I • GRÉNDEL

Skild, fundador de la dinastía skildinga. Sus funerales.

¡Oíd! Yo conozcola fama gloriosa[1]

que antaño lograronlos reyes daneses,

los hechos heroicosde nobles señores.

A menudo los bancostomábales Skild[2],

5 el hijo de Skef,a la gente enemiga;

infundía pavorel que fue recogido[3]

en penoso abandono.Consuelo le cupo,

pues luego en la tierracon gloria vivió

y a todos los pueblosque habitan la orilla

10 del paso del peza su mando los tuvo[4],

tributo le daban.¡Era un rey excelente!

Entonces un hijole vino a nacer,

heredero en palacio.Enviábalo Dios

en alivio del pueblo:Él sabía su aprieto

15 de tiempos atrás,cuando mucho sufrieron

sin un soberano.El Señor de la vida,

el Dios Celestial,concedióle renombre:

fue famoso Beowulf,lejos la gloria[5]

del hijo de Skildse extendió por Escania[6].

20 Es así como un jovense sabe lograr[7]

—ofreciendo regalos,ya en casa del padre—

que luego, de viejo,al venirle batalla,

rápida acudaanimosa su gente,

le apoyen los hombres.¡Con nobles acciones

25 prospera un señoren un pueblo cualquiera!

Su hora le vinoal intrépido Skild,

al encuentro marchódel Señor de la Gloria.

Sus amados guerreroslleváronlo entonces

a orillas del mar,como él ordenó,

30 el monarca skildingo,cuando habla tenía[8];

fue largo el reinadodel bravo caudillo.

Ya estaba dispuesto,con proa curvada

y cubierto de nieve,el navío del rey;

fue colocadoel egregio señor

35 dadivoso de anillosa bordo del barco[9],

al pie de su mástil.Abundaban allá

los tesoros y adornosde tierras lejanas.

No sé de otra naveque así se equipara

con armas de guerra,espadas, arneses

40 y cotas de malla;repleta quedó

de magníficas joyas,que lejos con él

deberían partiren poder de las aguas.

De rico tesorodotaron al rey:

en nada peoral que un día a su lado

45 pusieron aquellosque, solo en el barco,

siendo muy niño,lo dieron al mar.

Sobre el noble caudilloerigieron después

un dorado estandarte.Le dejaron partir[10],

lo llevaron las olas.Con ánimo triste,

50 apenados, quedaban.No hay en verdad

un señor en la tierra,un sabio varón,

que sepa decirquién obtuvo esta carga.

Los descendientes de Skild. Ródgar construye su palacio «Hérot».

Beowulf skildingo,el amado monarca,

allá mucho tiemporeinó en su reducto,

55 alabado entre pueblos:ya estaba su padre

sin vida terrena.Nacióle después

el intrépido Halfdan,que en tanto vivió

—belicoso y anciano—mandó a los daneses.

A aquel noble señorle vinieron al mundo,

60 uno tras otro,cuatro herederos:

Hérogar, Ródgary Halga valiente;

fue Irsa la esposa—cuentan— de Onela,

compañera de lechodel bravo skilfingo[11].

El ínclito Ródgarbuena fortuna[12]

65 en las guerras teníay por ello gozoso

apoyábale el pueblo:era grande su tropa

de jóvenes héroes.Quiso aquel rey

que le hicieran los hombresun rico palacio,

que le fuese erigidauna hermosa mansión

70 —una sala excelentey mayor que ninguna—,

para allá repartirentre mozos y ancianos[13]

todos los bienesque obtuvo de Dios,

a excepción de la tierrao la vida del pueblo.

He oído contarque a lejanas naciones

75 que habitan el mundomandato les vino

de alzar la morada.Acabósele pronto

al egregio caudillo—en el plazo fijado—

su rica mansión;el nombre de Hérot

entonces le pusoel de gran poderío.

80 Cumplió su proyecto:regalaba en las fiestas

magníficas joyas.Alto y hermoso

el palacio se erguía.Respetábanlo aún[14]

las ávidas llamas:fue sólo más tarde

que vino a surgirentre el suegro y el yerno

85 —enemigos feroces—el odio de espadas.

Gréndel, enfurecido por los cantos cristianos que allá se recitan, ataca el Hérot.

El monstruo maligno,con rabia terrible,

allá se irritabaen las torvas tinieblas,

día tras díaoyendo en la sala

el gozoso alboroto,los sones del arpa

90 y el canto del bardo,que bien exponía

el origen primerode todas las razas,

cómo Dios Poderosola tierra creó

—la dulce campiñaque abrazan los mares—,

cómo hizo el Eternoel sol y la luna

95 para luz de los hombresque habitan el mundo;

a los campos —decía—su adorno les puso

de hierbas y ramas,y de vida dotó

a los seres diversosque tienen aliento.

Los daneses vivieroncon mucha alegría

100 en la bella mansiónhasta el día en que vino

y les hizo quebrantoel siniestro enemigo.

Llamábase Gréndelaquel espantoso

y perverso proscrito:moraba en fangales,

en grutas y charcas.Desde tiempos remotos

105 vivía esta fieraentre gente infernal,

padeciendo la penaque Dios infligió

a Caín y a su raza.Castigó duramente

el Señor de la Gloriala muerte de Abel,

no obtuvo Caínde su hazaña provecho:

110 Dios le exilióy apartó de los hombres.

Es de él que desciendenlos seres malignos,

los ogros y silfosy monstruos todos,

y también los gigantesque tiempo muy largo

al Señor se opusieron.¡Les dio su castigo[15]!

115 Oculto en la nocheGréndel marchó

al hermoso palacio,queriendo saber

lo que hacían los hombresdespués de la fiesta.

Vio que del sueñolos nobles daneses[16]

allá disfrutaban:nada malo temían,

120 ninguna desgracia.El demonio infernal,

dañino y furiosoy pronto dispuesto,

treinta vasalloscon ira y con rabia

tomó de sus lechos.Luego escapó,

del botín orgulloso,llevando consigo

125 el macabro trofeoa su torva guarida.

Los daneses sufren los ataques de Gréndel durante doce años, impotentes para librarse de él.

Cuando el alba llegó,al venir la mañana,

el estrago de Gréndelfue descubierto:

tras la fiesta se oyeronmuy grandes quejidos,

lloroso alboroto.El ínclito rey,

130 el egregio señor,se llenó de tristeza;

asaltóle el dolor,embargóle la pena,

viendo la injuriadel mal enemigo,

el feroz malhechor.¡Allá tuvo congoja,

muy largo pesar!Poca tregua le dio,

135 pues hízole luego,a la noche siguiente,

mayor desafuero:con toda osadía

atacó y destruyó.¡Su maldad le incitaba!

Era fácil de hallarun guerrero que lejos

tratara de hacersede un lecho seguro,

140 de cama mejor,cuando fue conocida

y por claras señalesmuy bien comprobada

la furia de Gréndel:a salvo se puso,

en lugar apartado,quien de él escapó.

Contra todo derechohostigaba a los hombres

145 y vino a ocurrirque quedóse desierta[17]

la excelsa morada.Aquello duró:

doce años seguidossufrió este ultraje

el señor skildingo,su grave infortunio

y amargo pesar.En tristes cantos

150 la nueva extendiósey corrió por el mundo;

contaban que Gréndelquerella con Ródgar

tenía de antiguo,que dañábale mucho

con odio y maldaddesde tiempo lejano,

en acoso constante.Él paz no quería

155 con hombre ningunodel pueblo danés

ni dejar de matarrecibiendo tributo.

