De las vacas corcovadas que hay en Quivira
Todo lo que hay de Cicuic a Quivira es tierra llanísima, sin árboles ni piedras, y de pocos y chicos pueblos. Los hombres visten y calzan de cuero, y las mujeres, que se precian de largos cabellos, cubren sus cabezas y vergüenzas con lo mismo. No tienen pan de ningún grado, según dicen, que lo tengo a mucho. Su principal vianda es carne, y aquélla muchas veces cruda, por costumbre o por falta de leña. Comen el sebo así como lo sacan del buey, y beben la sangre caliente, y no mueren, aunque dicen los antiguos que mata, como hizo a Empedócles y a otros. También la beben fría, desatada en agua. No cuecen la carne por falta de ollas, sino ásanla, o, mejor dicho, caliéntanla a lumbre de boñigas. Comiendo, mascan poco y tragan mucho; y teniendo la carne con los dientes, la parten con navajones de pedernal, que parece bestialidad. Mas tal es su vivienda y traje. Andan en compañías, múdanse, como alábares, de una parte a otra, siguiendo el tiempo y el pasto tras sus bueyes. Son aquellos bueyes del tamaño y color que nuestros toros, pero no de tan grandes cuernos. Tienen una gran giba sobre la cruz y más pelo de medio adelante que de medio atrás, y es lana. Tienen como clines sobre el espinazo, y mucho pelo y muy largo de las rodillas abajo. Cuélganles por [307] la frente grandes guedejas, y parece que tienen barbas, según los muchos pelos del garguero y varillas. Tienen la cola muy larga los machos, y con un flueco grande al cabo; así que algo tienen de león y algo de camello. Hieren con los cuernos, corren, alcanzan y matan un caballo cuando se embravecen y enojan. Finalmente, es animal feo y fiero de rostro y cuerpo; huyen de ellos los caballos por su mala catadura o por nunca haberlos visto. No tienen sus dueños otra riqueza ni hacienda. De ellos comen, beben, visten, calzan y hacen muchas cosas; de los cueros, casas, calzado, vestido y sogas; de los huesos, punzones; de los nervios y pelos hilo; de los cuernos, buches y vejigas, vasos; de las boñigas, lumbre, y de las terneras, odres, en que traen y tienen agua; hacen, en fin, tantas cosas de ellos cuantas han menester o cuantas les bastan para su vivienda. Hay también otros animales, tan grandes corno caballos, que por tener cuernos y lana fina los llaman carneros, y dicen que cada cuerno pesa dos arrobas. Hay también grandes perros, que lidian con un toro y que llevan dos arrobas de carga sobre salmas cuando van a caza o cuando se mudan con el ganado y hato.