¡Ghaal!

¡Qué agujero rebosante de alimañas! ¡Qué repugnante sumidero de desesperación! Pero entre tanta degradación también hay pureza. Entre tanta fealdad también hay hermosura. Entre tanta muerte también hay vida. La vida es algo sagrado para Drakaasi, pues es la vida aquello que debe ser exterminado.

La miseria reinante en las cloacas de Ghaal cobija a infinidad de alimañas. Pues sus habitantes no son más que sabandijas que se retuercen formando una marea asesina. ¡Una marea que lucha por llegar a la superficie para gozar de unos breves instantes de júbilo! ¿Habrá alguna otra ciudad como Ghaal, donde riqueza y sabiduría son arrancadas para revelar los órganos sangrantes de la pobreza y el sufrimiento? Esa es la verdad de la condición humana, que la mente se deja envolver por la violencia animal y por la muerte. Ghaal es una ciudad de muerte en la que el asesinato es la única vía de escape, y en la que incluso los asesinos más despiadados encuentran un nuevo estrato de infrasociedad que despedazar en su ascenso hacia la superficie.

¡Qué caldera de odio! ¡Qué pozo de deformidad! ¡Qué atávica adoración a la muerte incrustada en los muros ruinosos de la ciudad! ¡Qué ríos de sangre discurren por las calles gobernados por los designios de Khorne!

Inquisidor HELMANDAR OSWAIN

Viajes de la mente de un santo hereje

(censurado por decreto del Ordo Hereticus)