Notas

[1] ¡Con cuidado, caballote! <<

[2] Golondrina. <<

[3] Gavilán. <<

[4] Están abajo Las Fuchicas. <<

[5] Nunca vinieron aquí sin traer calamidades, como la sombra del mochuelo. ¡Brujas! ¡Lenguas ponzoñosas! <<

[6] ¿Y cómo usted, alma de cántaro, no sabe que andan por ahí culpándola del asunto ese de la Pelana, diciendo que fue en esta casa donde se dieron los cinco duros para emborrachar a Xeló, el sereno, y que dejase entrar a las mujeres en la catedral? ¡Y todavía las defiende…! <<

[7] ¡Vaya, mi hombrecito! Gracias al Señor que te veo. Ni siquiera has venido a darme un beso y a enseñarme el traje nuevo. <<

[8] ¡Qué tiene, qué tiene…! Todos tenemos algo en esta vida, niño mío. Así Dios me salve, que a nadie le faltan alifafes. Toma este vasito de leche para que vayas matando el hambre, que si te doy más luego no tendrás apetito. <<

[9] Desde que uno se hace viejo nadie le hace caso, mi hombrecito. Pero ya sabía yo que vendrías a verme. <<

[10] Dame aquí un beso ahora que vienes hecho un santo. Yo no soy de las que ando con pamplinas, como las culipavas de tus tías, pero como quererte te quiero bien, como quise a tu madre, como os quise y os quiero a todos… tanto como a la luz de estos ojos, que ya casi no te ven. <<

[11] Pasa que os tengo ley, que le tengo ley a esta casa, ahora tan desgraciada… <<

[12] ¡Ay, mi hombrecito, ojalá que nunca hubieras crecido, para no tener que saber las cosas de esta vida! <<

[13] Mi hombrecito, la vieja Quina se goza mucho de verte tan cumplido de cuerpo tan bien hecho y tan juicioso en este día en que recibiste al Señor. También yo tengo para tí un regalo. ¡Ahí lo tienes! <<

[14] Welinton. <<

[15] Guárdala para la cadena del reloj, cuando seas grande y no digas nada a nadie, mi bien… Estas onzas, y muchas más, las trajo mi padre de Cádiz donde estuvo, cuando soltero, en la guerra de los gabachos, con don Belintón. Contábase que se las quitaron a los franceses, que las robaban en los monasterios… ¡Y algunas todavía me quedan… para cuando me case! Y eso que mis parientes venteaban por ellas como perros perdigueros, los condenados… ¡Ji, ji…! <<

[16] Pregúntaselo a ella, mi hombrecito, que demasiado sabes que estoy sorda y casi no veo. <<

[17] ¿A dónde va esa loca? <<

[18] ¡Ay, señor, qué casa dejada de la mano de Dios! <<

[19] ¡Ay, mi hombrecito, en esta casa entró el enemigo, Dios me lo Santo Padre perdone! ¡El Señor me perdone, pero creo que sería mejor morir! <<

[20] A ver, di conmigo. <<

[21] No, de esa manera, no. Tienes que decirlo con humildad. <<

[22] No te suelto aunque llames a quien llames. Di conmigo pero sin mal genio ni soberbia. <<

[23] Denominación local de la manopla o «puño de hierro». <<

[24] Vedla llegar, vedla llegar, tan erguida

tan milagrosita, con paso tan ledo

que semeja una Nuestra Señora,

una Nuestra Señora de hierro.

Tras ella no vienen

abades ni clérigos;

mas llega la hartura.

¡la Luz y el progreso!

… que la máquina es el Cristo

de los tiempos nuevos*.

* «En la llegada a… de la primera locomotora» M. Curros Enrírquez. Aires da miña terra. <<

[25] Prisciliano. <<

[26] Emborracharse, en el lenguaje popular de Buenos Aires. <<

[27] Fecha de la Independencia argentina. <<

[28] «A tus plantas rendido un león». Verso del himno nacional argentino. <<