¡Oh, Gorgath!
La ciudad que tan sólo es un nombre, pues nadie desearía vivir en ella. Un campo de batalla en todo su esplendor. Una bestia que devora hileras interminables de condenados que dan su vida para engrasar la máquina de guerra.
Nadie sabe cuándo comenzó la guerra, y son muchos los que aseguran que jamás hubo un principio. Es el eco de una batalla que aún está por llegar, o la sombra de otra que se luchó hace tiempo. O quizá sea el reflejo de toda la sangre derramada en la galaxia, un reflejo que se manifiesta de la más terrible de las maneras para teñir de sangre las planicies de Drakaasi.
El campo de batalla de Gorgath cambia a cada momento que pasa. Está salpicado de ruinas de ciudades y fortalezas erigidas únicamente para ser asediadas. ¡Es un arma diabólica concebida para quebrar espadas y despuntar flechas! La caballería, con traje de gala, es destrozada por las balas y abrasada por llamas mecánicas. No existe táctica que permita alcanzar la victoria, pues Gorgath detesta la victoria, y su campo de batalla rechaza cualquier artimaña por muy ingeniosa que ésta sea. Tan sólo el odio y la sed de sangre se alzan victoriosos sobre Gorgath, pero esa victoria durará tan sólo una noche, pues con el nuevo día la luz de la guerra volverá a iluminar las planicies sembradas de cadáveres.
¿Qué es Gorgath? ¿Una criatura con vida propia? ¿Una bestia que respira guerra y se alimenta de violencia? ¿Una máquina creada para despertar la sed de sangre en los ejércitos de Drakaasi, armadas que los señores usan para alimentar a sus sirvientes y dominar a los veteranos de guerra que se forjan entre sus ruinas? ¿O acaso no es más que otra manifestación del Caos, otra más de las muchas torturas nacidas de la disformidad para desangrar la carne gota a gota?
Ninguna de estas cuestiones perturba a los asesinos de Gorgath, pues ellos son sus hijos, vástagos fieles que la adoran y la odian por igual, que estarán por siempre atrapados en la máquina de guerra, en la era de la matanza, en el único y verdadero campo de batalla que es Gorgath.
Inquisidor HELMANDAR OSWAIN
Viajes de la mente de un santo hereje
(censurado por decreto del Ordo Hereticus)