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Visita del Consejo de Indias

De las revueltas del Perú que contado habemos resultó visita del Consejo de Indias y nuevas leyes para regir aquellas tierras, causadoras de grandes muertes [219] y males, no por ser muy malas, sino por ser rigurosas, como luego diremos. Hizo la visita el doctor Juan de Figueroa, oidor del Consejo y Cámara del Rey. Eran oidores de aquel Consejo el doctor Beltrán, el licenciado Gutiérrez Velázquez, el doctor Juan Bernal de Luco y el licenciado Juan Suárez de Caravajal, obispo de Lugo; fiscal, el licenciado Villalobos; secretario, Juan de Sámano, y presidente, fray García de Loaisa, cardenal y arzobispo de Sevilla. El emperador, vista la información y testigos, quitó de la audiencia al doctor Beltrán y obispo de Lugo. El obispo perseveró en corte, y desde a cuatro o cinco años lo hizo el rey comisario general de la Cruzada. El doctor Beltrán se fue a Nuestra Señora de Gracia, de Medina del Campo, donde tenía casa, y también le perdonó el emperador y le mandó dar su hacienda y salario acostumbrado en su casa; mas la cédula de estas mercedes llegó con la muerte. Daba gracias a Dios que lo dejó morir sin negocios, sin juegos ni trapazas. Era agudo y resoluto; tuvo muchos y grandes salarios siendo abogado; dejólos por el Consejo Real, y removiéronle de él. Vile llorar sus desventuras, quejándose de sí mismo porque dejó la abogacía por la audiencia. Fue muy tahúr, y jugaban mucho su mujer e hijos, que lo destruyeron. A toda suerte de hombres está mal el juego, y peor a los que tienen negocios, y negocios de rey y reinos. No faltó quien tachase al cardenal, pensando suceder en la presidencia; mas él era libre, acepto al emperador y amigo del secretario Francisco de los Cobos, que tenía la masa de los negocios.