Del color de los indios
Una de las maravillas que Dios usó en la composición del hombre es el color; y así, pone muy agradable admiración y gana de contemplarlo, viendo un hombre blanco y otro negro, que son del todo contrarios colores; pues [309] si meten un bermejo entre el negro y el blanco, ¡qué divisada librea parece! Cuanto es de maravillas por estos colores tan diferentes, tanto es de considerar cómo se van diferenciando unos de otros, casi por grados; porque hay hombres blancos de muchas maneras de blancura, y bermejos de muchas maneras de bermejura, y negros de muchas maneras de negrura; y de blanco va a bermejo por descolorido y rubio, y a negro por cenizo, moreno, loro y leonado como nuestros indios, los cuales son todos en general como leonados o membrillos cochos, o tiriciados o castaños, y este color es por naturaleza, y no por desnudez, como pensaban muchos, aunque algo les ayuda para ello ir desnudos; de suerte que así como en Europa son comúnmente blancos y en África negros, así también son leonados en nuestras Indias, donde tanto se maravillan de ver hombres blancos como negros. Es también de considerar que son blancos en Sevilla, negros en el cabo de Buena Esperanza y castaños en el río de la Plata, estando en iguales grados de la Equinoccial; y que los hombres de África y de Asia que viven bajo la tórrida zona sean negros, y no lo sean los que viven debajo la misma zona en México, Yucatán, Cuauhtemallán, Nicaragua, Panamá, Santo Domingo, Paria, cabo de San Agustín, Lima, Quito y otras tierras del Perú que tocan en la misma Equinoccial. Solamente se hallaron ciertos negros en Cuareca cuando Vasco Núñez de Balboa descubrió la mar del Sur, por lo cual es opinión que va en los hombres y no en la tierra; que bien puede ser, aunque todos seamos nacidos de Adán y Eva; bien que no sabemos la causa por qué Dios así lo ordenó y diferenció, mas de pensar que por mostrar su omnipotencia y sabiduría en tan diversa variedad de colores que tienen los hombres. También dicen que no hay crespos, que es otro notable, y pocos calvos, que dará cuidado a los filósofos para rastrear los secretos de natura y novedades del Mundo Nuevo, y las complisiones del hombre.