CXIX

Linaje de Atabaliba

Los hombres más nobles, ricos y poderosos de todas las tierras que llamamos Perú son los incas, los cuales siempre andan trasquilados y con grandes zarcillos en las orejas, y no los traen colgados, sino engeridos dentro, de tal manera, que se les agrandan, y por esto los llaman los nuestros orejones. Su naturaleza fue de Tiquicaca, que es una laguna en el Collao, cuarenta leguas del Cuzco, la cual quiere decir isla de plomo, ca de muchas isletas que tienen pobladas alguna lleva plomo, que se llama tiqui. Boja ochenta leguas; recibe diez o doce ríos grandes y muchos arroyos; despídelos por un solo río, empero muy ancho y hondo, que va a parar en otra laguna cuarenta leguas hacia el oriente, donde se sume, no sin admiración de quien la mira. El principal inca que sacó de Tiquicaca los primeros, que los acaudilló, se nombraba Zapalla, que significa solo señor. También dicen algunos indios ancianos que se llamaba Viracocha, que quiere decir grasa del mar, y que trajo su gente por la mar. Zapalla, en conclusión, afirman que pobló y asentó en el Cuzco, de donde comenzaron los incas a guerrear la comarca, y aun otras tierras muy lejos, y pusieron allí la silla y corte de su imperio. Los que más fama dejaron por sus excelentes hechos fueron Topa, Opangui y Guaynapaca, padre, abuelo y bisabuelo de Atabaliba. Empero, a todos los incas pasó Guaynacapa, que mozo rico suena; el cual, habiendo conquistado el Quito por fuerza de armas, se casó con la señora de aquel reino, y hubo en ella a Atabaliba y a Illescas. Murió en Quito; dejó aquella tierra a Atabaliba, y el imperio y tesoros del Cuzco a Guaxcar. Tuvo, a lo que dicen, doscientos hijos en diversas mujeres, y ochocientas leguas de señorío.