CXXXIII

La rebelión de Mango, inca, contra españoles

Mango, hijo de Guaynacapa, a quien Francisco Pizarro dio la borla en Vilcas, se mostró bullicioso y hombre de valor, por lo cual fue metido en la fortaleza del Cuzco en prisiones de hierro. Mas desde allí, y aun antes que le prendiesen, tramó matar los españoles y hacerse rey como su padre fue. Hizo hacer muchas armas de secreto y grandes sementeras para tener el pan abasto en las guerras y cercos que poner esperaba. Concertó con su hermano Paulo, con Villaoma y Filipillo, que matasen a Diego de Almagro con todos los suyos en los Charcas, o donde más aparejo hallasen, que así haría él a Pizarro y a cuantos estaban en Lima, Cuzco y las otras poblaciones. [193] No podía Mango ejecutar su propósito estando preso; y rogó a Juan Pizarro, que conquistando andaba sobre el Collao, lo soltase antes que viniese Fernando Pizarro, prometiendo ser muy leal y obediente al gobernador. Como se vio suelto, hízose muy familiar de Fernando Pizarro, que le pedía dineros, para huir del Cuzco a su salvo con su amistad y favor. Así que pidió licencia a Fernando Pizarro para ir a una solemne fiesta que se hacía en Hincay, y que le traería de allá una estatua de oro maciza, que al propio tamaño de su padre estaba labrada. Fuese la Semana Santa del año de 1536. Cuando en Hincay estuvo, mofaba y blasfemaba de los españoles. Convocó muchos señores y otras personas, y dio conclusión en el alzamiento que pensaba. Hizo matar muchos españoles que andaban en las minas, y cuantos indios los servían. Envió un capitán con buen ejército al Cuzco; el cual llegó y entró tan súbito, que tomó la fortaleza, sin que los españoles estorbarlo pudiesen, y la sostuvo seis o siete días. En fin de los cuales la recobraron los nuestros peleando reciamente. Murieron sobre ella algunos, y Juan Pizarro, de una pedrada que de noche le dieron en la cabeza. Sobrevino Mango, cercó la ciudad, púsole fuego, y combatíala cada lleno de Luna.