¡No cabía contarcon brillantes riquezas[18]

que en pago a las muertesel monstruo entregara!

La fiera maligna,la torva criatura,

160 a mozos y ancianosbuscaba y seguía,

siempre acechante.En eternas tinieblas

su ciénaga estaba,mas poco se sabe

del sitio que habitasu raza infernal.

Muchos males traíael que odiaba a los hombres,

165 causaba a menudoel feroz solitario

espantoso quebranto.Se adueñaba del Hérot,

la sala excelente,las noches oscuras;

pero él no veníaante el trono de Ródgar[19]

—así Dios lo mandaba—ni allá agradecía.

170 Gran infortunioel rey soportaba,

doloroso pesar.Se solía reunir

en secreto su gente:buscaban remedio,

algo que hiciesenlos fuertes guerreros

que fin le pusieraa tan dura desgracia.

175 A menudo a los diosesen templos paganos[20]

ofrendas hacían,súplica alzaban,

ayuda esperandoen su agobio sin fin

del que mata las almas.Era tal la costumbre

de gentes infieles:sus mentes ponían

180 allá en el infierno.No sabían de Dios,

del buen Creador,del Señor Poderoso;

nunca alababanal Rey Celestial,

al Señor de la Gloria.¡Triste de aquel

que en horrible desgraciasu espíritu entrega

185 al abrazo del fuego!¡Alivio no espere,

ya nunca saldrá!¡Feliz del varón

que en el Ultimo Díaante Dios se presenta

y es acogidoen el seno del Padre!

Al hijo de Halfdanmucho afligía

190 aquel daño constante;no podía el buen rey

liberarse del mal.Soportaba su pueblo

muy larga congoja,duradero pesar,

pues noche tras nocheel maligno atacaba.

Beowulf va a Dinamarca para prestarle su ayuda a Ródgar.

El acoso de Gréndela oídos llegó

195 del intrépido gauta,vasallo de Híglak[21].

En fuerza excedíaeste noble varón

a todos los hombresque vivos entonces

había en el mundo.Mandóse equipar

un viajero del agua:marchar decidió[22]

200 por la senda del cisne[23]en socorro del rey,

del bravo caudilloal que gente faltaba.

Bien poco reparoa su marcha pusieron

los sabios ancianos,aunque era querido:

a partir le incitarontras ver los augurios.

205 Llevaría consigoel mejor de los gautas

selectos guerreros,los más valerosos

que pudo encontrar.Quince marcharon

al leño del agua:el buen navegante[24]

resuelto a la costaa su gente llevaba.

210 El momento llegó.Al pie de las peñas

flotaba la nave;animosos los hombres

saltaron a bordo.Se arrollaban las olas,

mar contra arena.Los guerreros pusieron

adentro del barcomagníficas piezas,

215 brillantes pertrechos.Hiciéronse al mar,

viaje emprendieronen recio navío.

Por el viento impulsadoel barco avanzó

—de espumas cubiertolo mismo que el ave[25]

y al tiempo debido,un día después,

220 el curvo navíollegó a su destino

y los hombres de mardivisaron la costa,

relucientes escollos,altas montañas,

buen litoral.Acabóse el viaje[26]

a través del estrecho.Del leño del agua

225 saltaron los wedrascon mucha premura[27],

atracáronlo luego;rechinaban las cotas

y arneses de guerra.Dieron gracias a Dios,

pues quísoles dartan feliz travesía.

Un guerrero danés conduce a Beowulf hasta el Hérot.

El vigía danésque en lo alto de un risco

230 la costa guardababien pudo ver

que bajaban del barcoequipados de cota

y brillantes escudos.El deseo sintió

de saber al momentoqué tropa era aquella.

El guerrero de Ródgarpresto a la orilla

235 corrió en su caballo;blandía con fuerza

en su mano la lanza.Así les habló:

«Decid quiénes sois,oh gente equipada

con armas de guerraque en alto navío,

las olas surcandoa través de los mares,

240 llegasteis acá.Por tiempo muy largo

he guardado la costa,he oteado las aguas,

cuidando que nuncala tierra danesa

atacada se vierapor nave enemiga.

Más que ningunovinisteis aquí

245 de animosa manera,aunque poco sabéis

si os irá a recibiry aceptar en su tierra

la gente skildinga.Está entre vosotros

el hombre más fuerte,equipado guerrero,

que he visto jamás:no es un simple vasallo

250 —le adornan sus armas—si es que no miente

su digna apariencia.Ahora quiero saber

de qué gente venís,no vayáis a pasar

como astutos espías,siguiendo adelante

a la tierra danesa.¡Escuchad, extranjeros,

255 oh gente de mar!¡Atentos oíd

mi sincero consejo:mucho os conviene

decir al instantede dónde venís!».

Respuesta le dioel de rango más alto,

habló de este modoel que mando tenía:

260 «Somos nosotrosintrépidos gautas,

fieles vasallosdel ínclito Híglak.

Glorioso renombrele cupo a mi padre:

príncipe era,llamábase Ekto;

tras vida muy larga—anciano en palacio—

265 partió de este mundo.¡Bien lo recuerdan

los sabios varonesque habitan la tierra!

Con buena intenciónal encuentro venimos

del rey de tu pueblo,del hijo de Halfdan,

del bravo señor.¡Condúcenos tú!

270 Alta misiónal famoso nos trae,

al egregio monarca.No voy a ocultarte

el proyecto que tengo:tú sabes, vigía,

—si es verdaderoel relato que oímos—

que al pueblo skildingoun cierto enemigo,

275 un cruel malhechor,oculto en la noche

lo ataca con furiay le causa quebranto,

pesares y muertes.A Ródgar pretendo

en buena amistadofrecerle mi ayuda.

Podrá de este modovencer al maligno,

280 si es que el destinoconsiente que tengan

sus males remedio,que le vuelva la paz

y encuentre un alivioen sus muchas desgracias.

Sufrirá en otro casoconstantes ultrajes,

violentas matanzas,en tanto se eleve

285 y mantenga en el altoel hermoso palacio».

Allá en su caballoel osado vigía,

el guardián, respondió:«El guerrero avisado

que juzga prudentese forma opinión

atendiendo a lo dichoo también a los hechos.

290 He oído que es estauna tropa leal

al señor skildingo.¡Pasad adelante

con armas y cotas!¡Yo seré vuestro guía!

A los hombres que mandola orden daré

de que guarden a salvode todo enemigo

295 la nave que os trajo,el bien embreado

navío en la costa,hasta el día en que el leño

de proa curvadade nuevo os devuelva

a través de la maral país de los wedras:

al hombre animosola suerte le ayuda,

300 salva la vidaen la dura batalla».

Se pusieron en marcha.Firme quedaba,

amarrado con cuerdas,el amplio navío,

sujeto en el ancla.Coronaban sus yelmos[28]

brillantes verracosforjados en oro,

305 templados al fuego:protegían las vidas

de aquellos valientes.Tras rápida marcha

—ceñida la tropa—alcanzaron a ver

la ensamblada mansiónde dorados adornos[29].

En la más excelentede todas las salas

310 debajo del cieloel famoso vivía:

su reflejo llegabahasta muchas naciones.

