Al dimitir el gobierno de Casares Quiroga, el presidente de la República encargó a Diego Martínez Barrio (1883-1962) la formación de un gobierno que trató de constituir con republicanos moderados. Se puso además en relación directa con algunos de los generales sublevados y se cree que llegó a ofrecer a Mola la cartera de Guerra. Ante la negativa de este último y la presiones de la izquierda socialista, apoyada por comunistas y anarquistas, el gobierno Martínez Barrio no llego prácticamente a nacer.
En las calles de Madrid se formaron manifestaciones hostiles a un gabinete que se calificaba de pactista.