Nota editorial:
En el momento en que Cain iniciaba su camino de vuelta a la superficie, las cosas estaban empezando a tomar un cariz infortunado también allí. La incursión de los tecnosacerdotes en la tumba de Los necrones había atraído, como él se temía, La atención de Los autómatas hacia la existencia de la colonia humana que tenían encima de sus cabezas, mientras que los orcos, vencidos como estaban, habían empezado a dispersarse sólo para encontrar a las defensas valhallanos debilitadas o abandonadas en su repliegue. Como es lógico, muchos de los derrotados pielesverdes aprovecharon la nueva línea de retirada que así se les abría y empezaron a amenazar a la propia refinería.
Bajo esta presión renovada, La evacuación empezó a peligrar. Aunque casi dos compañías completas habían sido trasladadas hasta ese momento a la nave espacial en órbita, los transbordadores civiles adaptados que llevaba a bordo el Puro de Corazón no estaban a la altura del reto que significaba embarcar a todo un regimiento en cuestión de horas. Como demuestra el siguiente extracto del cuaderno de bitácora del capitán Durant, la pérdida de bastante más de la mitad de los hombres y mujeres desplegados hacía apenas unos días parecía casi inevitable.
+++Grabación de bitácora del capitán Durant. Carguero de la flota mercante Puro de Corazón, 651.932.M41.+++
Todavía en órbita en torno a esta miserable bola de hielo. Según el último recuento, teníamos a la mayor parte del personal civil y a sus familias acomodadas en alguna parte. Un par de cientos se apiñan todavía en los corredores con sus enseres y efectos personales, pero Bosun Kleg ha prometido solucionarlo, y yo lo dejo en sus manos.
También los hombres de la Guardia han empezado a llegar, aunque al menos ellos tienen un lugar donde dormir. Los oficiales tienen dificultades para mantener el orden, ya que la mayor parte parecen preocupados por sus compañeros que todavía permanecen en el planeta. No puedo culparlos. Como dice Mazarin, no hay forma de que nuestros trasbordadores puedan hacer muchos más viajes de ida y vuelta antes de que la refinería sea arrasada por los pielesverdes o por esas criaturas metálicas, o tal vez por unos y otras. Ella no deja de vigilar la red de sensores y de pedir actualizaciones desde la superficie, pero hasta el momento dice que los gropos[71] seguían perdiendo terreno, y no veo ninguna manera de parar eso.
Claro que yo no soy más que el capitán de una nave estelar, gracias al Emperador, de modo que lo poco que sé sobre la vida militar podría escribirse en el reverso de una holoficha. Le dije a Mazarin que no se preocupara, que la coronel da la impresión de saber lo que se hace y que se supone que su comisario es una especie de héroe, pero me parece que ella no estaba muy convencida…