El guardián señalóla morada del rey,

la muy reluciente,de modo que a ella

pudiesen llegar.Entonces la vuelta

315 se dio en su caballoy así les habló:

«Yo ahora me vuelvo.¡Que Dios Poderoso

os conceda su graciay haga que a salvo

salgáis de la empresa!Yo corro a la costa

a guardarla de nuevode gente enemiga».

Beowulf llega al Hérot. Solicita audiencia con Ródgar.

320 Por firme caminoy de hermoso empedrado

avanzaron los hombres.Muy ricos brillaban

los recios arneses,las anillas de hierro

en las cotas gemíancuando, bien pertrechados,

hicieron su entradaen la excelsa mansión.

325 Fatigados los gautasdel largo viaje[30],

sus escudos pusieron—grandes y fuertes—

allá en la pared;rechinando las cotas,

sentáronse luego.Apiladas y juntas

quedaron las lanzas,las varas de fresno

330 con hierro en la punta.¡Magníficas armas

la tropa traía!Preguntóles entonces[31]

un alto señorde qué sitio venían:

«¿De dónde traéisestos bellos escudos,

estos grises arnesesy yelmos dorados,

335 este acopio de lanzas?Yo soy mensajero

y heraldo del rey.A pocos he visto

de tierras extrañascon tanta apostura.

¡Bien se me alcanzaque os trae ante Ródgar

una alta misión,y no triste destierro!».

340 Pronunció sus palabrasel héroe famoso;

el príncipe wedra,guerrero en su yelmo,

así respondió:«En la mesa de Híglak

asiento tenemos;yo me llamo Beowulf.

Expondré mi proyectoa tu gran soberano,

345 al hijo de Halfdan,al noble señor,

si el egregio monarcanos da su permiso

y benigno consienteque entremos a verle».

Wúlfgar habló—era un noble de Véndel[32],

de todos sabidosu mucho coraje,

350 su arrojo y prudencia—:«Yo diré tu deseo

al caudillo danés,al noble skildingo,

al bravo señordadivoso de anillos,

llevaré tu recadoal egregio monarca;

la respuesta que obtengadel buen soberano

355 luego al momentopor mí la sabrás».

Rápido entródonde Ródgar estaba

—anciano y canoso—entre nobles vasallos;

junto al hombro del reyse detuvo el valiente.

¡Bien en la cortemoverse sabía!

360 Wúlfgar le hablóa su amigo y señor:

«Ha llegado hasta aquídesde tierras remotas,

las aguas surcando,una tropa de gautas.

Al de rango más altosus fieles guerreros

le llaman Beowulf.Solicitan tener,

365 oh mi amado señor,entrevista contigo.

Tu respuesta no sea,oh Ródgar afable,

que no les concedesque vengan a ti;

en sus cotas de guerramuy dignos parecen

de gran atención.¡Es un buen capitán

370 el que manda a los hombresy aquí los condujo!».

Ródgar habló,el monarca skildingo:

«Conocí a Beowulfcuando aún era niño.

El nombre de Ektosu padre tenía:

Rédel el gautale dio por esposa[33]

375 a su única hija.Viene ahora su hijo,

animoso, hasta aquí,al amigo buscando.

Por la gente de marque a los gautas llevaba

los ricos regalosque yo les hacía

nos fue relatadoque tiene en su puño

380 este noble varónla fuerza terrible

de treinta guerreros.El Dios de la Gloria

en su mucha bondadha dispuesto que venga

a la tierra danesa—por cierto lo tengo—

a librarnos de Gréndel.¡Yo al bravo daré

385 por su gran valentíabrillantes tesoros!

Corre hasta ellosy diles que vengan,

que todos acudanaquí con mi gente;

hazles saberque les da nuestro pueblo

gozosa acogida».

Wúlfgar salió

390 y asomado a la entradales dio la respuesta:

«Deciros me mandami gran soberano,

el egregio señor,que conoce muy bien

vuestro noble linajey gozoso os acoge,

oh gente atrevida,viajera del mar.

395 Pasad adelantevistiendo las cotas,

llegad ante Ródgarcubiertos con yelmos;

aquí aguardaránlos escudos de guerra[34],

los fieros astiles,en tanto le habláis».

Beowulf le ofrece su ayuda a Ródgar.

Levantóse Beowulfcon sus muchos guerreros,

400 la tropa valiente.Vigilando las armas

algunos quedaron,según lo dispuso.

Bajo el techo del Hérot,al héroe siguiendo,

marcharon los hombres;el osado avanzó,

el bravo en su yelmo,hasta hallarse ante el rey.

405 Hablóle Beowulf—relucía su cota,

la malla tejidapor hábil herrero—:

«¡Te saludo, Ródgar!Yo soy pariente

y vasallo de Híglak.Ya de joven logré

muy gloriosas hazañas.Noticia me vino

410 en mi tierra natalde tu lucha con Gréndel:

de tu sala refierela gente de mar,

de la hermosa morada,que sola se queda

y sin hombre ningunodespués que se oculta

debajo del cielola luz de la tarde.

415 Entonces mi pueblo—excelentes varones,

sabios ancianos—allá me propuso,

oh príncipe Ródgar,que a verte viniera.

Ellos bien conocíanmi fuerza terrible,

pues me vieron volverde la fiera batalla[35]

420 —de sangre cubierto—en que a cinco atrapé

de la raza gigante;monstruos del mar

en la noche abatí:con apuro a los wedras

vengué del acoso—su mal se labraban—

de bestias malignas.Ahora quiero enfrentarme

425 yo solo con Gréndel,acabar con el ogro,

el dañino gigante.Una gracia te pido,

oh fuerte señorde la gente danesa,

rey de skildingos,que no has de negarme,

oh noble monarca,buen soberano,

430 habiendo venidohasta aquí de tan lejos:

que permitas que yo,con mis bravos tan sólo,

de malos peligrosel Hérot libere.

»He oído decirque el feroz enemigo,

en su loca arrogancia,sin armas ataca.

435 Yo también lucharé—de manera que a Híglak,

mi noble señor,mi osadía contente—

sin ayuda de espadao tampoco de escudo,

amarillo broquel:con sólo mi mano

entraré con la fiera—un hombre con otro—

440 en mortal desafío.¡Deberá resignarse

al mandato de Diosel que entonces perezca!

Sé que si Gréndelme llega a vencer,

en la alta moradapodrá sin temor

devorar a mis gautas,como antes ha hecho

445 con tantos guerreros.No tendrás en verdad[36]

que cubrir mi cabeza—quedará por completo

anegada en mi sangre—,si caigo en la lucha:

correrá el solitarioa esconder mi cadáver

allá donde ufanoen su cueva lo engulla

450 y la manche de sangre.No tendrás en verdad

que velar mucho tiempomis restos mortales.

Envíale a Híglaksi muero en la brega

la cota de mallaque cubre mi pecho,

mi arnés excelente:es herencia de Rédel,

455 una obra de Wéland.¡Decida el destino!»[37].

Discurso de bienvenida de Ródgar.

Ródgar habló,protector de skildingos:

«Acudiste a nosotros,oh amigo Beowulf,

queriendo pagarnosantiguos favores.

Terrible discordiatu padre inició

460 cuando a Hádolaf muertele dio con su mano

en la tierra wilfinga;no quisieron después[38]

recibirle los gautaspor miedo a la guerra.

Surcando las aguas,en busca se vino

del pueblo danés,de los nobles skildingos.

