La entrada que Diego de Almagro hizo al Chili
Aderezóse Almagro para ir al descubrimiento de Chili, como estaba concertado. Dio y emprestó muchos dineros a los que iban con él, porque llevasen buenas armas y caballos, y así juntó quinientos y treinta españoles muy lucidos y que de buena gana querían ir tan lejos por su liberalidad y por la gran fama de oro y plata de aquellas tierras. Muchos también hubo que dejaron su casa y repartimientos por ir con él, pensando mejorarlos. Almagro, pues, dejó allí en el Cuzco a Juan de Rada, criado suyo, haciendo más gente. Envió delante a Juan de Saavedra, de Sevilla, con ciento, y él partióse luego con los otros cuatrocientos y treinta, y con Paulo y Villaoma, gran sacerdote, Filipillo y otros muchos indios honrados y de servicio y carga. Topó Saavedra en los Charcas ciertos chileses, que traían al Cuzco, no sabiendo lo que pasaba, su tributo en tejuelas de oro fino, que pesaron ciento y cincuenta mil pesos. Fue principio de jornada, si tal fin tuviera. Quiso prender allí al capitán Gabriel de Rojas, que por Pizarro estaba. Mas él se guardó y se volvió al Cuzco por otro camino con su gente. De los Charcas al Chile pasó Almagro mucho trabajo, hambre y frío, ca peleó con grandes hombres de cuerpo, y diestros flecheros. Heláronsele muchos hombres y caballos, pasando unas grandes sierras nevados, donde también perdió su fardaje. Halló ríos que corren de día y no de noche, a causa que las nieves se derriten con el sol y se hielan con la luna. Visten los de Chile cueros de lobos marinos; son altos y hermosos; usan arcos en la guerra y caza; es la tierra bien poblada y del temple que nuestra Andalucía, sino que allá es de noche cuando acá día, y su verano cuando nuestro invierno. En fin, podemos decir que son antípodas nuestros. Hay muchas ovejas, como en el Cuzco, y muchos avestruces. Españoles los mataban a caballo, poniéndose en paradas; que un caballo no corre tanto como trota un avestruz. [192]