NOTA DEL AUTOR

La peripecia vital de Dionisio I de Siracusa es tan compleja que he tenido que optar por una simplificación, no solo por lo que se refiere a algunos de los acontecimientos narrados, sino también por lo que concierne a los personajes.

Los numerosos hijos del tirano son dejados deliberadamente en la sombra, excepto los dos primeros, Dionisio II e Hiparinos, y la pequeña Areté. Así también el personaje del joven cuñado Dión, de gran relieve en las fuentes antiguas hasta el punto de que Plutarco le dedica una de sus biografías, ha sido dejado de lado totalmente. Introducirlo y desarrollarlo a partir de la mitad de la novela hubiera constituido un problema narrativo de difícil manejo. El personaje de Yolao incluye también el del hermano menor de Dionisio, Teárides, que por tanto no aparece en nuestra historia.

Aparte de esto, la peripecia vital de Dionisio I ha sido narrada en sustancial coherencia con las fuentes, en particular Diodoro Sículo, en cuya historia confluyen tanto Timeo de Tauromenio como el mismo Filisto, que el lector ha encontrado ya entre los protagonistas de esta novela.

El tema de la Compañía, en el que hay un eco más bien explícito de la moderna mafia siciliana, no es una invención y corresponde a las llamadas hetairiai, asociaciones en parte secretas de ciudadanos atestiguadas por las fuentes principales, que conseguían no raramente sus fines con medios de intimidación así como con la eliminación física de los adversarios. Tales asociaciones existían también en Grecia, pero me ha parecido que en Sicilia el fenómeno, en época tan antigua, podía adquirir un valor particularmente significativo.

Por lo que se refiere a la onomástica, he mantenido los nombres en italiano cuando existía un uso consolidado; he usado nombres griegos (o cartagineses) donde el uso era más raro y menos conocido, o bien cuando la trascripción italiana sonaba desagradable.

Alguien podrá asombrarse de que haya empleado «italianos» y «sicilianos» en vez de «italiotas» y «siciliotas», pero he querido eliminar una terminología demasiado especializada y académica en favor de una mucho más sugestiva, teniendo presente que en el fondo los términos que he adoptado no son sino la traducción literal de los originales. Obviamente las palabras «Italia» e «italianos» se refieren aquí siempre al extremo meridional de la Península, lo que hoy conocemos como Calabria.

El uso de la lengua en las frases jergales, en las imprecaciones y en los diálogos ha sido tomado sobre todo del teatro cómico, que es el que más conserva tales expresiones.

El ángulo de visión, desde un punto de vista político, es el mismo que el de los protagonistas de la historia y no podía ser de otro modo, aunque en varios casos y en varias situaciones se ponen de relieve por parte de personajes incluso secundarios valores distintos y alternativos a los de la civilización de los griegos, o en cualquier caso a los de la política de los griegos de Sicilia.

Dionisio se alza como el gran protagonista que fue en realidad, así como su fracaso sustancial aparece como la consecuencia del error básico de su gestión del Estado: el absolutismo.

VALERIO MASSIMO MANFREDI