465 Yo empezaba a reinaren la gente danesa,

ya regía, aún joven,mis grandes dominios,

mi reducto de héroes:estaba sin vida

mi hermano mayor,ya el hijo de Halfdan,

Hérogar, muerto.¡Superábame en todo!

470 Yo entonces con orozanjé la querella;

antiguos tesorosenvié por el mar

a los fieros wilfingos.Me prestó juramento[39].

»Mucho en mi pechome agobia el dolor

cuando a alguno le digolos males que Gréndel

475 me causa en el Hérotcon su ira enemiga

y perversos ataques.Diezmada en la sala

se encuentra mi tropa;la entrega el destino

a la rabia de Gréndel.¡Fácilmente podría

arrasar el Señoral furioso proscrito!

480 Ocurrió muchas vecesque, estando borrachos

y alzando las copas,mis hombres juraron

quedarse aguardandoen la rica mansión

y luchar contra Gréndelcon recias espadas;

cuando el alba venía,al llegar la mañana,

485 teñido de sangrese hallaba el palacio,

en la sala los bancosestaban cubiertos

de sangre de guerra:yo así me quedaba

con menos vasallos.¡Pero siéntate ahora

a beber con nosotros!¡Cuenta gozoso

490 en la charla festivatus grandes hazañas!».

A los gautas entonceslugar se les hizo

de modo que juntosun banco ocuparan;

allá se sentaronlos bravos guerreros,

varones de fama.Cumplió su misión

495 quien portaba la jarrallenando sus copas

de clara cerveza.Alzóse en el Hérot

el canto del bardo.Reinó la alegría

en el amplio tropelde daneses y wedras.

La hazaña de Beowulf con Breca, según la versión de Únfer.

Entonces Únfer,el hijo de Éklaf,

500 que estaba a los piesdel señor skildingo,

porfía inició—causábale enojo

el valor de Beowulf,su atrevido proyecto,

pues mal admitíaque hombre ninguno

gozara en el mundo,jamás en la tierra,

505 de gloria que fuesemayor que la suya—:

«¿Eres tú el Beowulfque quiso en las aguas

medirse con Breca,en aquel desafío

en que ambos, osados,cruzasteis el mar

y en las hondas corrientes,con necia arrogancia,

510 expusisteis la vida?Inútiles fueron

prudentes consejos,desistir no quisisteis

de aquella locura.Os echasteis al mar,

en el agua nadandoagitasteis los brazos,

por la húmeda sendaadelante avanzasteis

515 con ágiles manos.Invernal tempestad

encrespaba las olas.Siete días duró

vuestra lucha en las aguas.Suya fue la victoria;

tenía más fuerza.Arribó una mañana

a la tierra que habitanlos raumas guerreros[40];

520 regresó desde alláa su patria querida,

el héroe volviócon los nobles brondingos[41],

al hermoso reductoen que gente tenía,

palacio y tesoros.¡El hijo de Bastan[42]

logró demostrarlo que ya aseguraba[43]!

525»Ahora sé que te esperafracaso mayor,

por muchas victoriasque tengas ganadas

en fieros encuentros,si al alcance de Gréndel

de noche te quedasen la alta mansión».

La misma hazaña, según la versión de Beowulf.

Respondióle Beowulf,el hijo de Ekto:

530 «En verdad la cerveza,oh Únfer amigo,

te ha hecho decirmuchas cosas de Breca,

alabarlo en exceso.Por mi parte mantengo

que yo realicé muymayores hazañas,

que a nadie en el marigualárseme pudo.

535 Siendo muy niños,con firme promesa[44]

los dos acordamos—jóvenes éramos

ambos entonces—jugarnos las vidas

afuera en las aguas;así lo cumplimos.

»Nos echamos al marempuñando con fuerza

540 desnudas espadasque bien de ballenas

guardarnos debían.Mas Breca en las olas

no supo sacarmeventaja ninguna,

era yo el que evitabaque atrás se quedara.

Cinco días asíen las aguas nadamos;

545 nos pudo despuésseparar la marea,

el furioso oleajey la helada tormenta,

la lúgubre noche;el viento del norte

con rabia nos vinoy las olas se alzaron.

Furiosas estabanlas bestias del mar,

550 mas librábame de ellasmi cota de malla,

la muy resistentey a mano tejida:

el arnés de combate,con oro adornado,

mi pecho cubría.Un horrible enemigo

arrastróme hasta el fondo;firme en su garra

555 el feroz me tenía,mas quiso la suerte

que yo con mi espadaa la bestia alcanzase,

con la punta del hierro.¡Muerte a la fiera

la lucha le trajoa través de mi mano!

»Padecí de este modoel acoso constante

560 de seres malignos;con mi espada excelente

respuesta les di, comoaquello exigía.

Mal consiguieronlograrse la dicha

de un rico banquete,de poder devorarme

gozando su fiestaen el fondo del mar;

565 muy al contrario,al alba en la playa

los monstruos yacíanheridos por hierro,

muertos a espada,de modo que nunca

pudiesen volvera impedirle su avance

a la gente de mar.Brilló por el este

570 la enseña de Dios,se calmaron las aguas[45],

y así diviséde la costa las rocas

que el viento azotaba.¡Protege la suerte

al varón animosono urgido a morir!

Quiso el destinoque a nueve alimañas

575 mi hierro matase.No sé que jamás

bajo el cielo se dieramás dura batalla,

que nadie en las olastal pena sufriese.

De las garras salísin embargo con vida,

agotadas mis fuerzas:el mar me arrastró,

580 me llevó en su corriente,a la tierra que habita

la gente lapona[46].

»De ti, sin embargo,

no sé que se cuententan altas proezas,

tan fieros combates.Ni Breca ni tú

jamás hasta ahorasupisteis lograr

585 con brillantes espadasen choque de guerra

una hazaña igualable—no en vano me alabo—,

aunque tú sí matastea tus propios hermanos[47],

cercanos parientes.¡Al infierno por ello

te irás a sufrir por muylisto que seas!

590»Yo te digo en verdad,oh hijo de Éklaf,

que poco quebrantoel pérfido Gréndel

le habría causadoa tu buen soberano,

poco daño en el Hérot,si fuera tan grande

tu arrojo y valorcomo afirmas tú mismo.

595 Pero él ha notadoque no es peligroso

el enojo danés,la tormenta de espadas[48]

que aquí le presentanlos bravos skildingos;

vuestras vidas se cobraen forzado tributo,

a ninguno perdona,y mata y destruye

600 según le parece:no le tiene temor

a la gente danesa.¡Yo he de mostrarle

en la lucha inminenteel vigor de los gautas,

su fuerza y coraje!¡Al hermoso palacio

quien quiera regresesin miedo mañana,

605 cuando alumbre a los hombresla luz matinal,

cuando brille en el surel sol reluciente!»[49].

La reina Walto.

Tuvo contentoel canoso señor

dadivoso de anillos:con ayuda se supo

el heroico monarca,el egregio danés,

610 pues oyó de Beowulfel firme proyecto.

Rieron los hombres,alzóse en la sala

el gozoso alboroto.Walto avanzó,

la esposa de Ródgar.¡Bien el uso sabía!

Saludó a los guerrerosla dama enjoyada.

615 Primero la copala noble señora

ofreciósela al reyde la gente danesa

deseando contentoen el rico convite

al que todos amaban:complacido el monarca,

el valiente caudillo,la copa aceptó.

