en su conciencia con un acto semejante. El pastor Upham parecía más rígido en cuanto al cumplimiento del deber. Finalmente se liberó a la pareja sin casarla. El hombre le dio a la mujer un billete de 400 $, en calidad de garantía matrimonial. La mujer pareció confiar; consideraba más decente aguardar a que publicasen los edictos. El pastor Upham se ofreció a impartir la ceremonia religiosa si el juez Mack aceptaba casarlos. Lamento que el asunto no concluyera con una boda.
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Muchas personas contribuyen, sin ser conscientes de ello, a la concreción de un proyecto: un festín de mendigos hecho con restos de comidas de varias mesas, por ejemplo, o un tapiz con los andrajos de innumerables vestimentas.
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Un horrendo secreto comunicado a varias personas de distinto temperamento. Serios o alegres, todos perderán la razón bajo el efecto del secreto, cada cual según su personalidad.
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Una joya u otro objeto famoso del que se habla en todo el mundo. Alguien lo encuentra y se apodera de él, de forma inesperada y en circunstancias muy banales.
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Envenenar a alguien o a un grupo de personas con vino sacramental.
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Circulan ciertos rumores sobre la aparición en público de una persona que habría sido vista en circunstancias diferentes y que, de forma simultánea, habría visitado a distinta gente.
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Una nube con la forma de una anciana arrodillada, los brazos extendidos hacia la luna.
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Si se ata un hilo de seda a una gran cuchara de plata, se obtendrá el sonido del campanario de la catedral de La Habana, un sonido fantástico y grandioso.
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En lugares desconocidos, tenemos la impresión de que todo es irreal. Se trata, sin embargo, de la percepción de la verdadera irrealidad de los objetos de este mundo, puesta de mayor relieve por la falta de congruencia entre nosotros y dichos objetos. Poco a poco, conforme nos adaptamos, perdemos esta percepción.
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Un pájaro, en Cuba, gritaba «Sofía» en medio del bosque. Su graznido se limitaba a eso. Era dado imaginar que un difunto amante de esta mujer se expresaba por intermedio del pájaro.
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El juez Tyler, de New Hampshire, cuando joven era la imagen perfecta de la belleza masculina. Se supo de varias mujeres que, al morir, portaban al cuello un medallón con su retrato en miniatura. Muchas más poseían este mismo retrato, copiado numerosas veces. Hombre culto, autor teatral y otras cosas por el estilo, Tyler posó un día en el Pearle’s Museum de Nueva York para una estatua de cera de Apolo. A un grupo de muchachas que visitaban el museo les atrajo la estatua; una de ellas traspasó la barrera y fue a darle un beso. La estatua se animó, como la de Pigmalión, y la pobre muchacha se desmayó.
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Un viejo espejo. Alguien descubre la forma de que todas las imágenes que reflejó en el pasado vuelvan a la superficie.
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Como nuestros indígenas, a diferencia de los griegos, los romanos o los egipcios, no erigieron monumento alguno, cuando hayan desaparecido de la Tierra su historia nos parecerá mera leyenda y conservaremos de ellos una imagen fantasmal.
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Una mujer que siente empatía con las emociones ajenas pero es incapaz de sentir la menor emoción por cuenta propia.
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Observar a una muchacha hermosa, en su cuarto u otro lado, e imaginar en múltiples situaciones a todos los galanes cuyos corazones se derriten por ella.
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El retrato, en Nueva Inglaterra, de un individuo idéntico a otro representado en un retrato en Inglaterra. El hombre se había hecho famoso antes de desaparecer de súbito, y no había noticias suyas hasta que, gracias al retrato, pudo saberse que era ahora una celebridad en Nueva Inglaterra.
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Descripción de una muchacha que en el pasado tuvo ciertos raptos de demencia y ahora sufre una nueva crisis de locura. Fue a dar un paseo en coche, se cansó bastante y se mostró muy excitada. De regreso se dejó caer, como tenía por costumbre, pensativa y abatida, sumamente triste, aunque ofreciendo un espectáculo de lo más encantador. Su familia intentó hablarle pero ella no respondió, como si nada le importase y sin moverse de la silla, igual en eso a una estatua: la estatua de la melancolía y la belleza.
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Fuimos a misa al caer el día. No vimos nada destacable excepto, en el banquillo a nuestro lado, a una niñita de tres o cuatro años, durmiendo con la cabeza en las rodillas de su criada. Era muy bella: la imagen de la inocencia adormecida.
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Observación: el efecto de los rayos matinales en la hierba mojada de la sinuosa cuesta que se extiende, al otro lado del río, entre el espectador y el sol. Por toda la superficie del terreno se difunde un pálido brillo. La bruma sube lentamente; y algo más lejos, reposando en parte sobre la tierra, el resto erige una columna tan elevada que, al verla, uno duda si llamarla neblina o nube.
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El caso cómico de un hombre que arrastraba el coche hasta una ribera en declive, a fin de lavarse en el río. El coche se le adelantó y rodó por la pendiente como poseído por el diablo, lo que obligó al hombre a correr a toda prisa y zambullirse en el río, para terminar con el agua hasta el cuello. Ejemplo claro de que un coche puede escaparse de un hombre sin caballo.