Nota del autor

Toda fabulación es una especie de encantamiento, donde las cosas fingidas, que se escriben como verdaderas, parecen serlo, de manera que quienes las leen acaban viendo Dulcineas donde únicamente se esconden Aldonzas, y gigantes donde sólo hay molinos. La lectura es una suerte de hechizo favorable, y otras veces no tanto, y cuando caemos en el segundo caso, el único antídoto es el buen juicio. Por ello, la disposición para leer ha de arroparse con el sentido común sin detrimento de otros aderezos.

En este caso, no hubo innoble engaño ni más intención que el divertimento, y no se pretendió demostrar la cuadratura del círculo, aunque, fruto de la casualidad y del ingenio, lo pareciera. Aun así, tal ingeniería se da por cumplida y acabada al cerrar este tomo. Y a otra cosa.

¿Pensará vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?

Del «Prólogo al lector» en la segunda parte del Quijote de Miguel de Cervantes.