CUARENTA AÑOS DESPUÉS
Mi ruego y mi anhelo es que dejemos esta vida los dos juntos, un anhelo que jamás desaparecerá de la tierra, pero que encontrará un lugar en el corazón de toda esposa que ame, hasta el final de los tiempos; y dicho anhelo llevará mi nombre.
Pero si uno de nosotros fallece primero, mi ruego es que no sea otro que yo; porque él es fuerte, y yo débil, yo no le soy tan necesaria a él como él lo es para mí: una vida sin él no sería vida. ¿Cómo iba a poder soportarla? Este ruego es también inmortal y no dejará de ser siempre elevado mientras mi raza siga sobre la faz de la tierra. Yo soy la primera esposa, y me seguiré repitiendo en la última de ellas.