XIII

Kay ha vuelto del campo. Ella también lleva ropa nueva, una túnica de colegiala verde oscuro que lleva sin blusa ni sujetador. Lleva calcetines verde oscuro hasta la rodilla y zapatos bajos de dos colores con cordones.

—¿Se ve informal?

—Sí.

—¿Hace que mis brazos parezcan oscuros? ¿Recuerdas un poema antiguo en el que una mujer tenía los brazos oscuros?

Sus brazos se ven realmente suaves y morenos.

—Quería haber venido el domingo, pero Roy vino con un amigo y todos tomamos maíz tostado. Fue delicioso. Deberías venir allí. De veras.

—Algún día lo haré.

—Los niños corrieron como auténticos diablos y nosotros nos tomamos toda el aguamiel. Roy sabe cómo hacer muñecas de la fertilidad. El amigo de Roy es Alex Walther, el antropólogo. Me pareció que debía haber sabido algo de él, pero no sabía nada. A él no le importó. Es un hombre muy agradable. ¿Sabes lo que hizo? Al anochecer, cuando estábamos sentados alrededor del fuego se me acercó, suspiró y colocó su cabeza sobre mi regazo. Pensé que era una cosa tan agradable e ingenua. Como un San Bernardo. Nunca nadie había hecho eso conmigo antes.