CLXIII

Lo que Cepeda hizo tras la prisión del virrey

Luego que fue preso el virrey partieron los oidores, según ya dije, los negocios, y Cepeda, que gobernaba, deshizo las albarradas de la ciudad que hizo Blasco Núñez, dio pagas a los soldados y comida; repartió a cada vecino como tenía, hizo y aderezó arcabuces y otras armas; nombró por capitanes de la infantería a Pablo de Meneses, Martín de Robles, Mateo Ramírez, Manuel Estacio, y a Jerónimo de Aliaga de los caballos; por maestre de campo, a Antonio de Robles, y a Ventura Beltrán por sargento mayor. Ordenó dos provisiones, con acuerdo de los oidores y oficiales del rey, para Gonzalo Pizarro, en que le mandaba dejar y deshacer la gente de guerra, so pena de ser traidor, si quería venir a Los Reyes; y si no quería venir, que enviase procuradores con poderes e instrucciones bastantes a suplicar de las ordenanzas, como publicaba; que la Audiencia le oiría y guardaría justicia, pues el virrey, de quien se temía, no estaba allí; envió la una de aquellas provisiones con Lorenzo de Aldana, el cual se comió la provisión sin presentarla; porque si la presentara en el real de Pizarro o guardara en el pecho, lo ahorcara Francisco de Caravajal, maestro de campo, y aun así lo quiso ahorcar; mas valióle Gonzalo Pizarro, que fueran amigos y prisioneros de Almagro. La otra envió con Agustín de Zárate, contador mayor de cuentas, dándole por acompañado a don Antonio de Ribera, amigo y cuñado de Pizarro, ca era casado con doña Inés, mujer que fue de Francisco Martín, hermano de madre del marqués Francisco Pizarro. Cuando las provisiones llegaron había muerto Pizarro a Felipe Gutiérrez, Arias Maldonado y Gaspar Rodríguez, y no osó o no quiso fiarse de los oidores ni deshacer su gente. Envió a Hierónimo de Villegas que detuviese y atemorizase al contador Zárate para que cuando llegase al real no osase hacer sino lo que él y sus capitanes quisiesen; y por esto Zárate no pudo hacer otra diligencia ni traer más recaudo del que ellos mismos le dieron; la suma del cual fue que hiciesen los oidores gobernador a Gonzalo Pizarro; si no, que los mataría. [236]