620 Por la sala fue luegola reina helminga[50]

a todos llevando,a mozos y ancianos,

la copa adornada,y vino el momento

en que la alta señora,de anillos cubierta,

llegó ante Beowulf.Presentó sus saludos

625 al príncipe gautay con sabias palabras

dio gracias a Diospor haberla atendido

enviando un guerreroque fin les pondría

a los torvos ataques.La copa tomó

el intrépido wedrade manos de Walto,

630 afanoso de luchaentonces habló.

Allá dijo Beowulf,el hijo de Ekto:

«Decidí firmementeal hacerme a la mar,

cuando al barco viajerosubí con mis hombres,

bien terminarcon el mal de tu pueblo

635 bien perecery en las garras feroces

quedarme sin vida.¡Yo sabré realizar

una hazaña gloriosay, si es de otro modo,

en la rica moradala muerte hallaré!».

A la dama gustaronaquellas palabras,

640 el discurso del gauta.La noble señora

de nuevo su asientoocupó junto al rey.

Ródgar encomienda a Beowulf la defensa del palacio.

Otra vez se elevaronlas voces gozosas

en la alta mansión,el alegre bullicio

de fiesta en palacio,y el momento llegó

645 en que el hijo de Halfdanpensó retirarse,

buscarse descanso.No ignoraba que el monstruo

de cierto vendríaa luchar en la sala

tan pronto la luzse ocultase a los hombres,

cuando negras tinieblasla noche trajera

650 y en rápido avancelas lúgubres sombras

cubriesen el mundo.Levantáronse todos.

De Beowulf despidióseel intrépido Ródgar.

Deseándole suerte,el mando en la estancia

después le entregó.De este modo le dijo:

655 «Jamás mi palaciohe cedido a ninguno

desde el día lejanoen que pudo mi brazo

elevar el escudo:el primero eres tú.

Guarda celosola excelsa morada;

piensa en tu gloria,muestra tu fuerza

660 y espera al maligno.¡Cuanto quieras tendrás,

si no pierdes la vidaen la dura batalla!».

Ródgar entoncessalió de la estancia,

marchó con su genteel señor de skildingos;

deseaba el monarcadescanso con Walto,

665 dormir con la esposa.¡Fue el Dios Celestial

—lo decían los hombres—quien puso en la sala

al guardián contra Gréndel!¡Prestábale al rey

un valioso servicioesperando al gigante!

Confianza teníael príncipe gauta

670 en su fuerza terrible,en el don del Señor.

La cota de hierroquitóse del pecho[51],

la entregó con su yelmoy la espada adornada,

su hierro excelente,a su buen escudero:

le mandó que cuidarasus armas de guerra.

675 Antes de echarsea dormir en su lecho

habló con bravuraBeowulf el gauta:

«Yo no me tengopor poco animoso,

por menos osadoo valiente que Gréndel;

por ello no quieroacabar con el monstruo

680 empuñando mi espada,aunque bien lo pudiera.

Él no sabe batirse,carece del arte

de hender un escudo,a pesar de que causa

tan malas matanzas.¡Pelea esta noche

tendremos sin armas,si él por su parte

685 a tal cosa se atreve!¡Que Dios Poderoso,

el Señor de los Cielos,le dé la victoria

a aquel de los dosque mejor le parezca!».

Acostóse despuésel famoso guerrero,

reclinó la cabeza;sus heroicos marinos

690 con él en la salaacomodo buscaron.

No esperaba ningunosalvarse en la lucha,

volver con su gentea la patria querida,

a la corte del reyen que antaño creció.

Bien todos sabíanque muchos valientes

695 del pueblo danésen el rico palacio

la muerte encontraron.El Señor, sin embargo,

les fue favorable,su ayuda y apoyo

a los wedras les dio,y así consiguieron

vencer al maligno:con su fuerza y poder

700 uno de ellos lo hizo.La verdad se mostró:

que el Dios Poderososiempre ha regido

a los seres humanos.

En marcha se puso

el nocturno asesino.Dormían los bravos[52]

que en la alta moradamontaban la guardia;

705 uno sólo velaba.¡Bien sabían los hombres[53]

que el fiero enemigoa ninguno echaría

a las negras tinieblas,que Dios les guardaba!

Beowulf, vigilante,a la espera del monstruo,

ansiaba el combatecon rabia terrible.

Gréndel llega al Hérot y devora a uno de los hombres de Beowulf.

710 Salió de su ciénaga,oculto en las sombras,

aquel que la irade Dios arrastraba:

proyecto teníael cruel malhechor

de atrapar a algún hombreen el alto palacio.

Caminó por la tierra,marchó a la morada,

715 de techo cubiertocon láminas de oro

que bien conocía.Ya muchas veces

estuvo en la saladel ínclito Ródgar,

pero nunca hasta entonces,tampoco después,

en ella encontrótan valientes guerreros.

720 El horrible enemigo,el privado de goces,

llegó ante la estancia.Con sólo tocarla,

en la puerta rompiólos forjados cerrojos:

ya podía el maligno—era grande su furia—

adentrarse en el Hérot.Rápido entonces

725 pisó el pavimentode hermosos colores,

con rabia avanzó:tenía en sus ojos

un brillo espantoso,igual que de fuego.

Vio en el palaciolos muchos señores

que juntos dormían,la tropa excelente

730 de jóvenes héroes.Alegróse su pecho:

la pérfida fieraallá se dispuso

a arrancarles a todosantes del alba

la vida del cuerpo;pensaba gozar

de copioso festín.¡Imposible le fue

735 devorar a ningunodel género humano

después de esa noche!Lo observaba animoso

el pariente de Híglakdeseando saber

cómo iría a atacarcon sus garras feroces.

Demorarse no quisoel dañino gigante:

740 veloz atrapó,como presa primera[54],

un guerrero dormido.Destrozó al indefenso,

en su carne mordió,bebióle su sangre,

voraz lo tragó;pronto del todo

lo tuvo engullidocon manos y pies,

745 el cuerpo sin vida.

Beowulf lucha con Gréndel, que huye herido de muerte tras haber perdido un brazo.

Alargando la mano

acercóse despuésal osado señor

que en su lecho yacía,palpó con su garra

al heroico Beowulf.Rápido entonces

alzóse el valientedispuesto al ataque.

750 Allá de inmediatoquedó convencido

el falaz criminalde que nunca en el mundo,

jamás en la tierra,con otro topó

que tan fuerte agarrara.Terror espantoso

le vino en su pecho:con súbita prisa

755 invadióle el deseode huir al fangal

con los malos demonios.¡Encontróse con algo

que nunca hasta entoncesallá le ocurriera!

El pariente de Híglakpensó en las palabras

que dijo esa tarde:apretando con fuerza,

760 en la garra del ogrolos dedos rompió.

El gigante tiraba,el varón no cedía;

el monstruo famosotrataba de huir,

procuraba escapar,si posible le fuera,

a su ciénaga oculta.¡Su zarpa notaba

765 en el puño enemigo!¡Mal en el Hérot

le fue en su visitaal feroz malhechor!

Resonaba la estancia;gran miedo tenía

la gente danesa,los bravos señores

que el burgo habitaban.¡Disputábanse ambos

770 con furia terribleel hermoso palacio!

Fue gran maravillaque firme la sala

aguantase el combate,que en pie resistiese

la excelsa morada;pero fuerte la hacían,

por dentro y por fuera,tirantes de hierro

775 muy bien trabajados.Abundante destrozo

causó entre los bancosque el oro adornaba

—así se refiere—la horrible pelea.

