CLXXIV

De cómo Pizarro degolló a Vela Núñez

Hizo Pizarro justicias de tres vecinos de Quito, que seis meses había estaban condenados por el licenciado León, cuyos repartimientos y mujeres dio luego a otros, según dicen algunos. Otros, que loan su clemencia, lo niegan. Ordenó las cosas de aquella ciudad y territorio, y fuése a Los Reyes como cabeza del Perú, para residir allí y gobernar todo lo demás. Tres leguas antes de llegar a Lima, donde le hiciera grandes fiestas don Antonio de Ribera, lo alcanzó Diego Velásquez, mayordomo de Hernando Pizarro, con cartas [254] de Pedro de Hinojosa y de otros capitanes que estaban en Panamá, en las cuales le avisaban el vencimiento de Verdugo y la venida de Gasca. Alababa mucho Hinojosa a Gasca en dos cartas, y ofrecíase a sacarle lo que traía, por más callado ni astuto que fuese, con buenos medios que tenía; y si no trajese lo que les cumplía, que lo mataría de presto. Estas cartas destruyeron a Pizarro, que se confió y descuidó, teniendo su negocio por hecho, o con firmeza de Hinojosa, o con partido que hiciera, ca ciertamente si Hinojosa le escribiera que obedeciera a Gasca, lo hiciera, porque ya él estaba determinado a ello por consejo de sus capitanes y letrados, que podían mucho con él, en ausencia de Francisco Caravajal; así que, confiado de Hinojosa, no temía revés ninguno de la fortuna, ni hacía caso de Gasca, sino que todo era fiestas, juegos de cañas y pasatiempos, aunque con atención al gobierno. Acusaron en este tiempo a Vela Núñez, hermano del virrey, y cortáronle la cabeza. El trato salió de Juan de la Torre. Tenía Juan de la Torre más de cien mil castellanos en barrillas y tejuelos de oro limpio y un cofre de esmeraldas finas que había habido de los indios por su gentil astucia, sin hacerles mal, ca les halló una riquísima sepultura y tesoro. Deseaba venirse a España con ello, y no se atrevía por Pizarro, o por no confiarse de nadie. Trató el negocio con Vela Núñez, para que se fuesen ambos en un navío de Pizarro. Sobrevino en esto la nueva que iba Pero Hernández Paniagua con despachos de Gasca, en que hacía gobernador a Pizarro, y acordó de vender a Vela Núñez por ganar la gracia de Pizarro, y para más engañarle puso en poder del guardián de San Francisco veinte y cinco mil castellanos, y juróle sobre una hostia consagrada, delante el mismo fraile, de no descubrirlo, ca Vela Núñez se recelaba mucho de lo que fue; y desde a tres o cuatro días lo dijo a Pizarro. Él le mandó que continuase el trato para saber quiénes eran con Vela Núñez. Prendieron algunos, que con tormento confesaron el negocio, y degollaron a Vela Núñez sin darle tormento, que lo tuvo en mucho, y más aína que muchos querían, a persuasión del licenciado Caravajal, que le temía por haber usado de crueldad con su hermano Blasco Núñez.