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Calidad de la tierra de Nicaragua

La provincia de Nicaragua es grande, y más sana y fértil que rica, aunque tiene algunas perlas y oro de poca ley. Era de muchos jardines y arboledas. Ahora no hay tantos. Crecen muchos árboles, y el que llaman ceiba engorda tanto, que quince hombres asidos de las manos no lo pueden abarcar. Hay otros hechura de cruz, y unos que se les seca la hoja si algún hombre la toca, y una yerba con que revientan las bestias, de la cual hay mucha en el Nombre de Dios y por allí. Hay muchos árboles que llevan como ciruelas coloradas, de que hacen vino. También lo hacen de otras frutas y de maíz. Los nuestros lo hacen de miel, que hay mucha, y que los conserva en su buen color. Las calabazas vienen a maduración en cuarenta días, y es una gruesa mercadería, ca los caminantes no dan paso sin ellas por la falta de aguas, y no llueve mucho. Hay grandes culebras, y tómanse por la boca, como dicen de las víboras. En todas las Indias se han visto y muerto muchas y muy grandes sierpes, empero las mayores son en el Perú, y no eran tan bravas ni ponzoñosas como las nuestras y las africanas. Hay unos puercos con el ombligo en el espinazo, que luego hieden en matándolos, si no se lo cortan. Por la costa de Nicaragua suelen andar ballenas y unos monstruosos peces, que sacando el medio cuerpo fuera del agua sobrepujan los mástiles de naos: tan grandes son. Tienen la cabeza como un tonel, y los brazos como vigas, de veinte y cinco pies, con que patea y escarba. Hace tanto estruendo y hoyo en la agua, que asombra los mareantes, y no hay quien no tema su fiereza, pensando que ha de hundir o trastornar el navío. Hay también unos peces con escamas, no mayores que bogas, los cuales gruñen como puercos en la sartén, y roncan en la mar, y por eso los llaman roncadores. A Francisco Bravo y a Diego Daza, soldados de Francisco Hernández, les medio comieron lo suyo cangrejos, andando perdidos en una balsilla, en la cual navegaron o mejor diciendo nadaron nueve días o diez sin beber y sin comer otro que cangrejos, que tomaban en las ingles; y según ellos contaban en Tuenque, do aportaron, no comían ni mordían sino del miembro y sus compañeros.