Nota editorial:

Como es costumbre en sus memorias, la tendencia de Cain a pasar por alto los detalles que considera faltos de interés amenaza con dejar la historia sin el tan necesario contexto. Eso me llevó a insertar en este punto algo de material adicional que espero resulte esclarecedor.

De Sablist en Skitterfall: una breve historia de la incursión del Caos,

de DAGBLAT TINCROWSER, 957.M41

A pesar de los comprensibles temores que se apoderaron de gran parte del mundo en las semanas que siguieron a los audaces e inesperados ataques sobre la recién llegada fuerza expedicionaria, los traidores optaron por no hacerse ver durante un tiempo. Una mirada retrospectiva nos permite ver de forma muy clara que esto se debió a que consideraban cumplidos sus objetivos de corto alcance; las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a derrochar incalculables horas/hombre y preciosos recursos preparándose para una campaña de guerra de guerrillas que no se materializó en ningún momento, lo cual poco a poco iba convenciendo firmemente a la autoridad de que esto se debía a que los cultos que iban encontrando eran de escasa entidad y mal organizados.

Esta impresión quedó abruptamente desmentida por el descubrimiento personal de una plataforma de lanzaderas oculta, astutamente escondida en el lado frío, a una distancia apabullantemente corta de Glacier Peak. Esto puso de relieve al instante que la conspiración era mucho más poderosa y organizada de lo que se sospechaba, y de que todo lo que habían hecho antes sólo tenía un objetivo: distraer la atención de esas amenazas tan insidiosas. ¿Quién sabe cuántos de sus aliados habrían conseguido infiltrarse en Adumbria sin llamar la atención y qué especie de malignidad habían traído consigo? La verdad, no sería exagerado afirmar que muchos de los integrantes del Consejo de Pretendientes estaban convencidos de que la vanguardia de la flota enemiga ya estaba entre nosotros, esperando el momento para dar el golpe.

Por supuesto que ese pronóstico era innecesariamente alarmista, pero no había muchos en Adumbria, y aún menos entre las fuerzas imperiales comprometidas en su defensa, dispuestos a descartar totalmente la posibilidad.

Para: la oficina del general supremo, por la gracia de su Divinísima Majestad, protector de esa parte de los Santos Dominios conocida como el golfo de Damocles y sectores adyacentes a Spinward.

De: el comisario Tomas Beije, encargado por la oficina del Comisariado del mantenimiento del verdadero espíritu de lucha entre sus más leales y fervientes guerreros del 229.º tallarniano.

Mi general supremo:

con fecha de hoy, 273 937 M41, he recibido su reciente comunicado sobre los descubrimientos hechos por mi colega Ciaphas Cain y esa chusma de regimiento suyo, y lo he estudiado con interés. Puede estar usted seguro de que en mi opinión y la del coronel Asmar, no hay absolutamente ninguna probabilidad de que un asentamiento rebelde similar se haya establecido en el llamado «lado caliente» de Adumbria bajo las mismísimas narices de los guerreros más leales y fervientes de Su Divina Majestad.

De todos modos, como usted señala de forma tan categórica, nunca está de más tomar precauciones adicionales, y en consecuencia he dado mi aprobación a la propuesta del coronel Asmar de ampliar el alcance de nuestras patrullas perimetrales en cinco kilómetros y he instado a los sacerdotes de nuestra compañía a impartir bendiciones adicionales invocando al Emperador para que guíe sus pasos. En el caso improbable de que esos desviados heréticos contaminen esa parte del reino del Divino Emperador, confiado a nuestro cuidado, nuestros soldados sin duda serían conducidos directamente hasta ellos por la Gracia del Emperador, como resultado de esta intercesión.

Confío en que esto resulte suficiente para garantizar el éxito de nuestra sagrada tarea.

TOMAS BEIJE,

comisario del regimiento.

Pensamiento del día: No hay escudo más poderoso que la fe.