Quiero expresar mi agradecimiento a todos aquellos que me brindaron su colaboración y su apoyo para escribir este libro: a mi editor, Michael V. Korda; a su socio, el editor Chuck Adams; a mi agente, Eugene H. Winnick y al Director Asociado de Forensic Behavioral Services, Robert Ressler. Quiero manifestar también mi reconocimiento a Carol Higgins Clark, mi hija, por sus investigaciones, comentarios y sugerencias, y por su inestimable ayuda cuando nos acercábamos a la fecha de entrega. Y por supuesto, agradecer infinitamente al resto de mi familia y amigos, por sobrellevar mis habituales dudas sobre mi capacidad para escribir esta novela, con una paciencia que les hace merecedores de ser venerados en los altares.
Esta novela es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación de la autora o se emplean como ficción. Cualquier parecido con sucesos, situaciones o personas reales, vivas o muertas, sería pura coincidencia.