GUILLÉN DE CASTRO Y BELLVÍS (Valencia, 4 de noviembre de 1569 – Madrid, 28 de julio de 1631). En valenciano Guillem de Castro, fue un dramaturgo español, considerado como el más importante de la escuela valenciana de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega.

Contando sus comedias publicadas —un total de 26— y las que se le pueden atribuir, se conservan de este autor alrededor de 35 obras dramáticas. Su fama se debe principalmente a su obra Las mocedades del Cid (escrita entre 1605 y 1615), basada en el ciclo de romances cidianos, que fue imitada por Pierre Corneille en Le Cid (1636).

Hijo de Castellana Bellvís, noble valenciana cuyos ancestros decían remontarse al rey Juan I de Aragón y de Francisco de Castro y Palafox, «illustre cavaller», a los veintiún años intervino en una conocida justa poética celebrada durante las bodas de Francisco Palafox, señor de Ariza y Lucrecia de Moncada; los esponsales y la participación del joven poeta fue reflejada por Francisco Agustín Tárrega en su comedia El prado de Valencia.

No tardó mucho en ingresar en la famosa Academia de los Nocturnos  de Valencia con el seudónimo de «Secreto». En este ambiente se inició en el cultivo las letras y la composición de comedias con el mencionado dramaturgo, el canónigo Tárrega, Gaspar Aguilar y Miguel Beneyto, con quienes publica sus dos primeras obras teatrales, El amor constante y El caballero bobo, en una edición conjunta de 1608.

Entre 1593 y 1600 desempeñó desde El Grao el cargo de «capitán de caballería de la costa del reino», al frente de una compañía de caballería cuya misión era la defensa de las costas valencianas de los ataques corsarios.

Tras un desafortunado matrimonio en 1593 con Helena Fenollar, que acabaría en separación y dejó numerosos testimonios de infelicidad conyugal en sus obras, a fines de 1595 contrajo nupcias con Marquesa Girón de Rebolledo, hija del señor de Andilla, con la que tuvo una hija. Pero la desgracia vino a quebrar la familia, pues en 1597 moría su madre y poco después su esposa y su única hija, Juana. Hasta este año su teatro había seguido la dramaturgia del grupo de autores valencianos formado por Andrés Rey de Artieda y Cristóbal de Virués, entre otros, pero fue entonces cuando debió de conocer a Lope de Vega, que entonces recalaba en Valencia, y la concepción nueva del teatro del «Fénix de los ingenios» le influyó de modo notable.

Buscando amparo, hacia 1601 entró al servicio de Carlos de Borja, duque de Gandía, como «procurador general». En 1606 se encuentra en Italia sirviendo al virrey de Nápoles, Juan Alonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente, y poco después fue nombrado por el virrey gobernador de Scigliano. Regresó hacia 1609 a Valencia, donde contrajo una grave enfermedad que le mantuvo convaleciente durante tres años. En su ciudad natal intentó revitalizar las academias poéticas creando en 1616 la «Academia de los Montañeses del Parnaso». En 1618 se imprime en Valencia la Primera Parte de sus comedias, doce obras que abarcaban dramas desde su primera etapa valenciana de 1593.

A finales de ese año o comienzos del 1619 marchó a probar fortuna en la escena madrileña sirviendo a Juan Téllez Girón, marqués de Peñafiel, primogénito de don Pedro Girón, duque de Osuna; allí participa en numerosos certámenes poéticos, como los convocados en 1619 por la beatificación y canonización de san Isidro. En este periodo se intensificó notablemente su actividad literaria. Sus obras son representadas por la compañía de Antonio de Prado y obtiene el pleno reconocimiento como poeta dramático, pues recibe los elogios de Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Baltasar Gracián y de otros dramaturgos contemporáneos. Su obra Las mocedades del Cid fue valorada ya en estos años como un hito del drama histórico nacional. También triunfó en la comedia, merced al éxito de la mitológica Dido y Eneas, que supuso el encumbramiento de la actriz Ángela Dido, a cuyo papel debió su nombre artístico.

Fue nombrado caballero de Santiago en 1623 aunque, debido a que fue involucrado en 1624 como supuesto instigador de la muerte de un caballerizo del nuncio (asunto del que fue absuelto), no pudo vestir los codiciados hábitos. En 1625 contrajo nuevo matrimonio con Ángela María Salgado, una dama de compañía de la esposa de su protector el ya duque de Osuna, una joven más de treinta años menor que él. Extraña un matrimonio tan desigual cuando en sus comedias había satirizado frecuentemente el casamiento entre hombres de edad provecta y jovencitas. Sin embargo Guillén había pasado toda su vida buscando la protección de la nobleza debido a sus frecuentes problemas económicos. La dote de esta jovencita le permitió pasar con desahogo los años que le restaban de vida. En el terreno literario, manda imprimir la Parte Segunda de sus comedias, que fue el último volumen de obras dramáticas que publicó. El resto de su obra atribuida o en colaboración, ha sido recopilada a partir de manuscritos sueltos y ediciones de los representantes de la época. Murió el 28 de julio de 1631 tras testar a favor de su esposa.

Obra

Compuso gran variedad de obras teatrales. Su drama más célebre es Las mocedades del Cid, que más tarde adaptaría Corneille en El Cid. Escribió una segunda parte de esta obra, Las mocedades del Cid, comedia segunda o Segunda de las hazañas del Cid (como reza el índice de la edición de sus comedias), habitualmente conocida y editada como Las hazañas del Cid. También fue estimado por su creación de caracteres, muestra de ello sería el atildado protagonista de El Narciso en su opinión.

Tres de sus piezas se inspiran en obras de Miguel de Cervantes: El curioso impertinente, convertida en una tragedia de tono cómico, La fuerza de la sangre y Don Quijote de la Mancha, en la que los dos universales figuras son solo un contrapunto cómico de humor directo de entremés a los amores cruzados de Cardenio, Luscinda, Fernando y Dorotea.

En el resto de su producción destacan obras caballerescas, tal El nacimiento de Montesinos, dramas históricos entre los que se encuentra El más impropio verdugo, obras de capa y espada, como Los malcasados de Valencia, y las piezas mitológicas Progne y Filomena y Dido y Eneas. Creó tragicomedias en obras como El perfecto caballero y dramas: La justicia en la piedad. Otras obras destacadas son el temprano pero sólido drama épico El conde Alarcos y la impactante tragedia El amor constante, una de sus dos primeras obras.