Nota editorial:
Aunque Cain hace suficientes referencias a las peculiares condiciones imperantes en Adumbria para permitir que un lector astuto las deduzca, jamás se toma la molestia de enunciarlas explícitamente. Esa es la razón por la que he añadido el siguiente extracto que, espero, lo dejará todo claro y contribuirá a explicar lo que sigue.
De Lugares interesantes y gente tediosa: Libro de viaje de un trotamundos,
de JERVAL SEKARA, 145 M39.
Adumbria es un lugar muy peculiar, incluso entre un conglomerado de mundos tan vasto como nuestro amado Imperio, por cuanto está rotacionalmente unido a su sol. Esto en sí mismo no es tan insólito, por supuesto; lo interesante es que, a diferencia de la mayor parte de ejemplares de planetas de este tipo, Adumbria está comprendido dentro de la biosfera primaria de la estrella en torno a la cual describe su órbita. El resultado neto de esto es que un lado, un desierto asolado por las ventiscas y el hielo, está condenado a una noche perpetua, mientras que su otra y brillante mitad es castigada por el calor implacable del sol de una manera constante.
No es de extrañar que la gran mayoría de su población viva en el llamado Cinturón de Sombra, una franja estrecha que va de un polo al otro, donde hay temperaturas tolerables. En dicha franja podrán encontrar ustedes ciudades capaces de rivalizar con las de los mundos más civilizados, con bares, restaurantes y locales de entretenimiento que abarcan toda la gama, desde los decididamente opulentos hasta los que pueden figurar entre los recomendados por la Sociedad para la Asistencia de Viajeros.
Apartados del centro de las poblaciones se encuentran los escasos complejos agrícolas que puede mantener el planeta y dos mares interiores, alimentados por las extensiones nevadas de la cara oscura y rodeados de agradables balnearios. Por supuesto, los precios van subiendo cuanto más cerca están del lado soleado, ya que la temperatura del agua sube en consecuencia, al igual que el nivel de luminosidad reinante. Los veraneantes avisados suelen buscar la llamada «franja crepuscular», donde el sol está tan próximo al horizonte como para que el cielo esté permanentemente enrojecido, proporcionando un espectáculo siempre cambiante de belleza natural abrumadora…
[Omitimos aquí varios párrafos de superfluos folletos de viajes.]
Los lados de sol y oscuridad absolutos de Adumbria tienen poco que ofrecer al trotamundos refinado, ya que prácticamente no tienen otra cosa que temperaturas extremas que ponen en serio peligro la vida. A pesar de todo, unos cuantos individuos esforzados (o tal vez descabellados) consiguen llevar adelante su vida allí, cazando la fauna que se ha adaptado a esos extremos y extrayendo minerales de la roca o realizando las tareas que ocupan el tiempo de las clases artesanas.