Nunca pensaronlos sabios del pueblo

que nadie en el mundopudiese dañar

780 de tan mala manerala rica mansión,

la adornada con cuernos,si no era prendida[55]

y quemada en las llamas.

Poderoso y extraño

se oía un rugido.Era mucho el espanto

de todos los hombresdel pueblo danés

785 que afuera del muroescuchaban los gritos,

el lamento del ogroenemigo de Dios,

su canción de derrota,el quejido doliente

del ser infernal.Agarrábalo firme

el varón cuya fuerzaninguno igualaba

790 de todos los hombresque entonces vivían.

Decidido se hallabael señor de guerreros

a hacer que murieseel voraz visitante;

no creía que a nadietrajera provecho

el que vivo quedase.En torno a Beowulf

795 sus bravos blandíanlas viejas espadas

queriendo salvarde peligro a su jefe,

al famoso señor,si posible les fuera.

Mas aquellos vasallosde recio coraje,

que por todos los ladosponíanle acoso

800 al dañino enemigo,no hallaban la forma

de herirlo de muerte:al torvo proscrito

espada ningunaque hubiese en el mundo,

ni el hierro mejor,abatirlo podía,

pues él con su magiahechizaba las armas,

805 sus filos de guerra.El destino, no obstante,

ordenó que este díasu fin le llegase

al feroz malhechory por siempre se hundiera

en el reino infernalde los malos demonios.

Allá comprendióel que tantas desgracias

810 le había causadocon gozo perverso

al género humano—oponíase a Dios—

que poco su cuerpoaguantarle podría;

por la mano atrapadoteníalo el bravo,

el pariente de Híglak.¡Cada uno del otro

815 la muerte buscaba!Dolor espantoso

el monstruo sintió:ahora en el hombro

un hueco mostraba;los tendones saltaron,

rompiósele el hueso.Fue de Beowulf

la gloriosa victoria.Herido de muerte

820 Gréndel huyóa su ciénaga oculta,

a su torva guarida;claramente veía

que al término yade su vida llegaba,

al fin de sus días.El fiero combate

acabó con las penasdel pueblo danés.

825 Salvó de este modoel de lejos llegado,

animoso y prudente,la sala de Ródgar,

la libró de enemigos.Satisfecho quedó

de su hazaña nocturna.El príncipe gauta

cumplió su promesaa la gente skildinga,

830 así terminandocon todos los males

y horribles desgraciasque antaño sufrieron,

las grandes injuriasque mucho agobiaron

al pueblo danés.Como claro trofeo,

el varón victoriosola mano colgó[56]

835 con el brazo y el hombro—completa se hallaba

la garra de Gréndel—de la alta techumbre.

Los daneses siguen el rastro de Gréndel. Durante el regreso un bardo canta el heroísmo de Sigmundo y la maldad de Hérmod.

Allá a la mañana—así lo escuché—

rodeaba al palacioun enorme gentío;

acudieron señoresde lejos o cerca,

840 de todo lugar,para ver el portento,

las huellas del monstruo.Ni uno tan sólo

su muerte lloróde los muchos varones

que el rastro siguierondel poco glorioso;

con gran pesadumbre,vencido en la brega,

845 a su charca corrió,a morir condenado,

dejando tras síun reguero de sangre.

Rojas hervíanlas aguas del lago,

revolvía y mezclabael furioso oleaje

ardientes coágulos,sangre de guerra.

850 Allá agonizantese había arrojado;

murió en su fangalsin contento ninguno

y llevóse el infiernosu espíritu impío.

Se pusieron en marchalos viejos guerreros

—los mozos también,en feliz comitiva—;

855 ya volvían del lagoen sus vivos corceles

los nobles señores.Alabábase mucho

el valor de Beowulf;se afirmaba y decía

que en todas las tierrasque abrazan los mares

no había un guerreroni al norte ni al sur

860 bajo el arco del cieloque fuese mejor,

un varón con escudomás digno de un reino.

No por ello ofendióseal afable monarca,

al ínclito Ródgar:¡era un rey excelente!

A ratos la tropaacordaba correr;

865 galopaba a porfíaen sus bayos famosos

cuando era adecuadoy hermoso el camino,

tenido por bueno.A veces un hombre,

un vasallo elocuentey de rica memoria,

que sabía muy bienincontables leyendas

870 de tiempos antiguos,componía un cantar

con su justo trabado.Hábil entonces[57]

la hazaña gloriosacantó de Beowulf

disponiendo la historiay cambiando palabras[58]

con mucha soltura.Expuso en su canto

875 lo que él recordabadel hijo de Wels[59],

heroicas proezasque nunca se oían,

el largo viaje,los odios y luchas

del noble Sigmundo,cosas que nadie

llegó a conocersino sólo Fitela,

880 que a este su tío,el propio Sigmundo,

sí las contaba,pues juntos pasaron

muy grandes aprietosen muchos combates;

sus espadas hicieronterrible matanza

en la raza gigante.No poco renombre

885 le trajo a Sigmundodespués de su muerte

el que fiero en la luchaabatiese al dragón[60],

al guardián del tesoro.El de alto linaje

a solas logróbajo el risco grisáceo[61]

su hazaña famosa:no llevaba a Fitela.

890 El osado varóntraspasó con su hierro

a la enorme serpientey clavóse en la roca

la espada del bravo:el reptil pereció.

Así con su fuerzael de gran valentía

dueño se hizoy señor absoluto

895 del rico tesoro:cargó su navío,

llevóse a su barcolas joyas brillantes

el hijo de Wels;el dragón se esfumó[62].

Él fue de los héroesel más renombrado

por toda la tierra—con fieras hazañas

900 ganóse su gloriael señor de guerreros—

luego que Hérmodsu arrojo perdió[63],

su vida y coraje.A este los jutos

le hicieron traiciónentregándolo pronto

a la gente enemiga.Muy largo pesar

905 afligido lo tuvo.Para todos sus nobles

y el pueblo se hizouna carga insufrible;

a menudo llorabansu torpe conducta

los sabios varonesque un día creyeron

que él de sus maleslibrarlos sabría,

910 que ansiaron que el príncipeel reino tuviera.

que heredara a su padrey mandase en su gente,

el tesoro, el palacioy los bravos guerreros,

la tierra skildinga.

Al pariente de Híglak

mucho queríanlotodos los hombres;

915 no así con el otroal que el mal dominó.

Ródgar elogia el valor de Beowulf. Este le refiere su lucha con Gréndel.

A ratos la tropapor bello camino

al galope corría.El sol en el cielo

muy pronto se alzó.Rápidos iban

los fieros varonesal alto palacio

920 a ver el portento.El propio monarca,

señor de tesoros,dejando su lecho

también acudióde solemne manera

y con mucho cortejo;avanzaba con él,

a su lado, la reinacon todas sus damas.

925 Ródgar habló—llegó ante la sala,

las gradas subíay vio que colgaba

del techo doradola garra de Gréndel—:

«¡Ya demos las graciasal Dios Poderoso

por esto que vemos!Injurias sufrí

930 y maldades de Gréndel,pero hace el Señor

un milagro tras otro,el Rey de la Gloria.

