Nota editorial:
Como viene siendo habituad nos vemos obligados a recurrir a otra fuente en este punto para tener una perspectiva más amplia de los acontecimientos. Y, nuevamente, el relato de Tincrowser rellena los huecos tan bien como cualquier otro.
De Sablist en Skitterfall: una breve historia de la incursión del Caos,
por DAGBLAT TINCROWSER, 957.M41.
El segundo ataque comenzó, como todos esperaban, con un conflicto en el espacio entre las dos flotas enemigas. Para entonces, los invasores ya habían encontrado resistencia, su ruta era predecible, y la flota imperial comenzó a salirse de la órbita para atacarlos. Las naves Aventura y Fiera (esta última recuperándose todavía de las heridas que había sufrido anteriormente, pero aun así ansiosa por entablar combate) salieron disparadas para encontrarse con el enemigo, acompañadas por la escuadra de destructores.
Sus órdenes eran evitar contacto con las naves de guerra enemigas dentro de lo posible, concentrando sus esfuerzos en las de transporte, pero esto resultaría más difícil que en anteriores ocasiones. Las escoltas del enemigo habían tenido tiempo de desplegarse para hacer frente a los defensores que se acercaban, y la escuadra de destructores pronto se vio inmersa en una lucha desesperada contra un par de invasores que protegían los flancos de la flotilla.
Finalmente tuvieron éxito y dejaron a uno destrozado y flotando a la deriva en el vacío, mientras que el otro dio la vuelta y huyó, gravemente dañado, para hacerse pedazos a continuación, cuando sus motores de disformidad se sobrecargaron al intentar encontrar refugio en los horribles dominios de los que procedía.
Sin embargo, la victoria tuvo un alto precio, ya que los tres sufrieron diversos daños, siendo tan graves los de uno de ellos que quedó reducido a una carcasa que flotaba a la deriva y a la que su tripulación tuvo que abandonar a su suerte[79].
La victoria de los otros duraría poco, sin embargo. Mientras se acercaban a la flota enemiga, la nave que iba en el centro de la misma, que era ni más ni menos que un acorazado, se puso delante de las naves mercantes por primera vez y abrió fuego con toda la potencia de sus cañones de proa. Los dos destructores que habían sobrevivido resultaron destrozados antes incluso de que estuvieran a tiro, quedando uno de ellos[80] reducido a una nube de desperdicios flotantes a la primera ráfaga.
Las dos fragatas no tuvieron más suerte, a pesar de que para entonces ya habían logrado reducir a una tercera parte el número de transportes[81].
Las baterías de plasma a bordo del terrorífico gigante realizaron un solo disparo, destruyendo el puente de la Fiera e inutilizando los motores de la Aventura, que pronto se quedó demasiado atrás como para poder seguir con la lucha.
Todo lo que se interponía entre Adumbria y el Armageddon era ahora el Indestructible, superada tanto en número como en cantidad de armas. Algunos esperaban que acudiera en ayuda de las maltrechas naves de escolta, pero permaneció en su puesto, sobre el aeropuerto de Skitterfall, interponiéndose con decisión entre aquel leviatán armado hasta los dientes y la multitud de naves mercantes.
Al encontrarse libres de obstáculos, los transportes restantes de los invasores entraron en órbita y comenzaron a lanzar su cargamento de chusma hereje sobre el planeta.