Nota editorial:

Éste, el segundo extracto del archivo Cain que he preparado y anotado para aquellos de mis compañeros inquisidores que quieran examinarlo, está más o menos en el mismo formato que el primero. Los más astutos de entre vosotros se percatarán de que sigue un orden cronológico bastante acorde con mi selección anterior, el relato de Cain del incidente de Gravalax, aunque con su habitual ausencia de sutilezas de este tipo, estaba situado en el archivo en un orden anterior. He elegido esta parte de sus memorias no sólo porque es bastante independiente y requiere pocos conocimientos del contexto de sus misiones anteriores para comprenderlo, sino también porque los informes del Ordo Xenos contienen bastantes detalles acerca de los hechos acontecidos en Simia Orichalcae aquel año, y cualquiera que tenga motivos para consultarlos seguramente encontrará un relato de primera mano de considerable interés. (Y el hecho no menos importante de que confirma las sospechas que hemos albergado largo tiempo acerca del papel que desempeñaron ciertos miembros del Adeptus Mechanicus en el incidente, lo cual podría resultar útil a la hora de tratar con ellos.)

Podría argumentarse que Cain no es un cronista demasiado fiable en lo que a estos hechos se refiere, pero me inclino a aceptar su versión de los hechos como totalmente cierta. En esta parte, al igual que a lo largo de todo el archivo, apenas se atribuye el mérito de actos que, para cualquier observador imparcial, pueden parecer auténticas heroicidades propias de un hombre de recursos (aunque son pocos y están muy separados en el tiempo).

Como en ocasiones anteriores he permitido con gran agrado que Cain cuente la historia con sus propias palabras, limitándome a hacer anotaciones al texto original para aclarar algunos puntos y ampliar el contexto de los hechos que describe, ya que tiene tendencia a concentrarse casi exclusivamente en cosas que lo afectaron personalmente sin prestar mucha atención al resto. También, al igual que antes, me he tomado la libertad de dividir su relato en capítulos para facilitar la lectura, a pesar de que a Cain no parecían preocuparle tales finuras estilísticas. En los lugares donde me he basado en otras fuentes, aparecen mencionadas como es debido; el resto de las notas al pie de página y las interpolaciones son solamente mías.

AMBERLEY VAIL,

Ordo Xenos