Capítulo 20

Después de la película

El Kinema Theatre se estaba vaciando después de la última sesión. En la calle, Bess se volvió hacia el soldado llamado Fat y le dijo:

—Bueno, tenemos que irnos a casa.

—Gracias, chicas norteamericanas —dijo Fat. Era hora de decir adiós, y sin embargo todos seguían juntos en la calle, como si estuviera a punto de suceder algo maravilloso pero inescrutable. El soldado llamado Fat miró a Bess y luego a Mary, por fin dio un beso despreocupado e inocente a Bess y otro a Mary.

El soldado llamado Horse exclamó:

—Anda, ¿y qué pasa con nosotros? Nosotros también somos alguien. También estamos en el ejército. —Así que él también besó a las chicas. Y después las besó Texas.

Una mujer que pasaba por la calle los miró con disgusto e irritación. Las chicas dieron media vuelta y se alejaron a toda prisa por la calle. El soldado llamado Horse saltó, luego empujó al soldado llamado Texas, que saltó a su vez y empujó al soldado llamado Fat. Se alejaron por una calle lateral, gritándose entre ellos.

—Yujuuu —gritó Horse.

—¡Menuda labia! —le gritó Texas a Fat—. ¡Pero menuda labia!

El soldado llamado Fat soltó una risita feliz.

—¡Oh, muchacho! —gritó—. ¡Cuando llegue al Congreso sí que les voy a soltar un par de frescas!

—Yipi-ye-yaaa —gritó Horse, y se puso a cantar—. «Git along little doggies. It’s your misfortune and none of my own».[2]

Los tres soldados se pusieron a saltar ágilmente al potro mientras se alejaban por la calle mojada y oscura en dirección a lo que demonios fuera que les esperaba a cada uno de ellos, con la ayuda de Dios.