¡Karnikhal!
¡Bestia que se devora a sí misma! ¡Criatura tumoral y gloria cancerígena! ¡Gran parásito que supura desde la negritud de la tierra!
Hay quien asegura que Karnikhal descendió hasta Drakaasi desde alguna estrella lejana, y que con el paso de los siglos se volvió salvaje y poderosa. Otros afirman que, como si de una criatura endémica se tratara, como un hongo o un parásito, el poder omnipresente del Caos la hizo mutar hasta adquirir unas dimensiones inmensas. ¡Qué insensatos aquellos que buscan la lógica en su forma! Las cavernas de sus entrañas, los ríos de sangre que supuran de sus heridas, los lamentos de su dolor interno… son sólo uno más de los rostros del Caos, el rostro de Khorne.
La ciudad erigida en Karnikhal es un parásito sobre otro parásito, las casuchas se amontonan entre las pústulas grasientas de su espalda, las torres se derrumban al antojo de la bestia, templos y mataderos son azotados por su poderoso aliento. Todo ello se erige y se derrumba al antojo de ese ser salvaje, de esa monstruosidad engreída, de esa ciudad monstruo de Karnikhal.
Inquisidor HELMANDAR OSWAIN
Viajes de la mente de un santo hereje
(censurado por decreto del Ordo Hereticus)