Hace aún poco tiempopensaba que nunca,

jamás en mi vida,hallaría remedio

a mi dura desgracia.Roja tenía

935 y manchada de sangremi sala excelente;

embargaba el dolora mis buenos vasallos,

que ya no esperabanpoder liberar

el reducto del pueblode seres malignos,

demonios y monstruos.Ahora un valiente

940 al que Dios ayudabaha sabido lograr

lo que antes nosotroscon maña ninguna

jamás conseguimos.La mujer en el mundo[64]

que tuvo en su senoa tan alto varón

bien puede decir,si con vida se ve,

945 que el Eterno Señorgeneroso con ella

mostróse en el parto.Desde ahora, oh Beowulf,

el mejor de los hombres,mi afecto te doy

y te tengo por hijo.¡Respeta este vínculo

y guárdalo siempre!Nada en la tierra

950 te habrá de faltarde las cosas que tengo.

A menudo premiémuy menores proezas,

di joyas a gentede menos valía,

en la lucha peores.Tú supiste lograr

con tu hazaña gloriosaque ya para siempre

955 tu fama perviva.¡Sígate Dios

concediendo sus bienesigual que hasta ahora!».

Respondióle Beowulf,el hijo de Ekto:

«Animosos nosotrosla lucha abordamos[65],

la heroica proeza;resistimos, valientes,

960 la fuerza del monstruo.Gozoso estaría

si hubieses podidoobservar al maligno

que muerto quedabacon todas sus armas[66].

Yo quería que prontomi puño terrible

lo hundiera y ataseen su lecho de muerte,

965 que allá le vinieraagarrado en mi mano

mortal agonía,si no se escapaba.

Pues que Dios no lo quiso,no pude impedir

—aunque mucho apreté—que de mí se zafara

el cruel asesino:se me supo soltar

970 con arranque violento.Sin embargo la fiera,

al tratar de salvarse,la garra perdió,

el brazo y el hombro;provecho ninguno

el demonio infernalconsiguióse con ello:

vivirá poco tiempoel feroz malhechor

975 que pecados agobian,lo tiene su herida

muy bien apresadoen abrazo fatal,

con cadenas de muerte.Así ha de aguardar

el sangriento enemigola dura sentencia

que el Dios luminosole quiera imponer».

980 El hijo de Éklafsilencio guardaba[67],

dejó de alabarsus hazañas de guerra

después que los nobles,por obra del gauta,

en la alta techumbrevieron la mano,

los dedos del monstruo.Cada uno en su punta

985 una uña teníaigual que de acero;

tal era la zarpa,espantosa y cruel,

del horrible pagano.Afirmaban los hombres

que nunca una espadapor dura que fuese

hubiera podidoabatir a la fiera

990 o le hubiese cortadosu garra maligna.

Se organiza una fiesta en el Hérot. Ródgar premia a Beowulf.

Se ordenó que al momentolas hábiles manos

ornasen el Hérot;gran multitud

de mujeres y hombresallá dispusieron

la rica mansión.En los muros brillaron

995 dorados tapices,muchas escenas

que daban asombroal que bien las miraba.

Quedó malparadoel hermoso palacio,

el firme por dentrocon grapas de hierro,

y quebradas sus puertas;el torvo proscrito

1000 de malas accionesel techo tan sólo

sin daño dejócuando huyó de la sala

agotando su vida.No es fácil tarea

evitar este trance—¡quien quiera lo intente!—

pues fija el destinoque al fin se encamine

1005 el que un alma posee,los seres humanos

que habitan el mundo,al cierto lugar

donde, quieto en la tumba,después de esta fiesta

descanse su cuerpo.

El momento llegó

de que el hijo de Halfdanentrara en la sala:

1010 el propio monarcaal convite acudía.

¡No sé de otra tropacon tantos guerreros

que en torno a su reyse portase mejor!

Los varones famososasiento tomaron,

contento tuvieron.Con mucha frecuencia

1015 Ródgar y Ródulf,osados parientes[68],

juntos sus copascorteses bebían

en la alta morada:amigos aún[69]

eran todos en Hérot;la gente skildinga

tan sólo despuésla traición conoció.

1020 El hijo de Halfdandiole a Beowulf

como premio a su hazañaun dorado estandarte,

valioso pendón,una cota y un yelmo;

presentósele luego—todos lo vieron—

un hierro excelente.Su copa Beowulf[70]

1025 en la sala apuró.¡No le dieron vergüenza

ante aquellos guerreroslos dones que obtuvo!

De pocos señoresoí que entregasen

con tanta alegríaen su rica mansión

cuatro piezas labradasy de oro brillantes.

1030 En lo alto del yelmo,ciñéndolo bien,

una banda corríacon hierro trenzada

de modo que al hombreguardase del golpe

de espada mortalcuando el bravo de escudo

debiera correrhacia gente enemiga.

1035 Ocho buenos corcelesel rey ordenó

que a la sala trajesen:láminas de oro

sus bridas cubrían;uno de ellos llevaba

muy rica monturaadornada con joyas:

era aquella la sillaque usaba el monarca,

1040 el hijo de Halfdan,cuando unirse quería

a la danza de espadas.¡Jamás en la guerra[71]

fallóle el corajeabatiendo enemigos!

El rey de los ingaslo uno y lo otro[72]

a Beowulf le entregó,caballos y armas,

1045 y luego le dijoque bien los gozase.

Con regalos sin tachael famoso caudillo,

el señor de su gente,la hazaña premió,

con buenos corcelesy rico tesoro,

y nadie lo niegaque diga verdad.

1050 De la misma manerael amigo del pueblo

a todos los héroesque allá con Beowulf

por las olas llegaronles hizo un obsequio

de antigua valía.Luego con oro[73]

mandó se saldasela muerte del gauta

1055 que Gréndel mató,como a todos matara

si el Dios Celestialno lo hubiese impedido

y la fuerza de un bravo.El Señor a los hombres

entonces también,como ahora, regía;

conviene por elloque todos mediten,

1060 se ocupen del alma.¡Mucho le viene

de bueno y de maloal que tiene en el mundo

su vida terrenapor tiempo muy largo!

Un bardo ameniza la fiesta refiriendo la historia de Fin.

Allá se acordaronel tono y la voz

ante el buen capitánde la tropa de Halfdan:

1065 el arpa sonócuando el bardo de Ródgar[74],

con mucho contentode toda la sala,

expuso de nuevola historia famosa[75]

del súbito ataquedel pueblo de Fin,

cómo Nef skildingo,el héroe danés[76],

1070 quedóse sin vidaen la tierra frisona.

Ya de los jutosHíldebur nunca

fiarse podría:sin culpa ninguna,

hijo y hermanole cupo perder

en el juego de escudos;al uno y al otro[77]

1075 la lanza mató.¡Fue grande su pena!

No con poco motivola hija de Hok[78]

renegó de su suerte:al llegar la mañana

mostróle su luz,abatidos por tierra,

a sus buenos parientes,los dos en el mundo

1080 que más estimaba.Fin en la lucha

a sus bravos perdió—quedáronle pocos—

y ya no podíaseguir atacando

a la tropa de Henges,segundo del rey,

ni lograba tampocosacar a los hombres

1085 que vivos tenía.Le ofrecieron la paz:

daríales Finuna sala en su reino,

morada y sitial,y el mismo derecho

que en todas las cosaslos jutos tuviesen;

al hacer sus regalos,el hijo de Fólkald[79]

1090 siempre honraríaa la gente danesa,

anillos daríaa la tropa de Henges,

magníficas joyaslabradas en oro,

en igual cantidadque en su rico palacio

entregarle quisieraa la gente frisona.

