Nota editorial:
Dado el curso de los acontecimientos que siguieron, la comunicación que se transcribe a continuación puede resultar algo reveladora.
Para: la oficina del Comisariado, Departamento Munitorum, Coronus Prime.
De: Tomas Beije, comisario del Regimiento 229.º tallarniano.
Fecha: 285.937.M41
Senda astropática: bloqueada en este momento. Entrega diferida.
Caballeros y estimados colegas:
Es con profundo pesar que considero mi deber poner en tela de juicio la competencia de un colega comisario, sobre todo porque el oficial en cuestión fue mi compañero de clase en la schola progenium y, como todos sabemos, eso establece poderosos lazos. Sin embargo, faltaría a mi deber si no pusiera esta cuestión en su conocimiento, y para ello debo dejar de lado mis sentimientos por el bien de la Guardia, del Imperio y del propio Emperador. Es evidente que nuestro deber para con él está por encima de todo lo demás, y después de muchas plegarias y ayunos no veo otra alternativa.
El individuo en cuestión no es otro que Ciaphas Cain, el comisario del regimiento 597.º valhallano. Soy consciente de que tiene una reputación desmesurada que puede inducir a algunos de ustedes a pasar por alto mis preocupaciones, pero de todos modos no tengo más alternativa que expresar mis inquietudes. De hecho, puede que sea precisamente esta reputación la que ha desembocado en su actual y triste declive como comisario efectivo: qué verdad hay en esa afirmación de que la gloria que cosechamos nos enceguece primero con su brillo[59].
He observado de primera mano que la disciplina y el orden debido son prácticamente inexistentes en el regimiento puesto a cargo del comisario Cain, dado que su propio asistente no alcanza los niveles requeridos de un miembro de las benditas legiones de Su Divina Majestad, mientras que serias infracciones y violaciones de la disciplina son tratadas como cuestiones menores apenas dignas de su atención. Desde su llegada a Adumbria ha descuidado totalmente sus deberes, pasando más tiempo en la capital planetaria que con su regimiento, llegando incluso al extremo de unirse a una compañía de la FDP local en lugar de volver con su unidad de la Guardia, lo que debería haber sido su principal preocupación.
Podría sostenerse que su descubrimiento de no sólo uno, sino dos nidos ocultos de brujos herejes justifica sus acciones, pero considérese que en ninguna de esas ocasiones llegó a tiempo para impedir su malvado objetivo, fuera cual fuese, y su interferencia en una operación de la FDP en la cual no tenía ningún interés oficial muy bien podría haber desembocado en una demora suficiente para haber contribuido a semejante fracaso al menos en una ocasión. No saco conclusiones de esto, por supuesto, sino que meramente sugiero que la coincidencia fue fortuita para nuestros enemigos.
Que la divina luz de Su Gloriosa Majestad ilumine sus deliberaciones.
Su humilde servidor,
TOMAS BEIJE
Pensamiento del día: La mano del traidor está más cerca de lo que se piensa.