CLII

Nuevas leyes y ordenanzas para las Indias

Sabiendo el emperador los desórdenes del Perú y malos tratamientos que se hacían a los indios, quiso remediarlo todo, como rey justiciero y celoso del servicio de Dios y provecho de los hombres. Mandó al doctor Figueroa tomar sobre juramento los dichos de muchos gobernadores, conquistadores y religiosos que habían estado en Indias, así para saber la calidad de los indios con el tratamiento que se les bacía, y aun porque le decían algunos frailes que no podía hacer la conquista de aquellas partes. Así que buscó personas de ciencia y de conciencia que ordenasen algunas leyes para gobernar las Indias buena y cristianamente; las cuales fueron el cardenal fray García de Loaisa, Sebastián Ramírez, obispo de Cuenca y presidente de Valladolid, que había sido presidente en Santo Domingo y en México; don Juan de Zúñiga, ayo del príncipe don Felipe y comendador mayor de Castilla; el secretario Francisco de los Cobos, comendador mayor de León; don García Manrique, conde de Osorno y presidente de Ordenes, que había entendido en negocios de Indias mucho tiempo, en ausencia del cardenal; el doctor Hernando de [220] Guevara y el doctor Juan de Figueroa, que eran de la Cámara, y el licenciado Mercado, oidor del Consejo Real; el doctor Bernal, el licenciado Gutiérrez Velázquez, el licenciado Salmerón, el doctor Gregorio López, que oidores eran de las Indias, y el doctor Jacobo González de Artiaga, que a la sazón estaba en consejo de Órdenes. Juntábanse a tratar y disputar con el cardenal, que posaba en casa de Pero González de León, y ordenaron, aunque no con voto de todos, obra de cuarenta leyes, que llamaron ordenanzas, y firmólas el emperador en Barcelona y en 20 de noviembre, año de 1542.