1095 Ambos ejércitosmuy firmemente

la paz acordaron.A Henges entonces

veraz juramentoFin le prestó

de que todos sus hombrestratados serían

de honrosa manera,que nadie jamás

1100 violaría este pactocon habla o con hecho

ni con mala intencióno por burla diría

que a aquel apoyabanque al rey les mató,

aunque fuerza les fuecuando al jefe perdieron;

mas si acaso un frisóncon maligna palabra

1105 al odio mortalde otro tiempo aludiese,

entonces el hierroarreglarlo sabría.

Apilaron la leñay oro excelente

a la hoguera trajeron.Ya en ella dispuesto

se hallaba el mejorde los bravos skildingos[80];

1110 bien se veían,cubierta de sangre,

su cota de malla,la dorada figura[81]

del recio verraco,los muchos señores

que heridos de muerteen la lucha cayeron.

Híldebur quisoque a su hijo pusieran

1115 arriba con Nef,que fuese quemado

a su lado su cuerpoy llevado a la pira;

a su cuello abrazada,entonaba la reina

lloroso lamento.Subióse al guerrero.

¡Grandiosa la llamaque al cielo se alzó!

1120 La hoguera rugía:derretíanse cráneos,

abríanse heridasy de ellas la sangre

abundante manaba.El fuego engulló,

fantasma voraz,a los hombres caídos

de un bando y del otro;allá perecieron.

1125 Los guerreros entonces—con menos amigos[82]

marcharon de nuevoa su casa y morada

en la tierra frisona.Henges pasó,

habitando con Fin,un invierno difícil,

de poca alegría.Añoraba su tierra,

1130 mas le era imposiblehacerse a la mar

en el curvo navío:la tormenta en las olas

y el viento reñían,en su hielo el invierno

apresaba a las aguas.Otro año después

en el mundo empezó,pues siempre sucede

1135 que al tiempo debidoel aire de nuevo

brillante se torna.El invierno acabó,

florecieron los campos.Ansiaba el guerrero[83]

salir de su exilio,pero más que en la vuelta

con ira pensabaen la fiera venganza,

1140 en cómo podríainiciar el combate

en el cual a los jutossu enojo mostrara.

Poco el valientecambió de opinión

cuando el hijo de Húnlafle puso en el pecho[84]

la espada famosa,la «Rayo en la guerra».

1145 ¡Los jutos su filomuy bien conocían!

Allá Fin pereció,animoso guerrero,

fue muerto con hierroen su propia morada,

cuando Gúdlaf y Óslaf,por mar arribados,

con pena aludieronal súbito ataque,

1150 a la triste desgracia.No logró retener[85]

en su pecho la furia.Cubrióse la sala

de sangre enemiga:fue Fin abatido

—cayó con su tropa—y tomada la reina.

La gente skildingallevóse a los barcos

1155 el rico tesorodel fiero monarca,

las piezas doradasy joyas que había

en la casa de Fin.Fue luego llevada

la noble señoraa la tierra danesa,

regresó con su pueblo.

El discurso de Walto. Sus regalos a Beowulf. Sobre la muerte de Híglak.

El canto acabó,

1160 la historia del bardo.Alzóse en la sala[86]

un clamor de contento;acudieron los mozos

con jarras de vino.Coronada con oro,

Walto avanzóante Ródgar y Ródulf,

los dos valerosos:aveníanse bien[87]

1165 entre sí todavía.Únfer estaba

a los pies del monarca;gozaba de estima

a pesar de que muerteles dio a sus hermanos

en danza de espadas.Allá dijo la reina:

«¡Recibe esta copa,oh mi dueño y señor,

1170 generoso caudillo!Regocíjate ahora,

oh rey de tu pueblo,y dirige a los gautas

benignas palabras,que así lo merecen.

Sé dadivoso,no olvides premiarlos

con joyas traídasde lejos o cerca.

1175 He oído decirque por hijo tomaste

al heroico varón.Ya a salvo está el Hérot,

el bello palacio;disfrútalo bien

mientras goces de viday deja a tu estirpe

el pueblo y el reinodespués que te marches

1180 en busca de Dios.Yo sé que de cierto[88]

mi Ródulf queridodará a nuestros hijos

ayuda y cuidado,si antes que a él,

oh señor de skildingos,la muerte te llega;

muy generosopienso que entonces

1185 con ellos será,si tiene presente

lo mucho que a él,todavía muy niño,

nosotros le honramose hicimos favor».

Hacia el banco marchóque ocupaban sus hijos,

Rédrik y Ródmund,allá acompañados

1190 de jóvenes héroes;estaba sentado

con ambos hermanosel bravo Beowulf.

Tras haberle invitadoa beber en la copa

con buenas palabras,dos brazaletes

de oro trenzadola reina le dio,

1195 una cota de mallay también un collar

como nunca escuchéque lo hubiese en el mundo.

No he sabido jamásde una pieza mejor[89],

a no ser cuando Hamaal brillante reducto

llevóse el collarde la gente brisinga,

1200 la joya excelente:escapó a Ermanarico,

a su mala traición,y buscó paz eterna.

Con este collarfue Híglak el gauta[90],

el nieto de Swérting,a su última lucha:

al pie de su enseñaferoz defendía

1205 el botín que ganó.Buscóse su muerte

al llevarle batallacon loca arrogancia

a la gente frisona;les fue por los mares

el fuerte monarcateniendo a su cuello

la pieza adornada.Con su escudo cayó.

1210 Se apropiaron los francosdel cuerpo del rey,

de su arnés de combatey del rico collar:

por peores guerrerosse vio despojado

tras fiera matanza;abatidos por tierra

los gautas yacían.

Aprobaron los hombres[91].

1215 Ante toda la tropaWalto le habló:

«¡Goza y disfruta,oh querido Beowulf,

esta joya brillantey la cota de malla,

magníficas piezas,y mucho prospera,

que aumente tu fama!¡Sé tú de estos niños

1220 benigno maestro!Premiarte sabré.

Con tu hazaña lograsteque lejos y cerca

por siempre los hombresproclamen tu gloria,

en todas las tierrasque abrazan los mares,

el reino del viento[92].»¡Que la suerte te asista

1225 hasta el fin de tus días!¡Yo deseo que obtengas

muy grandes tesoros!¡Sé tú de mis hijos

un buen protector,oh dichoso guerrero!

»Son leales aquíunos nobles con otros,

son afables los bravosy fieles al rey;

1230 se encuentra la tropadispuesta y alerta,

la gente en la salamis órdenes cumple».

A su trono volvió.

Terminado el convite, los daneses vuelven a hacerse cargo del Hérot.

Vino en la fiesta

los hombres bebían;ignoraban la suerte,

el horrible destino,que a muchos señores

1235 allá amenazaba.Cuando vino la noche

Ródgar, el rey,a su alcoba marchó,

retiróse a dormir.Como antaño solía,

quedóse en la estanciael tropel de daneses:

apartaron los bancosy luego extendieron

1240 jergones y mantas.Condenado a morir

un vasallo animosobuscóse su lecho.

Cada hombre a su ladoel escudo tenía,

la tabla brillante;sobre aquellos varones

veíanse bien,en los bancos dispuestos,

1245 el yelmo empinado,la cota de malla

y la lanza de guerra.Preparados estaban

en todo momentoa iniciar el combate,

en la sala, en campañay en toda ocasión

que pudiera surgiren que apoyo quisiese

1250 su gran soberano.¡Era un pueblo valiente!